La Catedral fue la obra más larga de la historia platense

Su construcción completa se prolongó durante poco más de un siglo ante la impaciencia de varias generaciones de platenses por ver concluido el templo mayor de la Ciudad

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Ninguna otra de las grandes edificaciones encaradas por el Estado provincial desde los tiempos fundacionales de nuestra ciudad demoró tanto tiempo en ser concluida como la de la Catedral.

Hasta el 19 de noviembre de 1999, los platenses debieron esperar poco más de un siglo para ver la Catedral de la Inmaculada Concepción completada, y admirar así, a partir de esa jornada, con profunda emoción, la mejor postal de la capital de la provincia de Buenos Aires, con sus dos torres laterales de 112 metros de altura y toda la imponencia arquitectónica de uno de los templos cristianos más grandes del continente.

En la mayoría de las ciudades de los países americanos de origen hispánico, lo habitual era que la iglesia fuera la primera estructura construida, alrededor de la cual se desarrollaba posteriormente el entorno urbanístico. En La Plata, en cambio, ese proceso se dio exactamente de manera inversa por motivos que nunca han quedado del todo claros y en torno a los cuales se tejieron las más variadas hipótesis.

Entre ese cúmulo de teorías, las más difundidas ponían el acento en que el terreno no resistiría el peso de las dos altísimas torres laterales (que terminaron por construirse a fines del siglo pasado, aunque con distinta estructura interior a la del resto de la construcción) o que ambas provocarían el colapso del resto de la amplia estructura edilicia.

Obviamente nada de eso sucedió, pero la enorme dimensión y antigüedad del templo demandaban la casi permanente realización de tareas de mantenimiento, algunas de las cuales, a veces, se demoraban bastante, aunque la Catedral sigue mostrando una vista formidable con su característico color rojizo y con la coqueta Plaza Moreno por delante.

Diseñada y construida en un estilo neogótico con ladrillo a la vista, lo que en su momento constituyó una muy bien ponderada innovación arquitectónica, la Catedral platense sigue provocando la admiración de arquitectos y urbanistas de todo el mundo.

CONTROVERSIAL HISTORIA

Ya desde el principio la construcción de la Catedral tuvo singulares tropiezos. Antes del 19 de noviembre de 1882 el gobierno provincial había convocado a concursos nacionales e internacionales de proyectos para la edificación de los primeros y distintos grandes edificios públicos de la futura ciudad, obteniéndose en todos los casos, salvo en el de la Catedral, varias propuestas de arquitectos argentinos y más que nada europeos.

Al no presentarse propuesta alguna, el concurso de la Catedral debió ser declarado desierto, de modo que el proyecto fue diseñado por el Departamento de Ingenieros de la provincia de Buenos Aires, al mando del ingeniero Pedro Benoit con dibujos del arquitecto Ernesto Meyer y la colaboración de Emilio Coutaret.

El diseño, de estilo neogótico francés, se inspiró en la catedral gala de Amiens y en la alemana de Colonia.

Pese a que los principales edificios comenzaron a edificarse ya a fines de 1882 y comienzos de 1883, recién a principios de abril de 1884 y a pocos días de concluir su mandato como gobernador bonaerense, Dardo Rocha colocó la piedra fundamental de la Catedral dentro de una urna de cristal junto con monedas de plata y bronce, tarjetas y una medalla con la imagen del preclaro Pontífice León XIII.

UNA OBRA DEMASIADO LENTA

A mediados de 1884, el diseño definitivo comenzó a ser parcialmente redefinido en algunos aspectos. Por este motivo, las obras se iniciaron en 1885 pero a un ritmo muy lento y con sólo una cuadrilla de un puñado de obreros.

La obra siguió llevándose a cabo de ese modo por varios años y se detuvo en diversas ocasiones ante las airadas y reiteradas críticas de la sociedad platense. Inexplicablemente y según dan cuenta las crónicas de la época, para 1898 ni siquiera se habían terminado los cimientos del que sería el templo mayor de La Plata.

Una nota del diario EL DIA de 1903 daba cuenta de que a esa fecha nuestra ciudad ya tenía 21 años de vida y que cundía entre los vecinos una gran decepción y fuerte enojo por el lentísimo discurrir de los trabajos de construcción de la Catedral; por lo cual, “junto con autoridades gubernamentales se conformó una comisión especial para insuflar impulso a la obra”.

 

La Catedral fue diseñada y construida en un estilo neogótico con ladrillo a la vista

 

El gobierno provincial esbozó una reacción débil disponiendo que a partir de ese año se comenzara a destinar en cada presupuesto anual una partida especial para la edificación de la Catedral.

