Hundidos en la inseguridad: prácticas de “submarino seco” en Tolosa, con una abuela de 90 años como víctima

El delito volvió a mostrar su peor cara en la Ciudad. La más despiadada, cruel y deshumanizada. Fue durante un ataque salvaje en la casa de una jubilada de 90 años, a la que le pusieron una bolsa de plástico en la cabeza. Ocurrió en Tolosa y llenó al barrio de indignación.

El terrible episodio ocurrió en la calle 3 entre 520 y 521, luego de que dos delincuentes barretearon la reja de una ventana, en un patio trasero, para ganar el interior de la propiedad, donde despertaron a la víctima. Eran cerca de las cinco de la madrugada de ayer.

Los intrusos vestían ropas oscuras, usaban guantes y uno de ellos tenía además el rostro cubierto.

Apenas atravesaron la cocina, los ladrones llegaron a la habitación principal de la finca, donde despertaron a la jubilada y le pusieron una mano en la boca para evitar que pudiera gritar.

En un dormitorio contiguo, una vez que dominaron totalmente la situación, los autores del golpe se apoderaron de 70 mil pesos, alhajas y joyas de oro, entre ellas una alianza matrimonial, un secador de pelo y un teléfono celular.

Claro que no se quedaron conformes, sobre todo por el efectivo. Querían dólares y apelaron a los más bestiales métodos para obtenerlo.

Nada les importó. Ni la edad de la mujer, ni que jamás hubiera podido resistir el asalto. Tampoco las consecuencias de su accionar, que pudo haber tenido un impacto en la salud psicofísica de la persona a la que estaban intimidando.

Fue en ese preciso instante, que la abuela pensó lo peor. Cuando sintió que le ponían una bolsa de plástico en la cabeza, en una práctica de las épocas más oscuras del país, conocida como “submarino seco”.

¿Quisieron asfixiarla o solo intentaron asustarla? Cualquiera de las dos hipótesis están arriba de la mesa de los investigadores.

Por si fuera poco, recibió golpes, aunque no le provocaron lesiones.

Al parecer, los asaltantes estuvieron más de media hora dentro de la finca, hasta que, al saber que no iban a encontrar nada más de interés, ya que revolvieron todos los ambientes, decidieron darse a la fuga.

Se supo que uno de los delincuentes esgrimió un arma fuego y el otro un cuchillo.

Ahora la Policía intenta reconstruir los pasos de los asaltantes con el relevamiento de las cámaras de seguridad del barrio, ya que, por el horario del ataque, no hubo testigos presenciales.

TERROR EN VILLA ELVIRA

Por último, en una vivienda de la calle 78 D entre 12 y 12 bis, Manzana F, en Villa Elvira, se vivió otra situación terrorífica a causa de la inseguridad galopante, que castiga a los platenses.

De acuerdo a la exposición de las víctimas, todo pasó alrededor de la 01.40 de la madrugada, cuando una joven de 24 años salió a la puerta de su casa para despedir a un amigo.

En ese preciso instante, aparecieron tres delincuentes que se bajaron armados de un auto y los metieron dentro de la construcción.

A los damnificados le llamó la atención que uno de los ladrones tenía una llave francesa de grandes dimensiones en sus manos.

Si bien la chica alcanzó a correr hacia el interior de la casa, buscando llegar a su habitación para llamar al 911, la bajaron por una escalera de los pelos, mientras mantenían amenazado a su amigo y a los padres.

Hubo amenazas y golpes. Incluso con esa llamativa herramienta.

Al revisar las habitaciones del domicilio, en una de ellas encontraron una suculenta suma: 4.000 dólares y 150 mil pesos.

Trascendió que todos los asaltantes vestían ropas oscuras y cubrían sus cabezas con pasamontañas. También que salieron disparados hacia el auto, con el que aceleraron con dirección aún no establecida.

Los informantes dijeron que, producto de los golpes, hubo lesiones, pero de carácter leve, sin necesidad de traslados a un centro asistencial.

El hecho ahora es investigado por personal de la comisaría octava, con conocimiento de la UFI 9 de La Plata.

En una horrorosa práctica delictiva, a la mujer de 90 años le colocaron una bolsa en la cabeza

La docente que sufrió el millonario robo en Ringuelet, trabaja en el Liceo Víctor Mercante