Axel Atum, el pibe de Estudiantes que para jugar por Copa tuvo que pedirle permiso a sus padres

Después de estar tres veces concentrado, debutó el domingo ante Vélez. Tiene sólo 17 años y una montaña de elogios desde el Country

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Por MARTIN CABRERA

mcabrera@eldia.com

El mismo año que Axel Atum nació en Gualeguaychú, tres de sus compañeros de plantel (José Sosa, Mariano Andújar y Pablo Piatti) eran campeones con Estudiantes. El pibe, que el 2 de enero cumplió apenas 17, debutó el domingo pasado con la camiseta del Pincha y ayer firmó contrato profesional hasta diciembre de 2025. Si bien en el Country siempre hubo un halo de confianza en que iba a jugar en Primera, nadie imaginó que sería tan pronto. En el fútbol como en la vida, los sueños a veces se cumplen. Y en el caso de este chico fue posible.

Atum tiene edad de Sexta División y es volante central. Cara de nene, aparatos en sus dientes, piel adolescente... Pero ese contexto no impidió que Eduardo Domínguez lo mandara a la cancha luego de haberlo llevado tres veces al banco de suplentes, e incluso fuera parte de la delegación que viajó a Brasil para jugar por Copa Sudamericana.

Axel jugó apenas 10 partidos en Reserva en el actual Torneo Proyección. Comenzó ingresando desde el banco en la primera fecha ante Tigre y luego continuó sumando minutos hasta que en las últimas fechas agarró la titularidad (ante Atlético Tucumán, Boca y Platense) antes de ser convocado por el actual DT del equipo profesional y sumarse al primer equipo.

“Es chico que marca diferencias técnicas y tácticas. Es referente y líder pese a ser introvertido. En Reserva se fue acomodando rápidamente porque es inteligente. Eduardo (Domínguez) lo fue a ver un partido y le gustó. Lo llevó a entrenar con la Primera y quedó impresionado. Pese a todo lo bueno que tiene sabemos que es un chico y tenemos la obligación de ir acompañando su proceso pero no tengo dudas que le irá bien porque tiene un alto grado de madurez para su edad”, contó Pablo Quatrocchi, quien además de ser entrenador de Reserva es coordinador del fútbol amateur de Estudiantes. Fue él quien lo tuvo antes de que diera el salto mayor al plantel profesional y quien dio el visto bueno para que firme contrato.

Hijo único y muy pegado a sus padres, a tal punto que hace dos años extrañaba tanto a su familia que en Estudiantes le dieron 30 días de licencia para que vuelva a su Gualeguaychú natal. Esa decisión fue muy correcta porque volvió totalmente recuperado y con el ánimo renovado a la pensión, el escenario donde el lunes los otros chicos que viven allí y los estudiantes del secundario le dieron una cálida bienvenida por su debut en Primera.

 

“Tiene un potencial enorme y una cabeza muy grande. No se va a marear” (Leandro Testa)

 

“Me costó mucho, lloraba todos los días hasta que no aguantaba y me dejaron ir a casa, cuando volví estaba más tranquilo”, contó ayer el juvenil que se convirtió en el segundo jugador categoría 2006 en debutar en esta Liga Profesional de Fútbol.

En el reciente viaje de Estudiantes a Brasil no pudo hacer el trámite de migraciones junto al resto de sus compañeros. Por otra ventanilla se presentó con unos papeles en mano. Claro, al ser menor de edad tuvo que pedirle autorización a sus padres para dejar el país.

En el viaje, su primer viaje, empezó a recibir los primeros mensajes y consejos de sus compañeros. Y fue él, junto a Luciano Lollo y Jorge Rodríguez los encargados de llevar los bolsones de ropa desde el vestuario hasta la puerta del colectivo, porque el Pincha viajó desde Braganca Paulista al aeropuerto de Sao Paulo, desde donde regresó a la Argentina.

“ES UN PIBE RECONTRA HUMILDE”

Leandro Testa fue el entrenador que más lo tuvo en divisiones juveniles: Novena (vía Zoom porque fue pandemia), Octava y Séptima. “Es un pibe recontra humilde, en algunos casos te diría que demasiado. Podía jugar un gran partido, romperla, pero si al equipo le iba mal o un compañero tenía una mala actuación no podía disfrutarlo. No le gusta ser elogiado, le da mucha vergüenza”, fue el primer concepto del Cabezón para su dirigido, una de sus debilidades de los últimos años: “Siempre tuve claro que iba a llegar a Primera, era imposible que no sucediera, pero tal vez se dio más rápido de lo pensado”.

Futbolísticamente dijo que es de esos jugadores que dan gusto verlos jugar, porque estéticamente hace todo bien. Y no dudó en señalar que tuvo un cambio muy grande el año pasado que le significó un envión en su carrera. “Hizo un click en Séptima División. Le costaban mucho las transiciones. Siempre jugaba al mismo ritmo. Un día vimos un video de un partido contra Banfield, que nos hizo un gol porque él como volante central de juego no se involucra en la jugada. A partir de ese día su cambio fue radical, se comprometió más y a su buen juego le sumó despliegue en las transiciones. Creo que en ese momento se terminó de formar”, recordó.

Otro dato que lo pinta de cuerpo entero es que la semana pasada una marca muy conocida a nivel mundial en indumentaria deportiva le regaló dos pares de botines, de esos que valen tres cifras de pesos. No los quiso usar y se los dio al entrenador de una categoría para que busque algún jugador que los necesitase. “Eso te marca qué clase de persona es”, resaltó Testa.

 

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