Salud mental en la UNLP: alumnos demandan más atención
Edición Impresa | 15 de Mayo de 2023 | 04:16

El brusco cambio que significa el paso del colegio secundario a la Universidad requiere de los jóvenes una adaptación que suele despertar angustias, ataques de ansiedad y hasta a veces de pánico que se agravan cuando para poder estudiar dejan atrás su pueblo o ciudad, la familia y los amigos. Enfrentan problemas nuevos como compartir vivienda con un compañero, vivir desde el punto de vista económico muy ajustadamente y en algunos casos trabajar. La consecuencia es un creciente número de jóvenes que necesitan asistencia psicológica que les es muy difícil de obtener. Una recorrida realizada por periodistas de EL DIA permitió recoger testimonios sobre esas situaciones.
EN PRIMERA PERSONA
“La facultad nos plantea exigencias distintas a las del pasado y muchas veces llegué a sentir estrés y culpa por no sentirme capaz de estudiar y trabajar”, señaló Lucio, que tiene veinticuatro años, es de Zárate y estudia en la facultad de Humanidades. Después relata que fue testigo de una situación similar con una compañera: “No habían pasado treinta minutos de clase cuando se retiró del salón manifiestamente nerviosa, abrumada”. En general cuentan que reciben ayuda de la familia y por eso tienen una menos tolerancia consigo mismos ante la posibilidad de fracasar.
A todas esas circunstancias debe sumarse que después del largo periodo del confinamiento por la pandemia deben acostumbrarse a la interacción social en un medio diferente al que crecieron. También, hay que tener en cuenta los factores externos al ámbito universitario cuando se ven obligados a trabajar y necesitan hacer un dificultoso equilibrio entre la formación académica y el mercado laboral justo cuando la crisis del país solo les permite acceder a puestos con salarios muy bajos y precariedad laboral.
Lucio, que cursa en el edificio del ex BIM en 122 y 52, además siente que debe transitar por una zona donde reina la inseguridad agrega que “quienes trabajamos debemos ir a clases en horarios nocturnos y caminar o esperar el colectivo con temor”, afirma el estudiante de Historia.
“Por la ansiedad que me generaba la superpoblación en las aulas, con tantas personas en un mismo espacio, desistí con la carrera y empecé otra en remoto”
Génesis Brull
Estudiante
Por su parte, Juana que ingresó en el año 2022 a la Facultad de Ciencias Médicas para estudiar obstetricia, detalla: “No estamos preparados para enfrentar todas las obligaciones y mucho menos cuando venimos de otra ciudad. Asumimos presiones que no estamos acostumbrados y muchos recurrimos a ayuda profesional por todas estas dificultades”. Sintió que estaba completamente “a la deriva” como muchos otros que optan por terapias que llegan a costarles cuatro mil quinientos pesos por sesión que son dieciocho mil pesos cada treinta días (una por semana).
Además del contexto de crisis socioeconómica, el muy prolongado confinamiento debido al Covid que dejó algunas secuelas como explica Génesis Brull que ingresó en el 2018 a la facultad de Ingeniería. “Por la ansiedad que me generaba la superpoblación en las aulas, con tantas personas en un mismo espacio, desistí con la carrera y empecé otra que podía hacer de forma remota. Tuve ataques de pánico en la facultad, fue mucho tiempo sin socializar y de un día para el otro volvimos a las aulas llenas”, contó.
“Durante el curso de ingreso del año pasado, en algunas semanas se registraron cuatro o cinco episodios de ataques de pánico y ansiedad con llamados a la ambulancia”
Maixa del Río
Centro de Est. de Psicología
POCA INFORMACIÓN
Varios estudiantes coincidieron en afirmar que no recibieron información adecuada para integrarse a la Universidad y subrayan que no tienen información suficiente sobre programas que incluyan consultas psicológicas más accesibles.
Corresponde señalar que los estudiantes de Psicología sí tienen a disposición un programa que les permite un primer acercamiento en atención psicológica, informar sobre las características de la vida universitaria. Esa dependencia es parte de un programa de la Secretaría de Salud Mental y Derechos Humanos que funciona desde el 2018 y desde el año pasado coordina con Salud Mental del Rectorado de la UNLP. Cuenta, aseguran, con una psicóloga que conduce el primer encuentro para derivar al alumno a los consultorios de la universidad, hospitales públicos o lo que requiera individualmente la persona que se acerca.
Desde el área informan que a partir “de la primera semana de febrero estamos atendiendo alumnos, principalmente ingresantes, con situaciones particulares detectadas por docentes y tutores estudiantes, también temáticas relacionadas a discapacidad y violencia entre pares y de género”. Los casos más relevantes que llegan a la consulta psicológica son fobias, ansiedad en situaciones de socialización, ideaciones suicidas, descompensación por falta o abuso de medicación, nerviosismo y episodios de violencia en casos de desaprobar exámenes.
También sostienen que “hay una incomodidad tan aguda que llega a producir una menor tolerancia a adaptarse a las demandas de las cursadas: “Los chicos se paran y salen de las aulas, les cuesta más prestar atención a todas las horas que dura una clase teórica”. En ese sentido, creen que la situación de encierro dejó secuelas y tuvo un impacto en la salud mental, “un impacto que vamos a ver por los próximos años”.
Por su parte, la vicepresidenta del centro de estudiantes de la facultad de Psicología, Maixa Del Río, en diálogo con EL DIA mostró su preocupación por la alta demanda de atención psicológica. Agregó que la necesidad de generar espacios de contención para los estudiantes se debe a los episodios que requirieron de asistencia médica en la facultad: “Durante el curso de ingreso del año pasado, en algunas semanas se registraron cuatro o cinco episodios de ataques de pánico y ansiedad con llamados a la ambulancia”, explica Del Río y agrega que el centro de estudiantes recibió capacitaciones desde la entidad Cruz Roja a fin de lograr herramientas para accionar frente a estos casos hasta el momento de llegada de la asistencia médica.
Frente a los testimonios que indican un aumento en la demanda por atención psicológica dentro del ámbito terciario, EL DIA pidió a los responsables de los departamentos de Salud Mental y Salud de la UNLP datos estadísticos sobre la cantidad de alumnos que reciben el beneficio de los programas que se llevan adelante. Sin ninguna precisión, sólo se contestó que “no dan abasto” con la solicitud de turnos que llegan al Rectorado de calle 7 y 48, debido a que “hay poco personal para atender a la gran masa de estudiantes que transitan por las 17 facultades que comprenden a la UNLP”. Mientras, advierten que la problemática se replica en los centros de salud pública donde son derivados quiénes no acceden a los consultorios que brinda la casa de estudios.
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