A más de una década del homicidio de Juan Farías, el caso continúa impune

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Uno de los puntos centrales de la investigación de la llamada “Megabanda”, fue el crimen de Juan Farías, el presunto integrante de ese grupo criminal caído en desgracia, cuando, según entiende la Justicia, decidió cortarse solo y cometer un millonario robo en una vivienda en la zona del Parque Saavedra.

Según quedó probado en el expediente, a decir de voceros del caso, el por entonces juez César Melazo estaba en una fiesta con el dueño de esa propiedad.

Quien perpetró el golpe, siempre para los mismos voceros, fue Farías, que terminó ejecutado a balazos, el 1° de diciembre de 2010, en un coqueto edificio de La Loma, situado en 44 entre 26 y 27, donde vivía junto a la mujer y su pequeña hija.

La pesquisa del hecho estuvo a cargo del ex fiscal Tomás Moran, que terminó detenido bajo sospecha de planchar el expediente a cambio de una abultada suma de dinero.

Quien reemplazó a Moran, cuatro años después, fue la fiscal Betina Lacki, que empezó a tirar del hilo investigativo y vino a desnudar una oscura trama, que salpicó a las más altas esferas del Fuero Penal de la Ciudad.

Cabe recordar que en este suceso, además, espera fecha para ser juzgado el ex juez de Casación bonaerense, Martín Ordoqui, junto a otros protagonistas centrales de lo que se llamaría la “Megabanda II”.

Para Lacki, las piezas empezaron a encajar y así pudo armar el rompecabezas de lo que, según su criterio, se escondía detrás del aquel asesinato.

Sin embargo, los integrantes del Tribunal II entendieron que no había elementos para condenar a nadie por ese hecho y mucho menos entender que Melazo pudo tener algún grado de participación intelectual.

Así, en el 5° punto del resolutorio, se pronunció “veredicto absolutorio respecto de Adrián Oscar Manes, Carlos Aníbal Barroso Luna, Gustavo Abraham Bursztyn, Gustavo Gregorio Mena, Martín Ezequiel Fernández y Héctor Alfredo Vega por los delitos de robo calificado por el uso de arma en concurso real con portación ilegal de arma de guerra y homicidio criminis causa (hecho II)”.

Según pudo saber este diario, en la sala de audiencias había familiares de la víctima y también de los acusados. Pero no hubo incidentes.

Sí abrazos y llantos de quienes fueron beneficiados con la sentencia.

DURAS CRÍTICAS

A todo esto, el ex juez Melazo renunció a su cargo en junio de 2017, cuando estaba apartado de sus funciones, de manera preventiva, por decisión del jury de enjuiciamiento abierto en su contra a partir de tres denuncias por mal desempeño y presuntas irregularidades en su accionar.

 

Martín Ordoqui, ex juez de Casación, es uno de los que espera detenido el segundo juicio por este caso

 

Melazo lleva detenido cuatro años y seis meses desde que se allanó su domicilio en Gorina, por lo que se especula que en un par de meses lograría la condicional y así estaría en condiciones de recuperar la libertad.

Durante el juicio, el exjuez pronunció sus “últimas palabras” en la que aseguró ser inocente.

“Han elegido la prueba para mancillar la verdad. Testigos hablaron de reuniones que no existieron. Ratifico que sólo conocía antes de estar preso dos de las personas (también imputadas), al resto lo conocí en el lugar de detención, muchos han sido procesados o penados por mí”, dijo Melazo.

Y sugirió que la fiscalía de instrucción “no investigó ni fue a lugares claves”, que “eligió testigos” y buscó “favorecer a la prensa y la opinión pública”.

Respecto del exmagistrado, cuando el tribunal dé a conocer los fundamentos de la sentencia, el próximo 17 de abril, a las 13 horas, también se sabrá si Melazo será investigado por otros delitos conexos.

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Juan Farías

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