¿Puede la tecnología reemplazar a los humanos?

Así como permitió que todos los usuarios pudieran acceder a la Inteligencia Artificial, el Chat GTP puso sobre la mesa un viejo debate: ¿Puede la tecnología reemplazar a los humanos?

Es que el chat no solo brinda información o mantiene conversaciones, también puede seguir órdenes y crear cosas que antes solo eran posible a partir del trabajo de las personas, como sucede por ejemplo en el mundo artístico. Sin ir más lejos, hace algunas semanas, un vecino de La Plata realizó el primer cortometraje creado con estas herramientas, el solo le brindó el tema y por su cuenta el chat escribió el guión.

Pero esta polémica que enfrenta a máquinas con humanos tiene un antecedente décadas atrás, cuando en 1996 un campeón mundial de ajedrez se enfrentó a una computadora. En ese momento la estrella rusa Garry Kasparov, compitió con la supercomputadora de IBM, “DeepBlue”, en una partida que fue vendida como el “más espectacular duelo de ajedrez de la historia”

Ante la atónita mirada de todos, la computadora venció al campeón mundial quien rápidamente puso en tela de juicio que se tratara realmente de una IA al sospechar de que los movimientos de la máquina habían sido manipulados por humanos.

Este debate de hombres versus máquina inquieta desde hace años, inspirando un sinfín de ficciones, muchas de ellas llevadas al cine.

En ese sentido los científicos buscaron llevar tranquilidad al asegurar que la IA no es más que una herramienta con la capacidad de procesar y sintetizar inmensas cantidades de datos sin importar el formato -texto, imágenes, videos- y responder en base a eso, pero la decisión final siempre estará en mano de los humanos.

Es ahí donde debe entrar en escena la regulación por parte de las autoridades. Es que gracias a la popularidad del Chat que puso a la IA al alcance de la mano de los ciudadanos de a pie, estén o no inmersos en el mundo de la tecnología, los estados deberán empezar a idear normativas que garanticen su correcta utilización.

De esa manera todos podrán seguir disfrutando de sus beneficios sin caer en los miedos que provocan esta vieja dicotomía de personas contra máquinas.