Natalia y Ricardo, la pareja de titanio: 70 años
Edición Impresa | 14 de Mayo de 2023 | 03:05

Hace pocos días celebraron sus Bodas de Titanio, todo un símbolo del vínculo que construyeron, Natalia Wagner (91) y Ricardo Euler (94), dos vecinos que trajeron desde Entre Ríos su historia de amor a la Ciudad y siguen coincidiendo en la fórmula: respeto, tolerancia y la persistencia del “flechazo”.
Ambos nacieron en la provincia de Entre Ríos y su amor comenzó a forjarse en un baile de Irazusta, el pueblo en el que vivían. “En esa época los jóvenes nos conocíamos en el baile y nosotros después nos pusimos de novios, al tiempo le pedimos permiso a mi padre para venir un año a trabajar acá para reunir el dinero para casarnos”, recuerda Natalia.
Al llegar de su provincia, Ricardo vivió con un hermano casado, ya residente en City Bell y Natalia con una hermana instalada con su familia en Berazategui. “En esa época City Bell era un desierto y nosotros nos podíamos ver un ratito los sábados, había otras costumbres”, aclara Natalia.
Luego de estar un año de novios y ahorrar, centavo sobre centavo, para comprar todo lo necesario para el nuevo hogar, decidieron casarse un día después del cumpleaños número 24 de Ricardo, ella tenía 21. “Nos casamos por Civil y recién dos semanas después, por iglesia, en Irazusta”, apunta la mujer.
El matrimonio se radicó en City Bell, su pago chico desde hace 69 años. Allí fueron pasando por todos los metales de la celebración de la trayectoria matrimonial. Para llevar el pan a su mesa, Ricardo hizo todo tipo de tareas, pero trabajó durante 40 años “en el taller de Eusebio Carnevale” como pintor de letras de los carteles de publicidad. Natalia trabajó primero en casas de familia y después en talleres de costura y tejiendo.
“Eran tiempos en los que había mucho trabajo y nosotros hacíamos todo lo que nos ofrecían para progresar”, recuerda.
Después la familia creció, el matrimonio tuvo 2 hijos, Gloria Susana y Oscar Alberto, “cuando iban a la escuela no había fotocopiadoras y nosotros ahorrábamos para comprarles los libros. Hicieron la primaria en City Bell y la secundaria y la facultad, en La Plata”, recuerda Natalia. Oscar se recibió de técnico mecánico y Gloria de contadora.
Entre los momentos difíciles, Natalia señala los años de la dictadura militar en la que sus hijos ya estaban en la Universidad y se vivían momentos complicados, de incertidumbre. “Teníamos terror de que les pasara algo, mi hija volvía de Ciencias Económicas a las 10 de la noche y mi esposo la iba a buscar. Por suerte nunca les pasó nada”, dice la mujer con alivio.
Entre sus más grandes satisfacciones están tener “un buen yerno y una buena nuera” y ser abuelos de cinco nietos: Juan, Elda, Nadia, Paola y Delfina y 2 bisnietas: Zoe y Roma.
Tras 70 años juntos confiesan que se siguen eligiendo y que no pueden vivir sin el otro. “Ahora cambió todo, antes la gente era pacífica, tolerante, tal vez no se vivía bien en lo material, pero había respeto y obediencia a los mayores”, afirma Natalia y agrega que como en cualquier matrimonio en el suyo también “hubo cosas para decirse y escuchar entre las cuatro paredes del hogar”.
Para el matrimonio la mayor bendición es la gran familia que construyeron. Aunque su hija formó su familia en Formosa, los visita cada vez que puede y hace 37 años que su hijo y su nuera viven en el mismo terreno que ellos, en 28 entre 11 y 11 bis.
“Hace 64 años que vivimos en el mismo lugar, antes teníamos 5 vecinos y la calle era de tierra, los días de lluvia los chicos tenían que ir a la escuela con otros zapatos para cambiarse”, afirma la mujer para graficar cómo cambió su barrio en las últimas décadas.
Natalia y Ricardo viven en armonía y en un clima de amor, algo que es casi todo lo que necesitan. “Nos cuidamos mucho porque tenemos la presión arterial variable, pero cocinamos juntos y comemos sano. Hoy, por ejemplo, hicimos patamuslo y zapallitos revueltos”, comenta entre risas en una de las tardes de la semana que pasó. En su familia coinciden en que es un privilegio para las nuevas generaciones ver en casa los valores de Natalia y Ricardo, una enseñanza impagable en la que los valores se reflejan en los gestos cotidianos del amor y el respeto.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE