Falta una mayor cultura vial entre los protagonistas del tránsito

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Opinión Editorial

Los especialistas siempre vinieron señalando que en nuestro país el problema del tránsito automotor reclama un tratamiento multidisciplinario, ya que para abordarlo en su integridad corresponde analizar diversos factores. Por lo pronto, la tesis que sustentan asevera que la falta de sólidos principios educativos en los conductores pasa por la causa principal de la indisciplina y el desorden existentes, aunque también advierten que deben ser atendidas muchas otras cuestiones.

Entre estas últimas aluden así a fallas en los controles viales, al mal estado de muchas rutas, a señalizaciones equívocas o inexistentes y -por dar otro ejemplo que pertenece a la esfera del comportamiento- a la conveniencia en los viajes largos de que los conductores se detengan y descansen unos minutos, actitud que conviene remarcar en estas jornadas de Semana Santa en la que se registran movimientos turísticos masivos.

Por cierto que tampoco puede soslayarse la necesidad de que los conductores profesionales cumplan debidamente con las normas viales y cumplan a rajatabla con las pautas diarias de descanso fijadas por las leyes laborales y del transporte público. Si bien es mucho lo que se ha hecho en algunos aspectos, como la sanción de normas que apuntan a que los conductores se encuentren en buenas condiciones físicas, es mucho más lo que falta por hacer.

En este contexto es que cobra especial importancia la encuesta realizada en las últimas jornadas por Cámara de Empresas de Control y Administración de Infracciones de Tránsito de la República Argentina (CETRAICA), en la que casi el 80 por ciento de los automovilistas consultados contestó que no hay consideración por las leyes del tránsito en las calles.

En la encuesta realizada entre los meses de enero y febrero de 2023 en el Área Metropolitana de Buenos Aires y publicada en este diario, tanto el conocimiento de las normas como el respeto hacia ellas por parte de automovilistas, motociclistas, ciclistas y peatones obtuvo porcentajes extremadamente bajos, según la opinión de los propios protagonistas del tránsito que respondieron a un cuestionario de cuarenta preguntas.

En realidad, debe ser una de las primeras veces en las que se obtienen precisiones que apuntan a colocar el acento en la llamada “cultura vial” de los argentinos, tan necesaria como casi inexistente en muchos conductores y peatones de nuestro país, tal como lo vienen señalando los especialistas viales.

Debe tenerse en cuenta que aquí no se habla en absoluto del comportamiento habitual de conductores de automovilistas y peatones sino de buena parte de ellos que no respetan velocidades ni señales, que actúan con imprudencia y sin preocuparse por la integridad física de nadie, ni siquiera la de ellos mismos.

Los conocedores llegan siempre a dos coincidentes conclusiones: por un lado, a la necesidad de sancionar con toda la severidad posible a quienes infrinjan las normas; y por el otro, a que se impartan en la población sólidos principios educativos, que apunten a la importancia de respetar las leyes para que en las calles reine el orden y no la anarquía. En este último sentido, se alude reiteradamente a que esa cultura se empiece a irradiar ya en edades tempranas, con materias que debieran ser permanente en la currícula escolar.

 

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