Sumó algo, pero la imagen que dejó no tranquiliza a su gente
Edición Impresa | 4 de Noviembre de 2023 | 05:41

Por MARTIN MENDINUETA
Fue el punto sumado y nada más. En una de las actuaciones más flojas desde que se inició el ciclo tutelado por Leonardo Madelón, Gimnasia quedó claramente en deuda. Jugó mal, en un trámite entre tedioso y desprolijo fue incapaz de superar a quien ya no tiene esperanzas.
Madelón se inclinó por la cautela y salió a jugar con Gallo de titular. Luego tardó en hacer los cambios
Gimnasia, en gran parte de la pulseada, estuvo desnudo de convicción y eso pudo haber sido su principal defecto.
Tarde, demasiado tarde, el Lobo mostró al menos una pizca de ambición cuando sumó al ataque a Benjamín Domínguez. Antes de que eso ocurriera, el rendimiento fue precario e inconsistente en todas las facetas.
Después de ser derrotado escuchando merecidos elogios ante uno de los principales candidatos al título de la Copa de la Liga, se deformó en un nivel preocupante y terminó equilibrado con el único equipo que ya perdió la categoría.
Dejando huecos peligrosos en la primera parte, fallando en la generación de su mediocampo y con una noche flojísima de sus atacantes, hizo poco y nada. Sumó sí, pero la imagen general resultó pobre de principio a fin.
Entre los jugadores (no hubo un rendimiento individual destacado) y el director técnico (tardó una enormidad en hacer modificaciones de una formación a la que todo le costaba mucho), el combo fue antipático para los hinchas albiazules que esperaban bastante más. A ninguno le pudo haber gustado lo que hizo ayer en Sarandí.
FALTARON LUCES CREATIVAS EN UNA PRIMERA ETAPA VACÍA DE PRECISIÓN
El Lobo estuvo desconectado y no se pareció a su versión del domingo anterior ante River. Jugó varios puntos por debajo de aquel excelente nivel y se extravió en un laberinto de imprecisiones donde Arsenal se sintió distendido y más cómodo.
¿Por qué motivo cambió tanto? Prácticamente la misma formación de Madelón jugó con admirable lucidez ante uno de los más poderosos del país y en la víspera fue una sombra ante el único ya descendido a la segunda categoría. ¿Qué le pasó? La respuesta, seguramente tan incompleta como gastada por las repeticiones, es que el fútbol tiene razones difíciles de explicar y de comprender.
Así, entre equivocaciones y falta de audacia, Gimnasia se fue al descanso claramente en deuda con los hinchas que lo estaban observando por televisión.
CAMBIOS TARDÍOS PROLONGARON EL PEOR LAPSO DE RENDIMIENTO
Hasta el minuto veinticinco del complemento Gimnasia realizó una prestación nada convincente. Repuntó un poco cuando ingresó Benjamín Domínguez (no generó lo mismo Franco Soldano), pero fue sólo un espamo que sembró una tibia ilusión.
Se animó a atacar muy tarde, cuando ingresó Benjamín Domínguez. Jugó mal, sin convicción
Pocos minutos más tarde decayó nuevamente y la expectativa por verlo decidido a ir por todo lo q ue había en juego, se desvaneció sin remedio.
Jugó muy bien ante el Millonario y se quedó sin nada. Lo hizo mal ante uno de los más débiles y sumó un punto que lo ayuda para acercarse, lentamente, al gran objetivo que persigue con ansiedad extrema.
Nada de lo ocurrido en Sarandí fue terrible ni decisivo. Quedan dos fechas, seis puntos y nadie sabe qué ocurrirá.
El mejor aporte de Madelón y de sus compañeros del cuerpo técnico pasa por la tranquilidad para transitar un sendero incómodo por donde se lo mire. El líder no extravía la calma y dicha serenidad representa un activo esencial para la recta final.
Esto sigue el próximo viernes con los tucumanos y nadie se atreve a afirmar que será sencillo.
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