Aquí el dólar vuela; afuera, los metales preciosos
Edición Impresa | 6 de Abril de 2023 | 01:59

Luis Varela
eleconomista.com.ar
Argentina enfrentó una sucesión de malos resultados que obligaron a Sergio Massa las medidas que anunció antes de que lleguen los feriados. El ministro de Economía tuvo que anticiparse porque los dólares financieros saltaron a otro récord, el BCRA perdió más reservas y se endeudó más, los bonos y las acciones argentinas bajaron, todo con las primeras señales concretas de freno en EE.UU. y China, las principales economías del mundo.
La actividad económica china se está desacelerando, crece la desconfianza y el Banco Central de ese país tuvo que prometer que protegerá al yuan para mantener la estabilidad financiera de ese país, con un cúmulo de negocios inmobiliarios en zona de gran debilidad.
Inmediatamente detrás de eso se conocieron dos datos negativos en la economía norteamericana. Los pedidos de fábrica en EE.UU. registraron en febrero su segunda caída mensual consecutiva y al mismo tiempo se difundió que la oferta de empleo estadounidense se ubicó por debajo de los 10 millones de puestos por primera vez desde febrero 2021 (el número fue 9,9 millones cuando se esperaban 10,4 millones).
Pronósticos de los gurúes
Y, con eso como fondo, el CEO de JP Morgan advirtió que la crisis bancaria “aún no terminó” y que sus repercusiones pueden durar años. Y como si eso no bastara, Morgan Stanley advirtió que “el rebote de las acciones tecnológicas de Wall Street es exagerado”.
Todo ese cúmulo de señales hizo que muchos inversores globales optaran por aumentar sus posiciones de refugio. Así, la onza de plata voló por el aire, el oro lo siguió detrás, hubo una fuerte compra de bonos de la Fed, que bajó las tasas largas y debilitó al dólar global, al tiempo que en medio del ajuste inglés se acaba de anotar un fuerte repunte para la libra esterlina, que fue a su mejor precio en diez meses.
El corrimiento de inversores a posiciones refugio debilitaron las tasas largas norteamericanas, que siguen retrocediendo.
Con semejante desplome esto hace suponer a los inversores altamente especulativos de Wall Street que la Fed (banco Central) no subirá la tasa base en el próximo turno, y que incluso existe la alta posibilidad de que haya baja de tasas antes de fin de año. Pero, a contramano de esa percepción del mercado, tanto el titular de la Reserva Federal Jerome Powell como otros directivos de ese organismos insisten en que todo dependerá del dato de inflación, y que lo más probable es que suba otros 25 puntos básicos, hasta 5,25% anual, para mantenerse ahí durante todo este año.
Obviamente, la baja de la tasa que pagan los bonos norteamericanos hizo que el dólar global se encontrara con otra jornada sin fuerza. En el exterior el dólar subió 0,5% en México y 0,1% en Brasil y China, pero bajó 0,2% en Chile, 0,5% contra el euro y el yen y declinó 0,7% contra la libra esterlina, ahora manejada por el primer ministro de origen indio.
Pero lejos de la debilidad global del dólar, en Argentina el mercado cambiario se mantuvo muy encendido. Y en línea con la tensión cambiaria siguieron registrando en los centros de compras muchos movimientos en los precios, con información de aceleración inflacionaria, tanto que desde Córdoba la asociación de supermercadistas de esa provincia le advirtió al Gobierno que los planes de precios no contienen los procesos inflacionarios: “Son medidas absolutamente transitorias”.
Y, en términos concretos, el Centro Regional de Estudios Económicos de Bahía Blanca, que casi siempre es el primero en anunciar la medición de inflación del mes anterior, salió a decir que la variación del IPC de marzo fue calculada en 8,1% mensual, el mayor incremento desde abril de 2002.
Fue tan intensa la presión cambiaria y la remarcación de listas en los supermercados que el equipo económico tuvo que adelantar algunas señales de las medidas cambiarias que se anunciaron oficialmente ayer.
La idea del ministro sería una repetición de lo que viene realizando desde que está en el cargo: el anuncio de tipos de cambios diferenciales, que estarán en la zona de los $300, sin realizar una devaluación disruptiva, buscando al mismo tiempo seguir cerrando la economía para que la importación o los gastos en el exterior tengan más dificultades para llevarse los dólares del Banco Central. Y al mismo tiempo hilvanar desde la AFIP medidas con beneficios fiscales para que el drenaje de la autoridad monetaria no sea tan vertical.
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