Poco después, según narró una crónica de este diario, “se completaron los cimientos y se comenzaron a levantar los muros; la obra se fue haciendo visible para los vecinos. Los trabajos no tuvieron interrupción hasta 1920, época en la que casi se había llegado a la base de las torres”.

Luego la obra volvió a paralizarse, según el Ejecutivo provincial, por falta de fondos, pero unos años después se retomaron los trabajos, colocándose los techos de cobre y la aguja central.

HABILITACIÓN OFICIAL

El 19 de noviembre de 1932, al cumplirse el cincuentenario de La Plata, el templo fue oficialmente inaugurado pese a encontrarse aún inconcluso, pues le faltaban aspectos muy importantes como las torres laterales y nada menos que el piso y numerosas obras de mampostería interior.

La nave central de la Catedral cubre 7 mil metros cuadrados

Tras la inauguración, la obra prosiguió más lentamente que antes; después de la colocación del piso en 1941, los trabajos volvieron a paralizarse, siempre con la excusa oficial de la escasez de recursos, mientras se hacían circular las teorías del excesivo peso de toda la obra y el posible derrumbe; nada de lo cual, como se dijo, era cierto.

Los platenses a través de la Iglesia y de varias instituciones volvieron a presentar sus quejas ante el gobierno bonaerense, desde el cual se sostuvo que la paralización de la obra de la Catedral sería temporaria.

Pero eso tampoco fue cierto porque la obra se detuvo por décadas y en el interior del templo se comenzaron a registrar deterioros edilicios que se fueron agravando con el tiempo y ante la persistente y neblinosa impasividad de los gobiernos provinciales que se fueron sucediendo con el denominador común de ignorar la culminación de la mayor iglesia de la capital bonaerense.

EL CAPÍTULO FINAL

Más de medio siglo después, el por entonces gobernador Eduardo Duhalde anunció su decisión de concluir la construcción de la Catedral.

De ese modo, en 1995 la dirección de Arquitectura de Obras Públicas de la Provincia y la Fundación Catedral llevaron a cabo trabajos de restauración como la del bellísimo y amplio rosetón central del frente, del portón y de la imponente y en ese momento muy deteriorada aguja central.

Tras ese inicio del complejo y necesario proceso para finalizar la gran obra, al año siguiente el gobierno bonaerense creó una Unidad Ejecutora que tendría a su cargo la concreción de esos costosos y complicados trabajos, que incluían el levantar las dos soñadas torres laterales.

En ese momento se llevó a cabo un relevamiento total del estado de la Catedral y una revisión de los planos originales, lo que permitió confeccionar los pliegos para la licitar los trabajos que comenzaron a gran velocidad en 1998 con la restauración y terminación de la fachada y el micropilotaje para reforzar los cimientos.

Posteriormente se procedió a la difícil pero exitosa restauración de espléndidos vitrales, la instalación del campanario y la edificación de las dos grandes torres laterales y simétricas, cada una de las cuales cuenta con una altura de 112 metros, denominándose “Jesús” la que da a la calle y “María” la otra. En esta última se instaló un carillón sinfónico de 25 campanas construidas en Italia y afinadas en distintas notas musicales, y un sistema computacional que permite la ejecución de sesenta melodías distintas.

Por otra parte, en la Torre de Jesús se instaló un ascensor vidriado al que se accede a través del Museo Eclesiástico de la Fundación Catedral y que permite poder ver desde lo alto gran parte de la ciudad y hasta incluso el Río de la Plata. También se puede acceder a dos miradores dispuestos a 42 y 63 metros de altura cada uno.

Como muchos recordarán, el 20 de diciembre de 1998 el Ballet del Teatro Argentino desplegó una coreografía preparada para el “Magnificat” de Bach, para celebrar las obras de terminación de la fachada e instalación de los cristales del rosetón.

LA ANSIADA INAUGURACIÓN

El 19 de noviembre de 1999 se inauguró definitivamente nuestra Catedral; en Plaza Moreno no cabían más personas y la emoción de esas tantas decenas de miles de platenses allí presentes se percibía con fuerza.

El solemne acto fue encabezado por el cardenal Raúl Primatesta representando al Papa Juan Pablo II y comenzó con la ejecución del Himno por parte de la Orquesta Estable del Teatro Argentino y un coro de 450 voces. Luego se leyó un mensaje del Sumo Pontífice, y tras la bendición de las obras por parte del Arzobispo local, Mons. Galán, tuvo lugar un gran espectáculo de juegos lumínicos, la ejecución con las campas del carrillón del “Aleluya” de Haendel con el coro, y el cierre con fuegos artificiales mientras las campanas de la Catedral soltaban al vuelo en la noche platense el “Himno a la alegría”, de la Novena sinfonía de Beethoven.

La Catedral de La Plata es una de las más importantes de América Latina

 

141º Aniversario de la ciudad de La Plata
Catedral

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