El cóctel de factores que convirtió al sismo en letal

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Una combinación de factores provocó la elevada mortalidad del sismo de magnitud 7,8 que sacudió en la madrugada de ayer a la zona fronteriza entre Turquía y Siria.

La localización, la hora en que ocurrió, las numerosas e intensas réplicas, los lejanos antecedentes y unas medidas de seguridad poco rigurosas a la hora de construir ayudan a explicar el saldo de varios miles de muertos.

Fue el sismo más fuerte acaecido en Turquía desde 1939, y golpeó una región poblada.

Ocurrió de madrugada, por lo que sorprendió a la población durmiendo. La inmensa mayoría de las víctimas “quedaron atrapadas cuando se derrumbaron sus casas”, explicó Roger Musson, investigador del Servicio Geológico británico. Los métodos de construcción “no eran realmente adecuados para una área proclive a grandes sismos”, explicó este experto.

La línea de fractura donde se produjo el movimiento sísmico estuvo relativamente tranquila en los últimos tiempos. Turquía es una de las regiones sísmicas más activas en el mundo. Un temblor en la región de Duzce ((norte), en 1999, causó más de 17.000 muertos.

Esta vez el sismo se produjo al otro extremo del país, en lo que se conoce como la falla de Anatolia Oriental. Esta región no había sufrido un sismo de magnitud superior a 7 en más de 200 años. Probablemente por eso, sus habitantes “se mostraron negligentes”, explicó Musson.

Y a causa de ese largo período de relativa tranquilidad, la potencia de la falla “se fue acumulando”, explicó Musson. La región sufrió otro temblor de magnitud 7,5 horas después, lo que confirmaría que se había acumulado mucha potencia que debía ser liberada, añadió.

El 13 de agosto de 1822, esta misma área sufrió un golpe “casi igual”, con un sismo que alcanzó una magnitud de 7,4. Causó “un daño enorme, con ciudades totalmente en ruinas y decenas de miles de víctimas”, aseguró Musson. Las réplicas se prolongaron hasta junio del año siguiente, explicó.

Además el epicentro del sismo de ayer fue relativamente poco profundo, apenas 17,9 km, y se situó en la ciudad turca de Gaziantep, donde viven unos dos millones de personas. En este caso, el epicentro no es tan importante como la extensión del movimiento telúrico, a lo largo de 100 km que se vieron afectados.

Por otra parte, las infraestructuras adaptadas para terremotos son escasas en el sur de Turquía y especialmente en Siria, muy golpeada previamente por la guerra que lleva más de una década.

 

 

 

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