“Los inocentes”, el retrato de infancias dolorosas

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Las infancias con ausencias de adultos en medio de un ambiente acechante en contacto con la naturaleza son un tema presente en la narrativa de Selva Almada, que retoma esta coordenadas en su nuevo libro, “Los inocentes”, un volumen de relatos donde los niños son protagonistas de historias que encajan en la mejor genealogía del cuento trágico rioplatense encarnada en la figura de Horacio Quiroga.

En sus tramas, la escritora nacida en la localidad entrerriana de Villa Elisa en 1973 aborda la infancia con una intensidad arrolladora, como lo hace con cada uno de sus temas: las infancias de sus personajes no son paraísos perdidos. En su primera novela, “El viento que arrasa”, los adolescentes de la historia son niños sin madres que sobreviven al margen de la vida de sus padres. Del mismo modo, los adultos, el Reverendo Pearson y el Gringo Brauer, han experimentado una niñez difícil. Precisamente por estos días comenzó a circular la versión cinematográfica del libro, dirigida por Paula Hernández: ya pasó por los Festivales de cine de Toronto y San Sebastián y próximamente llegará a las salas argentinas.

“Ladrilleros, donde los personajes de Pájaro Tamai y Marciano Miranda deben enfrentar la violencia machista que se inculca a los varones y el trabajo infantil. En su tercera novela, “No es un río”, se repite este patrón. Sin embargo, es en los relatos de “El desapego es una manera de querernos” donde la historia de los niños y las chicas está marcada a fuego por las dificultades de la vida. Finalmente, en “Los Inocentes”, el nuevo libro, esta crudeza de la infancia se concentra en seis relatos.

Los niños o las persona en transición entre el fin de la infancia y el comienzo de la adolescencia de las historias de Almada tienen una vida muy vinculada a la naturaleza, a la compañía de los animales. Aunque existe una comunión con el paisaje, no tiene nada de bucólico. A los chicos de los relatos de Almada les pasan cosas a veces un poco abismales o parecen siempre estar en peligro.

“Los inocentes” nació cuando el editor Fernando Kosiak, que recientemente había asumido la dirección de la editorial de la provincia de Entre Ríos, la contactó y le preguntó a la escritora por qué nunca había publicado en su provincia natal. Acto seguido le hizo la propuesta. Almada tenía algunos relatos que no habían sido incluidos en la antología “El desapego es una manera de querernos”, y notó que estos cuentos compartían el rasgo de tener como protagonistas a niños y niñas.

 

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