Con el libertario Milei, Argentina no puede darse el lujo de otro fracaso

El prestigioso medio trazó una radiografía de lo que eligió el país en el balotaje. Creen que es “una vía de alto riesgo” para una reforma económica radical. Y describe los problemas y desafíos de una economía en crisis

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Argentina ha entrado en territorio desconocido con la elección del autodenominado ‘anarcocapitalista’ Javier Milei como presidente. En medio de la peor crisis del país en más de dos décadas, marcada por una inflación de tres dígitos y el fracaso de sucesivos gobiernos, los argentinos optaron por un cambio drástico en la forma de un excéntrico economista televisivo, sostiene un artículo del Financial Times.

La elección de Milei el domingo es el último ejemplo de una tendencia en toda América latina, donde los votantes, desesperados por el estancamiento del nivel de vida, la corrupción endémica y el aumento de la delincuencia, han rechazado a los oficialismos en favor de emergentes radicales de izquierda y derecha.

Lo que los argentinos han elegido esta vez no está tan claro. En las últimas semanas de la campaña, Milei -que no tiene experiencia de gobierno- restó importancia a algunas de sus ideas más extremas. Descartó relajar los controles de armas o privatizar la educación, aunque sigue defendiendo la dolarización y la motosierra para el Estado.

Aunque simpatiza con populistas de ultra derecha como los expresidentes Donald Trump, de Estados Unidos, y Jair Bolsonaro, de Brasil, Milei no es nacionalista ni proteccionista y es más místico que religioso. Su asesora más cercana es su hermana, que dirigió su campaña.

El éxito de Milei como economista televisivo se debió a su mensaje de que había que barrer a la corrupta clase política argentina y reducir el Estado al mínimo, ideas populares en un país cuyo sector público casi ha duplicado su tamaño en las últimas dos décadas. Sobre todo, representó una clara ruptura con la continuidad disfuncional ofrecida por su derrotado rival, el ministro de Economía del peronismo, Sergio Massa, que perdió por más de 11 puntos.

Los problemas económicos de Argentina tienen su origen en el gasto público excesivo y crónico, pagado mediante la impresión de dinero o el endeudamiento excesivo. Esto destruye la confianza, alimenta la inflación y acelera la fuga de capitales. Una red de elaborados controles de precios y del tipo de cambio creada por los peronistas para intentar contener los daños ha agravado el problema. La dolarización de Milei no sería una solución mágica, aunque fuera factible; también se necesitan reformas estructurales de gran alcance.

Implementar con éxito un cambio económico radical en un país altamente polarizado que sufre una profunda crisis es monumentalmente difícil incluso para un líder experimentado al mando de una mayoría en el Congreso. Milei es un novato político con una base legislativa pequeña y un carácter impredecible.

La principal oposición conservadora de Argentina, liderada por el expresidente Mauricio Macri, le ha ofrecido su apoyo, pero eso no bastará para obtener la mayoría; Milei necesitará otros aliados. A su favor está la magnitud de su resultado en la segunda vuelta y el hambre de cambios profundos de la mayoría de los argentinos.

La cuestión clave es si el temperamento voluble del inexperto presidente electo se adaptará bien a gobernar una nación en crisis con fuertes sindicatos y una historia de protestas masivas. La elección de sus ministros y asesores será crucial.

Algunas de las declaraciones de Milei en política exterior son preocupantes. Una disposición a aceptar las insinuaciones de Bolsonaro podría hacer estallar la relación de Argentina con Brasil, su mayor socio comercial. La admiración de Milei por Trump no le ganará la simpatía de la Administración Biden y su descripción del gobierno comunista de Beijing como un ‘asesino’ podría salirle cara, dada la dependencia de Argentina de las exportaciones agrícolas a China.

Los mercados, que comparten el deseo de cambio de muchos argentinos, aplaudieron inicialmente la victoria de Milei. Pero si el presidente electo quiere tener alguna posibilidad de hacer realidad sus esperanzas, tendrá que empezar pronto a demostrar que es capaz de gobernar de forma pragmática y promulgar reformas bien diseñadas. Su trayectoria hasta la fecha apenas inspira confianza.

Los problemas económicos del país tienen su origen en el gasto público excesivo y crónico

 

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