Con una frialdad absoluta se llevaron la recaudación
Edición Impresa | 2 de Diciembre de 2023 | 02:44

Una heladería situada en Arana se convirtió en blanco de un terrible episodio de inseguridad, el pasado jueves durante la noche, cuando dos sujetos ingresaron de forma violenta al local, sembraron el terror con amenazas, gritos e insultos. Muy probablemente los damnificados nunca podrán comprobar si efectivamente estos sujetos estaban provistos de armas al momento de la ejecución del atraco.
Es que si bien los sujetos aseguraron “estar calzados” mientras se tocaban la cintura, y hasta les advirtieron “no me obligues a usarla” (por la supuesta arma que tenía), nunca vieron tal objeto.
Lo cierto es que, ante la duda, las víctimas no ofrecieron ningún tipo de resistencia y dejaron que los delincuentes tomaran el control del local. El episodio significó un duro golpe para quienes llevan adelante la actividad comercial en el lugar. Además renovó las sensaciones de intranquilidad y miedo en todo el barrio, que desde hace varios meses no registraba este tipo de situaciones límite.
Según pudo averiguar este diario, el hecho se registró alrededor de las 23.30 en un negocio dedicado a la venta de cremas heladas, que se encuentra emplazado en la esquina de 7 y 651.
Se trata de una zona que se caracteriza por tener un fuerte movimiento, ya que en la misma cuadra funcionan varios comercios.
Sin embargo, alrededor de las 22, cuando el resto de los negocios bajan sus persianas, el sector se convierte en un páramo desolado.
También se debe tener en cuenta que en este tramo, calle 7 linda con un extenso terreno deshabitado que representa una potencial vía de escape para quienes forman parte del mundillo del hampa.
Aprovechando estas circunstancias, dos individuos ingresaron al negocio con fines ilícitos.
Fuentes policiales indicaron que llegaron “en un motovehículo marca Bajaj modelo Rousser de color rojo” y que los sujetos actuaron todo el tiempo con el casco puesto, por caso para no dejar rastros de su identidad.
Con gritos y asegurando que portaban armas, los sujetos infundieron miedo entre los presentes y así intentaron tomar el control de la escena.
Luego, exigieron a la persona que se encontraba del otro lado del mostrador, una joven empleada, que entregara la recaudación. Bloqueada por la situación extrema que estaba viviendo, la chica decidió hacer lo mismo que había hecho su jefe y un compañero de trabajo y se terminó tirando al suelo. Fue en ese marco que el hampón decidió tomar cartas en el asunto.
Demostrando ser poseedor de una gran destreza física, un salto le bastó al sujeto para ubicarse del otro lado del mostrador.
Luego de varios intentos para abrir la caja, el hampón se hartó. Tras arrancar el aparato, lo arrojó contra el piso. Así logró abrirlo y extraer de su interior un total de 32 mil pesos.
No conformes con el dinero “recaudado”, los delincuentes decidieron sumar a su botín dos teléfonos celulares que se encontraban en el mostrador.
Esto último significó el golpe más duro para el comerciante ya que con el dispositivo también perdió su agenda de contactos (en su gran mayoría, clientes), sus billeteras virtuales para hacer más dinámica la venta de sus productos, sus claves y el WhatsApp del negocio.
Así, terminaron abandonando el local. Cuando el dueño y sus empleados sintieron que el sonido del motor del vehículo se iba diluyendo, salieron de sus escondites y llamaron al 911.
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