El Vaticano y la colonización

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Gonzalo Sánchez

El Vaticano renegó de la denominada “Doctrina del Descubrimiento”, que amparó desde el siglo XV la colonización de América y África, un movimiento en busca de la “reconciliación” y que los pueblos originarios exigían a la Iglesia católica, como es el caso de las tribus canadienses.

“La ‘Doctrina del Descubrimiento’ no forma parte de la enseñanza de la Iglesia católica”, se defiende en un comunicado o “nota” conjunta del dicasterio (ministerio vaticano) para la Cultura y la Educación y el de Servicio del Desarrollo Humano Integral.

La Santa Sede, con este documento, reniega de dicha doctrina que ya desde finales del siglo XV, con varias bulas papales, puso las bases para la conquista “en nombre de Dios” de América y África por parte de potencias como la española o la portuguesa, entre otras.

Por ejemplo, el papa Nicolás V con su bula “Dum Diversas” (1452) otorgó “permiso pleno y libre” a la Corona portuguesa para “capturar y subyugar sarracenos y paganos” en su expansión africana.

Mientras que el pontífice Alejandro VI Borgia bendijo con su bula “Inter Caetera” (1493) la llegada a América de los españoles, un año después del primer viaje de Cristóbal Colón, y estipuló el reparto de dominios, contendidos entre Castilla y Portugal.

Estos textos de los papas, auténticas autoridades supranacionales en la Era de los Descubrimientos, unidos al principio “Terra nullius” (tierra de nadie), generaron un concepto jurídico que amparó la colonización, “el derecho exclusivo de extinguir el título o la posesión de dichas tierras a las poblaciones indígenas”.

Documentos

“La Santa Sede, además de repudiar esta colonización, reconoció que aquellas bulas papales “no reflejaban adecuadamente la igual dignidad y los derechos de los pueblos indígenas” y que “muchos cristianos han cometido actos de maldad” en contra de los mismos.

Pero también se excusó diciendo que aquellos documentos fueron “manipulados” por las potencias coloniales. “La Iglesia también es consciente del hecho de que el contenido de estos documentos ha sido manipulado para fines políticos por las potencias coloniales que competían entre sí, para justificar actos inmorales contra las poblaciones indígenas, realizados algunas veces sin oposición de las autoridades eclesiásticas”, se lee en el texto.

 

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