Argentina y la fiesta de pocos

Edición Impresa

Por EZEQUIEL FERNANDEZ MOORES

Todas las explicaciones pueden entenderse. Tener a la selección campeona del mundo es caro. Tener a todos los premios The Best de la FIFA juntos en un mismo estadio cuesta. A Leo Messi, al Dibu Martínez, yal DT Lionel Scaloni. Y hay que organizarlo bien.

Estar a tono con el momento histórico. Hay que asegurar la fiesta de la selección en su primera presentación en el país después de la emotiva coronación en Qatar.

Pero la fiesta, y hasta los premios de la FIFA, incluyeron también a los hinchas. Sus demostraciones masivas de cariño popular en Doha y luego en toda la Argentina. Porque el fútbol no sería lo que es sin la gente.

¿Hubiese costado mucho entonces haber destinado al menos un sector del Monumental, acaso mínimo y de modo simbólico, para los hinchas que jamás podrían haber pagado los 12.000 pesos que costó el boleto mínimo para ver a la selección este jueves en el amistoso ante Panamá? Los organizadores explicaron con lujo de detalles su modernidad y se espera además una megafiesta musical que acompañe la celebración.

Que casi un millón y medio de hinchas entraron simultánemente a la fila virtual para lograr su entrada (“51 por ciento desde su teléfono celular”, precisa el informe). Que jamás se desbordó la plataforma de estructura danesa de la novedosa Deportick, encargada de la comercialización y de buenos vínculos políticos con el poder de turno (y que ganaría unos 200 millones de pesos del total de 1.300 millones que se prevén de recaudación). Que hubo un record de 131.000 pedidos de acreditación periodística.

Y que el patrocinador central se encargará de la fiesta previa y posterior, y de los artistas invitados, animación de Sergio Goycochea incluída. “Una noche inolvidable”, que “dejará una postal única para el corazón de cada uno de los argentinos”, promete en su comunicado oficial la AFA del Chiqui Tapia.

Y otra vez los precios. Desde los 49.000 pesos en San Martín y Belgrano Media hasta los 12.000 de la popular, en el estadio ahora llamado “Mas Monumental”, remodelado para River, claro, pero también como si el proyecto hubiese intuído que estaría recibiendo al futuro campeón mundial.

Los informes cuentan que Joaquín Sabina costará el sábado próximo en Buenos Aires entre 9.500 y 45.000 pesos, los tres días del Lollapalooza en el Hipódromo de San Isidro implican entre 50.000 y 75.000 pesos, la despedida de Les Luthiers de 4.500 a 9.500, La K’onga en Vélez entre 10.350 y 17.250 y Fito Páez de 6.900 a 18.400. Ningún espectáculo top es barato.

Y menos aun en esta Argentina en la que ya nada tiene precio. Todo cuesta oro. Especialmente para los que menos tienen. ¿Pero no es justamente ese el histórico público que alimentó desde siempre al fútbol? ¿El que formó la identidad poderosa de nuestros clubes? ¿El que se adueñó de las calles para recibir a la selección campeona? Cuando se dice que se juega “por la gente”, “para darle una alegría a la gente”, la expresión incluye no solo la entrega en el campo, sino también el gesto posterior de incluirlos (reitero, aunque sea de modo simbólico) en la primera fiesta con la corona en casa. Una iniciativa que, como se ve, esta vez no tuvo impulsores.

Selección Nacional

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE