VIDEO. Seguridad vulnerable: dudas tras los ataques en Brasil

¿Cómo fue tan fácil para los vándalos acceder a las sedes del Congreso, el Ejecutivo y la Corte Suprema? ¿Hubo complicidades de inteligencia? Un desastre “anunciado”

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Un día después del asalto a la sedes de los tres poderes en Brasilia por simpatizantes del expresidente Jair Bolsonaro, surgen interrogantes sobre la poca preparación, impericia e incluso sobre una eventual complicidad de las fuerzas de seguridad del distrito federal en los episodios.

¿Cómo es que los invasores pudieron acceder tan fácilmente a sitios clave del poder en Brasil? ¿Alguien financió este ataque perpetrado contra la democracia brasileña?

¿Por qué las fuerzas del orden no desmantelaron antes los campamentos de partidarios del ultraderechista Bolsonaro, instalados desde hace dos meses delante de edificios militares de todo el país, en reclamo de una intervención militar para impedir que Luiz Inacio Lula da Silva volviera al poder?

“Tragedia más que anunciada en Brasilia”, tituló el editorialista Eliomar de Lima en una crónica para el diario O Povo, de Fortaleza (noreste).

SEÑALES PREVIAS

Hubo señales que precedieron a estos eventos. El sábado por la noche, un centenar de micros con unos 4.000 partidarios de Bolsonaro llegaron a la capital y se unieron al campamento delante del cuartel general del Ejército.

El ministro de Justicia, Flavio Dino, autorizó entonces el despliegue de agentes de la Fuerza Nacional de Seguridad Pública, un cuerpo policial especial enviado a diferentes estados en caso de amenaza contra la ley y el orden.

Eso no impidió que los manifestantes recorrieran 8 km desde su campamento hasta la Plaza de los Tres poderes, en cuyas inmediaciones se ubican el palacio presidencial, la sede del Supremo Tribunal Federal, y el Congreso, sin ser bloqueados por la policía.

“Hubo, diría yo, incompetencia, mala voluntad o mala fe de las personas que cuidan de la seguridad pública del Distrito Federal”, afirmó el domingo Lula, antes de volver a Brasilia desde San Pablo en donde visitaba una localidad afectada por inundaciones.

Las dudas también planean sobre los servicios de inteligencia del Estado. La actitud de algunos policías también fue cuestionada, a través de videos que muestran a agentes filmando la invasión con sus teléfonos en lugar de intervenir.

Mientras, las autoridades brasileñas prometieron proteger la democracia. Ayer, la policía desmanteló un campamento pro-Bolsonaro frente a un edificio militar y detuvo a unas 1.500 personas allí.

 

 

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