Incertidumbre de israelíes cercanos a la franja

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Por CHLOE ROUVEYROLLES-BAZIRE

AFP

Los habitantes de ciudades israelíes cercanas al territorio palestino de la franja de Gaza se organizan frente a una guerra contra Hamás que puede prolongarse. Tienen miedo, pero confían en que su gobierno no los olvidará. “El diablo nos ataca”, dice Gil, un reservista destacado en la ciudad de Sderot.

Como las otras localidades del sector, Sderot está habituada desde hace años a los “Tzeva Adom” (Color rojo, en hebreo), las sirenas de alerta desencadenadas por disparos de cohetes desde Gaza. “Pero ahora es diferente”, considera Gil, quien no desea dar su apellido.

El 7 de octubre, comandos del grupo islamista Hamás, en el poder en la franja de Gaza, irrumpieron en varias localidades del sector, incluyendo Sderot, donde masacraron o capturaron habitantes.

La incursión causó más de 1.400 muertos del lado israelí y los ataques de represalia más de 3.000 en la franja de Gaza, en su mayoría civiles de ambas partes. Peter, un jubilado de 70 años que no quiso dar su nombre, va en pick-up por las calles desiertas, llevando un fusil en las manos: “Vinimos de Tel Aviv para vigilar, proteger, ayudar como se pueda”.

Con grandes bolsas de prendas para niños en su brazo, Miriam Shmailov, ama de casa de 29 años, dice tener “mucho miedo, quiero irme de aquí”. Un plan de evacuación fue puesto a disposición el domingo para los 30.000 habitantes de Sderot, para llevarlos hacia otras ciudades y alojarlos en hoteles.

Pero Shmailov, cuyo edificio fue destrozado por cohetes, por ahora está refugiada en casa de familiares fuera de la ciudad. A su regreso a Sderot, no pudo reunirse con otras personas evacuadas hacia hoteles, pues no logró conseguir los documentos necesarios.

“Me dije que no podemos esperar”, dijo mientras se alistaba para salir de la ciudad con su familia en un vehículo particular. “Benévolos como yo ayudamos a la gente a irse en nuestros vehículos”, señala Ravit Naor. El gobierno es puro “bla-bla” cuando ahora “es tiempo de actuar”. Y las ayudas financieras a los desplazados (unos 1.000 shekels o sea 235 euros por persona sola) están “lejos de ser suficientes”, agregó.

 

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