VIDEO. Terminó “Gran Hermano” y Marcos ganó los $15 millones: así fue la apasionante final

¿Marcos, Julieta o Nacho? Es la pregunta que se hacía la teleaudiencia anoche, cuando a las 22.30 comenzó la finalísima de “Gran Hermano 2023”. Poco más de una hora y media más tarde, Santiago del Moro confirmaba que el favorito, Marcos Ginocchio, era el ganador de los 15 millones.

En medio de un ruidoso estudio, Santiago del Moro encabezó el último programa de la décima edición del “Gran Hermano” argentino, que definía quién sería el hermanito en llevarse los 15 millones de pesos, el premio principal de esta edición. Los otros dos hermanitos finalistas, de todos modos, no se irían con las manos vacías: el segundo ganaría una casa, y la tercera se llevaría un viaje con todo pago, para dos personas. Y fama, claro. Que al fin y al cabo, en esa distopía que es “Gran Hermano”, es lo que fueron a buscar la mayoría de los participantes.

Ese viaje todo pago fue finalmente para Julieta, que quedó rápidamente eliminada en la final: con apenas 20 minutos de programa emitido, Santiago Del Moro reveló que la hermanita dejaba la casa. En la votación final, había logrado el el 19,66% de los votos.

“Fue una de las mejores experiencias de mi vida, es una experiencia única de todas las maneras: de acá me llevo amigos, me llevo experiencias. Estoy muy contenta de verdad”

Julieta

Luego, llegó el momento para que Del Moro desplegara su magia e hiciera “tiempo”, como se suele decir en el fútbol: jugó con el público, habló con familiares de los finalistas, pasó videos. También le dio la chance a Marcos y Nacho, que sufrían adentro de la casa, a ir al confesionario una última vez. Los hermanitos se sentaron y simplemente agradecieron su paso por el programa.

Mientras tanto, Marcos y Nacho caminaban por la casa, inquietos: no podían más de la ansiedad. Pero, tras numerosas pausas y sponsoreo, llegó el momento de la definición. Mediante voto positivo (y no negativo, como es habitual en “Gran Hermano”: se solía votar al que uno quisiera que se fuera) la décima edición del reality más importante del país consagró campeón a Marcos.

EL CAMINO A LA FINAL

El camino a la final no fue fácil para los tres finalistas, Julieta Poggio, Nacho Castañares y Marcos Ginocchio, que pasaron cinco meses en la casa más famosa del país.

Juan Ignacio Castañares Puente, Nacho, de hecho, pasó cada uno de esos minutos en la casa, lejos de los suyos: fue el primero en entrar. Tiene 19 años y en su casting contó que nació en Madrid, que vive en la Argentina desde sus cuatro años, que trabajaba en una agencia de autos, también era creador de contenidos digital para redes, y que fue futbolista en Ferro, Comunicaciones y Racing.

“Siento que fue la mejor experiencia de mi vida. Nada va a cambiar eso: es lo más lindo que me pudo haber pasado, nunca voy a dejar de agradecer el amor que me hizo llegar la gente”

Marcos

Dueño de una historia familiar que emocionó a todos, Nacho fue el único del primer grupo que se formó en la casa, Los Monitos, en llegar a la final. De hecho, al ver que sus compañeros dejaban la casa, cambió de estrategia al ver que el público no los apoyaba. Y comenzó a acercarse a Julieta, con el fin de mostrarse más cerca de los otros integrantes. “Este es el Nacho de verdad”, dijo ayer en el confesionario.

Intentó ser estratega, aunque con resultados diversos, a menudo negativos. Pero es el participante que más placas superó, y aprendió a leer el juego con el correr de la competencia. También encontró lo que el público buscaba de él. Su versatilidad lo ubicó en la final.

En el medio, se enamoró de La Tora, que cuando abandonó la casa dejó en claro que se encontrarían afuera; pero en el medio también coqueteó con Martina y fue relacionado con Thiago.

