Al final estalló Juntos y se calmó el dólar
Edición Impresa | 30 de Octubre de 2023 | 04:48

Gustavo Marangoni
@gmmarangoni
El temido estallido cambiario e inflacionario post elecciones no sucedió, ya que la derrota de Javier Milei (relativa respecto a las expectativas) quitó bastante de la escena la dolarización. De esta forma Sergio Massa no solo logra quedar mejor parado en la foto inicial de cara a la segunda vuelta, sino que consigue (más allá de las medidas que toma como ministro para aumentar la oferta de USD) un “dador” involuntario de estabilidad de corto plazo en los mercados. Pero, además, el reciente acuerdo entre Milei y Macri-Bullrich aumenta está percepción, ya que el libreto económico del libertario no será aceptado a sobre cerrado por sus nuevos socios.
En cambio, lo que sí sucedió fue la implosión de la alianza perdedora Juntos por el Cambio. Más allá del cotillón de las peleas, traiciones, cenas secretas, etc., resulta apresurado leer esta ruptura (sumados a los malos pasos iniciales de Milei saliendo desesperado a amontonar dirigentes de otros espacios), como una ventaja definitiva para Massa en su carrera presidencial.
Interrogantes
La clave en este punto es esperar algunos días para entender los acuerdos que se gestaron y su impacto en la opinión pública. ¿Qué parte pone el tándem Macri-Bullrich? ¿Cuantos más sectores duros del PRO se plegarán? ¿Cuáles serán las repercusiones en los votantes del ansiado 24% que hoy quedó vacante? ¿Es solo un apoyo declarativo o empezó a gestarse un acuerdo para gobernar unidos?
Hay coincidencias en cuanto a la desorganización y falta de profesionalismo en la campaña de Milei (en las últimas semanas aparecieron personajes y declaraciones que emulaban más un centro de estudiantes que un partido político). Lo que no sabemos es si es solo eso, algo que se puede en última instancia ordenar y reencauzar con sus nuevos socios, o es un principio de descomposición que no puede revertirse tras las expectativas frustradas de alcanzar el triunfo en primera vuelta.
Si la campaña se encamina, aparecen recursos simbólicos, discursivos y “materiales” y además Milei logra manejar la transición desde sus conceptos más duros hacia cierta moderación (algo necesario para un balotaje donde naturalmente hay que tirarse al centro), entonces la disputa puede emparejarse.
Este factor es el que puede hacer persistir cierta volatilidad financiera y cambiaria en el camino al 19 de noviembre. Pero difícilmente logre desestabilizar al candidato oficialista. En este sentido (y muy de corto plazo), Massa puede confiar en que lo peor ya pasó. Resistió la corrida cambiaria y el intento por parte de LLA de extender el contagio hacia el sistema bancario con el llamado a repudiar el peso y darle aire sin techo al dólar.
La otra etapa que se viene
La calma que parece asentarse hasta la segunda vuelta y seguramente hasta el 10 de diciembre no cambia en absoluto la mirada post 10 de diciembre. Esta es otra etapa y bien distinta en las postas hasta la transición y comienzo de nuevo gobierno. El ganador, sea el que sea, deberá encarar la estabilización económica y sus múltiples desafíos macroeconómicos, para dejar atrás un ciclo de política económica que está agotado. Bien vale decir que hay muchas indefiniciones en los dos candidatos respecto a equipos y formas de encarar los desafíos. Reducir el déficit de las cuentas públicas, dejar de emitir y robustecer el Banco Central, recomponer las reservas, ordenar el desquicio que es el mercado cambiario, alinear precios relativos, entre otros, son múltiples agendas (interrelacionadas) que resultan una mochila muy pesada para quien comience a gobernar.
Difícilmente se pueda estar mejor en algún momento de 2024 (algo que es factible de conseguir) sino se logra antes desatar estos nudos y administrar sus impactos negativos en gran parte de la sociedad.
“Es vital reducir el déficit de las cuentas públicas, dejar de emitir, robustecer el Banco Central y recomponer las reservas”
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