Los micros volvieron a distanciarse entre ellos y los usuarios a esperar

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Luego de un muy breve período en que pareció normalizarse el servicio de ómnibus en La Plata, volvieron en las últimas jornadas a hacerse sentir las quejas de usuarios por la falta de unidades y, consecuentemente, por las largas esperas a las que se ven obligados los usuarios en las paradas hasta poder subirse a un colectivo.

Tal como se señaló en la nota publicada ayer, pasajeros que esperaban el paso de alguna unidad en las paradas de la avenida 7 afirmaron que tienen que aguardar casi media hora, pues esa es la demora promedio entre micro y micro. Las protestas también apuntaron a los métodos de información vigentes sobre los horarios para ajustar tiempos de viaje y, también, a situaciones de tensión con choferes.

En otras ciudades del país, por ejemplo, los usuarios disponen de aplicaciones en su celular que, en tiempo real, indican dónde se encuentran las unidades y cuánto tiempo resta hasta que lleguen a una determinada parada. Este tipo de servicios ya deberían estar disponibles en la capital de la provincia de Buenos Aires, donde todos los días miles de personas deben trasladarse “a ciegas”, sin tener precisiones sobre los micros que necesitan tomar.

En cuanto a las fricciones que se dan entre usuarios y choferes, una mujer que viaja en la Línea Este se quejó por la “falta de empatía” que vendrían mostrando algunos conductores con sus pasajeros, en los ramales 14 y 15. “Te paran donde quieren. Dejan a menores sin su boleto escolar, no respetan las paradas y mucho menos la velocidad”, dijo. Aseguró, asimismo, que “hay cero consideración por los mayores”.

Otra de las quejas apuntó al hecho de que, por un lado, “hay que esperar mucho tiempo para que pase un micro y, después, aparecen dos o tres juntos. No se entiende un funcionamiento tan desequilibrado”.

Se añadió que muchos de los problemas se agudizan entre el final de la tarde y ya entrada la noche, cuando las esperas en las paradas se hacen más prolongadas. “Y además no contamos con información para saber cómo manejarnos”, sostuvo una usuaria de la Línea Norte.

En realidad, trastornos semejantes se presentan en la mayoría de las líneas que cubren la Región. No sólo poder conseguir un micro al que subir en tiempos razonables, sino también encontrar las paradas, descubrir qué ramal tomar y, desde luego, agolparse con muchos otros usuarios en las paradas atestadas forman parte de las dificultades que vienen sufriendo habitualmente los usuarios de La Plata, Berisso y Ensenada.

Los pasajeros, al igual que siempre, se encuentran obligados a desempeñar el papel de convidados de piedra en estas irregularidades en la prestación del servicio, caracterizado por una indefinida sucesión de incumplimientos crónicos y en litigios permanentes entre las empresas y el Estado, disipados un tiempo con soluciones a medias.

Se ha dicho ya y vale insistir: los especialistas coinciden en apuntar a la necesidad de realizar en La Plata un planeamiento integral y eficiente del transporte público, que contemple la necesidad de administrar y absorber los efectos del crecimiento poblacional y urbanístico, enhebrando en ese programa la existencia de un esquema que -tanto en su tecnología como en diagramación funcional- sea económico, eficiente y que se encuentre a la altura de la nueva dinámica de la época.

Ello, sin perjuicio de reclamar que las autoridades prevengan situaciones negativas, como las que atraviesan actualmente los pasajeros, entre ellas la de eternizarse en las paradas, sufrir traslados incómodos o verse sometidos a la imposición de itinerarios irracionales y costosos.

 

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