En un Lobo flojo, donde nadie se destaca, Ivo Mammini hizo los méritos como para quedarse

Cabral es el sostén atrás; en el medio, De Blasis le sumó pases; y adelante, ninguno estuvo bien. Por eso, el autor del alarido debe ser titular

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Por MARTIN MENDINUETA

@firmamendinueta

Estar peleando por no descender, presentarse de visitante en un estadio incómodo, ir perdiendo por haber marcado mal en el gol recibido y, también, por no haber sido eficaz en las situaciones generadas, era un cóctel terrible; pero apareció Ivo Mammini, el que venía acumulando gritos en la reserva, y, de repente, lo hizo sonreír de un modo inigualable.

En un típico partido de la zona caliente, donde las presiones se hacen notar infectando el ambiente de un nerviosismo generalizado, Gimnasia estuvo a punto de perder porque se había equivocado en las dos áreas.

Su actualidad calza justo con la dificultad que le toca atravesar. Está claro que no juega bien. Todo le cuesta mucho y necesita del manejo emocional de su entrenador para no extraviarse, ni dejarse llevar por el pesimismo.

Esta vez tuvo la buena suerte de pegar un alarido fenomenal muy cerca del pitazo final, pero sería peligroso que volviera a la ciudad conforme con las opacas aristas de su actuación.

EL ÚNICO RETOQUE EN LA FORMACIÓN TITULAR SUMÓ UNA BRISA POSITIVA

Leonardo Madelón había tomado en la previa una decisión que no pasó desapercibida. Haber puesto a Pablo De Blasis por Benjamín Domínguez (bajó mucho su nivel y ayer no aprovechó el lapso donde le tocó actuar) pareció una apuesta sensata desde todo punto de vista. Representó un mensaje hacia afuera de querer plantear la estrategia alejándose un poco del perfil conservador; y, además, le estaba dando la oportunidad que merecía a un hombre capaz de sumar pases y hacer al equipo más amigo de la pelota.

De Blasis, que sintió el desgaste en el segundo tiempo y fue correctamente reemplazado por el Pata Castro, no deslumbró, aunque supo entregar una propuesta diferente, propiciando asociaciones indispensables para cualquier equipo criterioso.

El principal déficit de ayer se centró en el ataque. Ninguno de los cuatro delanteros estuvo a la altura de un partido bravo desde todo punto de vista. Lucharon, corrieron y fueron incapaces de generar al menos una mínima cuota de desequilibrio.

El momento de Tarragona es demasiado flojo. La actualidad de Eric Ramírez y el presente del uruguayo Abaldo tampoco conforman. Después de lo observado en Córdoba, Mammini puede ingresar por cualquiera de ellos. No está claro quién merece salir; lo único concreto es que ante Argentinos Juniors el goleador debe estar entre los once titulares.

PRIMER CAPÍTULO SIN SUSTOS EN DEFENSA, CON CABRAL DE LÍDER

La solidez mens sana aguantó un tiempo porque salió distraído en el complemento. Hasta el gol de Instituto, Cabral había sido el líder y mejor referente de la última línea.

Representó una carencia grave no haber sido eficaz en las situaciones que tuvo para anotar, especialmente en el mano a mano que desperdició Ramírez. Si eso terminaba en gol, vaya uno a saber para qué lado podría haber derivado el trámite de las acciones.

La preocupante actualidad de los delanteros encuentra una puerta abierta a la esperanza en el olfato goleador de quien estaba, injustamente, postergado. Mientras el que ingresaba como variante era Franco Soldano, Mammini hacía goles en la reserva. Los hinchas preguntaban por qué no estaba en el primer equipo y nadie tenía la respuesta.

 

Ningún atacante estuvo a la altura. Por eso, Mammini regresó a escena y gritó un gol de oro

 

La fuerza del bonito cabezazo que gritó con alma, corazón y vida será imposible de detener. El director técnico cometería un craso error si no lo ubicara de titular en el duro examen frente a Argentinos Juniors.

Gimnasia pelea y eso es bueno. Encontró en Cabral a un zaguero duro que le sirve. Hoy está mejor que Morales y se ha convertido en el Jefe atrás. Ahora tiene que hallar un buen conductor en el medio y un hombre temible en ataque.

 

Gimnasia

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