El nuevo DT calmó el vestuario, pero falta mucho para ver una mejoría contundente

Haber regresado al triunfo no fue poco y eso lo ayudará para darle al León su nueva identidad. Poquito de Sosa. Ascacibar y Godoy, valiosos

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Por MARTIN MENDINUETA

@firmamendinueta

La genuina alegría de jugadores, dirigentes e hinchas no debiera tapar ni confundir el certero diagnóstico sobre la actualidad de Estudiantes.

Eduardo Domínguez, luego de festejar con el puño cerrado el dulce inicio de un ciclo necesitado de estabilidad, se llevó a su casa la real dimensión sobre cuál es el nivel del plantel que ahora tiene a su cargo.

Al Pincha le representa un lingote de oro el triunfo que se llevó en el bolso justo antes de ir al Bosque. El tema será qué hará en la semana, cuando baje la espuma festiva y deba pulir su funcionamiento.

La hermosa tijera del Rusito (pisó el área con decisión sin necesidad de pararse en el campo en una posición tan adelantada) desató el delirio popular por el triunfo, liberó tensiones, resembró la semilla del optimismo y vigorizó la autoestima de un plantel que, de ninguna manera, pasa por su mejor estadío.

Evidentemente, y con saludable criterio, Eduardo Domínguez habló largo y tendido con los máximos referentes del plantel. Lejos de pisar el Country con un perfil autoritario, da la sensación de haber llegado con la intención de calmar el vestuario.

Bancó a los “caciques” de la forma más concreta: los puso como titulares. Y de ahora en más tendrá mejores elementos en su observación como para tomar las decisiones que crea conveniente.

 

Balbo se equivocó mucho, pero lo que observó de Sosa fue nítido. Hoy no está como para ser titular

 

Como si les hubiera otorgado un crédito de confianza, empezó su ciclo apoyándose en ellos. Será muy interesante ver qué hará en la continuidad del proceso competitivo.

Su perspicacia e intuición serán esenciales para guiarlo hasta la mejoría que necesita experimentar el equipo.

no está seguro en defensa y le falta un segundo delantero

Una formación alternativa de Huracán no lo complicó demasiado, pero cuando Diego Dabove hizo algunos cambios, consiguió desnudar fallas de una estructura defensiva que no brinda seguridad.

La actualidad de Más sigue sin evidenciar un repunte y la línea de tres/cinco en defensa por momentos lo ubica en la delgada cornisa de la frustración.

En el medio, Ascacibar es el Jefe, aunque está faltando otro que se haga cargo con mayor determinación y capacidad para hacer jugar al equipo.

En la frondosa autocrítica que deberá hacer Abel Balbo no entrará la situación de José Sosa. El Principito está lejos de su mejor nivel y si bien clarificó algunas combinaciones, como la gestación del primer gol en la habilitación limpia a Leonardo Godoy, su presente no empuja para pedir a gritos que sí o sí debe ser parte de la formación titular.

Domínguez podrá mantenerlo o no, será su criterio el que defina este caso paradigmático del presente albirrojo.

Quizás el flamante entrenador entienda que haciéndolo jugar volverá a ser decisivo, pero no será un criterio unánime. Estudiantes necesita a Sosa en un escalón superior.

 

El flamante DT es lógico. Puso a los caciques de inicio y ahora deberá ir por retoques clave

 

La noche en que Rollheiser no estuvo fino, ni para jugar ni para definir cara a cara con el arquero, donde Leonardo Godoy volvió a ser muy útil para convertirse en un atacante más abierto por la banda derecha, y el Rusito Ascacibar ratificó que jugando con el galope del corazón al ciento por ciento no hay manera de escuchar crueles reproches, el Pincha se aseguró una etapa de trabajo tranquila, sin la decepción que venia gobernando sus días en el predio de City Bell.

Hoy está claramente mejor que semanas atrás.

 

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