Un triunfo que se hizo esperar 13 años y por eso el festejo

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Todo llega, y en el caso de Gimnasia al fin llegó el festejo en un clásico contra Estudiantes, alegría contenida desde el 3 de febrero de 2010, cuando por la segunda fecha del torneo Clausura de aquella temporada el Lobo ganaba por 3-1, con dos goles de Denis Stracqualursi y uno de Juan Cuevas, y el descuento a cargo de Juan Sebastián Verón.

Pasaron 13 años (la mayor racha en la historia del clásico platense), y volvió a ser el estadio de 60 y 118, el epicentro de una alegría que en los últimos 20 enfrentamientos había sido propiedad exclusiva del Pincha, quien desde hace un tiempo a esta parte había tenido a su favor el empate, porque le significaba extender dicho dominio.

Ahora, con el fin del reinado albirrojo, las estadísticas de los clásicos más significativos del fútbol argentino muestran a Estudiantes, contra Gimnasia, junto a Racing, sobre Independiente, al tope, por encima de lo sucedido con Boca-River, Huracán-San Lorenzo y Central-Newell’s.

Pero ahora la estadística vuelve a fojas cero, o mejor dicho, con ventaja para Gimnasia, que lleva cuatro presentaciones sin derrotas, pues los anteriores tres enfrentamientos habían finalizado en empate: 4-4 Liga Profesional 2021, 1-1 Copa de la Liga 2022 y 11 Liga Profesional 2022.

Sebastián (“Chirola”) Romero, como entrenador a cargo del equipo albiazul, terminó siendo en definitiva quien ha tenido la satisfacción de cortar la racha de partidos sin ganar que tenía Gimnasia, y lo hizo con una formación surgida de la necesidad, con mayoría de juveniles provenientes de las divisiones inferiores, en buena parte bajo su gestión.

La crisis económico-financiera con la que se encontró la actual conducción del club, determinó la baja de jugadores que fueron base del equipo que alcanzó los primeros planos en la temporada anterior, e incluso de su director técnico, Néstor Gorosito, dándole curso a Sebastián Romero y un grupo de chicos que en forma express debió adaptarse a la Primera División.

La goleada sufrida en la fecha anterior contra San Lorenzo pareció haberle restado posibilidades al Lobo, lo contrario del Pincha, que había ganado en el debut de Eduardo Domínguez, pero “clásicos son clásicos”, los antecedentes quedaron a un lado, y Gimnasia festejó esta victoria sobre Estudiantes con una euforia que nació en el estadio, con el equipo y su gente, y se multiplicó en toda la ciudad, el país y el mundo, con el azul y blanco de los Triperos como eje.

Una fiesta mucho más grande que la de aquel 3 de febrero de 2010, la cual también se potenció, y fue significativa, porque Gimnasia no le ganaba a Estudiantes desde el Clausura 2005, cuando lo había goleado 4-1.

Para recordar el 3-1 de la anterior victoria de Gimnasia, estos fueron los equipos que se cruzaron bajo la conducción técnica de Diego Cocca y Alejandro Sabella:

Gimnasia: Gastón Sessa; Alvaro Ormeño, Rubén Maldonado, Ariel Agüero, Patricio Graff; Hernán Encina (Lucas Castro), Fabián Rinaudo, Luciano Aued, Diego Villar (Esteban González); Marco Pérez (Juan Cuevas) y Denis Stracqualursi.

Estudiantes: Agustín Orión; Clemente Rodríguez, Christian Cellay (Marcos Rojo), Leandro Desábato, Germán Ré; Enzo Pérez, Juan Sebastián Verón, Leandro Benítez, Marcelo Carrusca (Maximiliano Núñez); José Sosa y Mauro Boselli.

Tiempos en los que las tribunas ya eran ocupadas sólo por hinchas del local, aunque con toda una ciudad pendiente a través de la radio, la televisión o las pantallas gigantes, y platenses atentos desde su lugar de residencia.

A continuación, para los Triperos llegaron los “tiempos de las vacas flacas” y a la par del dominio ejercido por los albirrojos, creció la brecha que separa a los dos grandes de la ciudad en el historial.

En este contexto, así como esta vez hubo jugadores que repitieron la experiencia de jugar un clásico platense y otros que tuvieron su bautismo, sea con un pasado en las inferiores o provenientes de otros clubes, y entrenadores a cargo, cada uno de los clásicos disputados en este período tuvieron matices que los distinguieron en la previa y que pasaron “sin pena ni gloria” o “dejando su huella”, con el empate siendo una variable que pasó a jugar a favor de Estudiantes, ya que le permitió estirar un invicto que ayer tuvo su punto final en el Bosque.

 

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