El rebrote inflacionario genera dudas del objetivo inmediato del 3%
Edición Impresa | 15 de Febrero de 2023 | 02:05

Emiliano Russo
efrusso@eldia.com
El 6 por ciento de aumento que registró el Índice de Precios en enero no sólo anticipa que 2023 también será un año de alta inflación sino que torna utópico que ese indicador descienda a niveles del 3 por ciento para “abril o mayo” próximo, tal como se ilusionaba Sergio Massa y quienes en base al cumplimiento de esa meta, sustentaban su proyecto presidencial dentro del convulsionado Frente de Todos.
Luego del pico del 7,4 por ciento que había registrado el Indec en julio pasado, en medio de la estruendosa salida de Martín Guzmán del Palacio de Hacienda y la transición de Silvina Batakis, el indicador había logrado bajar en noviembre pasado al 4,9 por ciento y desde ese número y los acuerdos sectoriales que había logrado anudar el ministro, se había propalado la ambiciosa meta de reducción de la inflación.
El objetivo era llegar a cifras que vuelvan verosímil el 60 por ciento de inflación que se proyectó en el Presupuesto para todo el año. Incluso Massa comenzó a negociar por lo bajo una pauta salarial en ese porcentaje, con revisión semestral, con algunos jefes sindicales. Pero todo parece haber quedado en la nada: en las últimas horas trascendió que durante la visita que el funcionario realizará a la CGT el jueves 23 de febrero anunciaría una suba en los topes de las asignaciones familiares y no una mesa de negociación con empresarios para ir conteniendo la puja distributiva, tal como se especulaba en un primer término.
Empero, los líderes gremiales han sido en todo este tiempo uno de los sectores más vigorosos en la construcción de la precandidatura de Massa a la primera magistratura en caso que lograra hacer caer el aumento inflacionario. Pero la aceleración de precios de los últimos dos meses parece ponerle un límite al operativo clamor que pretende el exintendente de Tigre (se ha cansado de repetir en privado que su cargo no es “compatible” con una candidatura presidencial).
Ante la baja consideración que registra Alberto Fernández en las encuestas de opinión y las críticas que recibe de Cristina Kirchner y su entorno, en el Instituto Patria también han dado impulso a la idea de Massa como presidenciable al igual que un dirigente del propio riñón, como lo es Wado de Pedro. Pero es cierto que en el cristinismo han aclarado que el apoyo al titular de Economía dependía “de los resultados”. Los aumentos registrados en enero en la canasta básica y los que se avizoran para febrero, podrían hacer mella en este entendimiento.
Es que durante el primer mes del año nuevamente volvieron a trepar fuerte los alimentos, con un 6,8 por ciento de incremento, y las bebidas, con un alza del 7,3 por ciento, los rubros que más impactan en los consumos de la población vulnerable, bastión del voto kirchnerista en el Conurbano, por caso. También se sintió el reacomodamiento de precios relativos que viene autorizando Economía con el objetivo de “normalizar” la actividad: hubo subas en las tarifas de gas y luz, en comunicaciones (telefonía e internet) y prepagas.
Desconcierto
Pero la nueva medición del Indec pegó fuerte en el Palacio de Hacienda y ayer por la tarde todo era desconcierto: el viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, un economista lavagnista que hasta su asunción era un ferviente anti kirchnerista, justificó las subas de enero “por los aumentos estacionales” en alimentos y en los servicios “regulados” y pronosticó que hacia “fin de año el IPC se acerque a un 3 por ciento” de aumento, desmintiendo la meta anunciada tantas veces por fuentes massistas.
Ningún economista, vale decir, cree en la efectividad de programas del tipo “Cortes Justos”, anunciado el lunes luego de los ajustes que vienen registrándose en las carnicerías desde hace 4 semanas.
Es que básicamente tienen un cumplimiento parcial en supermercados y no llegan a los negocios de cercanía.
Lo cierto es que en la carrera inflacionaria para este 2023 ya hay que empezar a mirar la emisión monetaria, un mal de décadas y décadas, que deja su huella en la inflación, más allá de otras causas, que también las hay.
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