Los ruidos molestos de la Ciudad, en el reclamo por un niño de 10 años
Edición Impresa | 4 de Enero de 2023 | 01:23

Una reciente nota publicada en este diario sobre el sufrimiento psíquico y físico que padecen muchas personas por la elevada contaminación sonora en la Ciudad, en especial -en estas jornadas de fin de año- por los estallidos de artefactos pirotécnicos, dejó a la vista situaciones que la sociedad debiera analizar, en busca de respuestas para los justos reclamos que se formulan contra la contaminación sonora.
Una de ellas quedó expuesta en boca de un influencer platense de tan sólo 10 años de edad. “Con los estruendos siento que se viene el fin del mundo”, dijo en las últimas horas.
Si bien es verdad que en estos días, bajo la consigna “más luces, menos ruidos” el Concejo Deliberante de nuestra ciudad sancionó una ordenanza que prohíbe el uso de bombas de estruendo y pirotecnia sonora, con multas de hasta medio millón de pesos para quienes incumplan con la normativa, lo cierto es que no faltaron en las fiestas los petardos, cohetes, bengalas y otras artefactos pirotécnicos muy ruidosas.
Tal como se informó en este diario, el pequeño, que cuenta con más de 100 mil seguidores en su cuenta de Instagram y que se define como un “niño autista que habla de autismo por todo el país”, detalló los momentos de terror que vivió durante las fiestas a lo largo de su corta vida.
“Los estruendos me hacen muy mal y esos ruidos me generan dolor, además la paso muy mal debido a mi hipersensibilidad sensorial”, señaló el niño, aunque advirtió que no es el único que sufre el problema ya que “no solamente me hace mal a mi sino a los ancianos, a los animales, al medio ambiente y a los ex combatientes de Malvinas”.
Agregó que con los estallidos “siento como que se avecina el fin del mundo o que es una guerra terrible, que no sé cuándo va a terminar. Me hace doler y sufrir mucho. Siento que me quieren romper los oídos, pienso cosas terribles, la paso muy mal”, agregó.
Es evidente que en los últimos años se ha venido comprobando que cada vez se utiliza menos pirotecnia ruidosa, aunque habría que ponderar si esa disminución no obedeció en buena medida a la pandemia y a la crisis económica.
Por lo pronto, también pudo verificarse que en la reciente fiesta de fin de año se desplegó en nuestra ciudad mucho más presencia de pirotecnia ruidosa –pese a que está prohibida- que en la de Nochebuena.
La sociedad humana está intentando avanzar en las últimas décadas hacia estilos de vida más respetuosos de la vida natural y de los derechos de todos. Lo que ha dicho este niño platense de tan pocos años de edad ha sido tan elocuente y certero –tan ajustado a lo que vienen sosteniendo otorrinolaringólogos, fonoaudiólogos, psicólogos y otros que exime de ofrecer más argumentaciones.
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