“Quiero solo agradecer por este camino. Realmente nos fuimos dando cuenta en el transcurso del día que no queríamos que se termine: es un sueño lo que vivimos, la vida nos cambió, afuera hay un mundo nuevo”

Nacho

Si Nacho se reconvirtió y convenció al público, Marcos, en cambio, se mantuvo firme, y bastante enigmático, a lo largo del envío. Pero esa forma de ser tranquila, silenciosa, de pocas intervenciones, lo volvieron justamente uno de los más queridos por el público. Su vida sigue siendo un misterio: se sabe que es salteño, que estudia abogacía y que practica artes marciales. Poco más.

Marcos se abrió poco dentro de la casa. En una charla con La Tora, reveló su trastorno alimenticio, disparado por el divorcio de sus padres. Al parecer, sigue una estricta dieta para evitar problemas ya que le costaba digerir la comida. Dentro de la casa, fue uno de los que más usaba el gimnasio: cuida su cuerpo meticulosamente.

Cuando Marcos estaba a punto de bajar los brazos, aturdido por el encierro, su hermana Valentina, que vive en el exterior al igual que su otro hermano, José, entró a la casa y le dio ánimos.

Tampoco se sabe demasiado de su vida sentimental. Contó que se separó antes de entrar a la casa, aunque hay versiones que indican que lo hizo para mantener a su novia fuera del foco de los medios y que ella lo está esperando afuera.

Dentro de la casa, tuvo mayor afinidad con el platense Agustín Guardis, ahora youtuber y capitán de la ya olvidada Frodoneta. Cuando el participante reingresó, lo hizo corriendo y gritando el nombre de su amigo, quien le dio un abrazo fraternal cuando lo volvió a ver. Con Julieta, aunque desde afuera de la casa hinchaban por la pareja de finalistas, solo hubo una amistad.

Si Marcos es perfil bajo, Julieta, la tercera finalista, es todo lo contrario: ya no era una persona anónima cuando ingresó a “Gran Hermano”, había trabajado como actriz, modelo y era influencer en sus redes sociales. “Mi lugar en el mundo son las cámaras y el escenario”, dijo en su presentación la joven que por ese entonces tenía 20 años.

Siempre vivaz, siempre simpática, ya señalada por Wanda Nara para ser la cara de su línea de maquillaje, entró al reality en pareja y no mostró demasiado interés en el resto de los hermanitos y esperó con ansias el reencuentro romántico que tuvo con su novio Lucca días atrás. En tanto, sufrió con los gritos que llegaron desde el exterior, en los que le advertían que el joven la había engañado durante su estadía en la casa.

Fue la que menos se quejó del aislamiento, y la que más parece querer estar frente a una cámara todo el día. Formó su propio grupo con Romina y Daniela, a quienes considera grandes amigas y con quienes le gustaría mantener una relación por fuera del reality. También formó una linda relación con Alfa, una relación de padre e hija. También cultora de la táctica, fue la única que hizo la fulminante (a Camila), pero no le salió bien y terminó lamentando la salida de su amiga Daniela, quien había ido a placa y el público decidió que volviera a abandonar el certamen (había reingresado con otros participantes).

EL RATING POR LAS NUBES

La final de “Gran Hermano” volvió a demostrar por qué Telefé apuesta fuerte a los realities: promediando la última emisión, la final pasó los 30 puntos de rating, primera vez en mucho tiempo que un programa de tevé no deportivo supera la marca de las tres decenas. Y eso sin tener en cuenta los visionados vía Pluto TV.

Y eso que “Gran Hermano” había frenado su arrollador paso en el último tiempo: si bien camino a la final recuperó audiencia, durante el cuarto mes de emisión el programa había perdido algunos puntos de interés. Lógico, por otro lado: en ese momento el programa comenzó a abusar de los reingresos y otras tretas para extender la duración y provocar momentos de emoción y polémica en la casa.

Aún así, siempre fue el programa más visto de la televisión argentina, por bastante diferencia. Por eso, Telefé ya prepara una nueva edición: en la gala del domingo, en “La última cena”, Del Moro reveló que uno de los sobres que contenía la misteriosa valija que dejó Alfa en su sorpresiva visita a la casa de “Gran Hermano” anunciaba el comienzo de la convocatoria para una nueva edición del reality.