Los ultraprocesados una “droga” difícil de esquivar
Edición Impresa | 16 de Mayo de 2023 | 02:38

Por CAMILA MORENO
Abrir un paquete de snacks con el fin de comer solo algunos pocos es una misión prácticamente imposible, por más que el comensal se mentalice e intente ingerir apenas un puñado de papas, controlarse resulta muy difícil y en ocasiones no se para hasta llegar al final del paquete. Este deseo casi incontrolable por consumir se repite con todo tipo de alimentos ultraprocesados, como galletitas dulces, golosinas y gaseosas, e incluso llega a vivirse como si se tratara de una adicción.
Normalmente cuando se habla de consumo problemático rápidamente se lo asocia a sustancias prohibidas de difícil acceso, pero la verdad es que mucho de los productos que generan una fuerte dependencia en los consumidores se los puede conseguir en los supermercados o comercios de cercanía.
¿Es correcto afirmar que la comida puede generar una adicción en las personas?
¿Pero es correcto afirmar que la comida puede generar una adicción en las personas tal como sucede con el cigarrillo o con las bebidas alcohólicas? Para la Licenciada en Nutrición Catherine González (MP 6033) “si existe una adicción a este tipo de alimentos” pero destacó la necesidad de no ubicarlos dentro de esa categoría sino de llamarlos “productos” ya que “no son alimentos sino formulaciones que hace la industria, que los va modificando con diferentes tipos de agregados, que lo hacen o lo convierten en un producto”.
“Por lo general, las principales características de los ultraprocesados justamente es esa, es que generen ese poder de adicción, que la gente que los come no pueda parar de comerlos o que quiera seguir comiendo de ese tipo de alimento, y eso sucede porque por lo general suelen usar azúcares de todo tipo -no solamente azúcar blanca sino también sus derivados- para generar este tipo de adicción”, detalló la licenciada y añadió que además tienen “un montón de agregados de grasas de diferentes tipos, principalmente de grasa saturada, lo que también genera adicción”.
Ante esto la psicóloga Anahí Boujon expresó que las adicciones se sostienen en base a un “objeto de consumo que puede ser cigarrillo, alcohol, sexo o sustancias. Objetos que cumplen una función en la vida de las personas”. Entonces si se ve que una persona tiene una relación de dependencia con ciertos alimentos y que influye en su cotidianidad “entonces si, la comida puede entrar dentro de estos objetos aditivos”.
EL IMPACTO EN EL CUERPO
“El problema creo yo es el uso y el abuso de este tipo de ingredientes, que quizás en una galletita le ponen 5 o 6 tipos de endulzantes diferentes. Entonces estás consumiendo un producto que tiene una cantidad total de azúcar muy alta”, explicó González. Esto lleva a que el organismo se acostumbre a cantidades cada vez más grandes de azúcares y los “antojos” de algo dulce sean difíciles de cubrir, “ya no nos conformamos con el sabor de una manzana, por ejemplo”, indicó.
De esa manera se genera una rueda de consumo en la que la persona no puede dejar de ingerir estos alimentos “entonces entra en un círculo que se termina convirtiendo en un hábito” que con el tiempo tendrán un impacto negativo en el cuerpo. Una cosa es tener ganas de tomar una gaseosa y hacerlo, pero otra distinta es que “el día que no puedas tomarla te empieces a desesperar. Es ahí donde vemos el poder que tienen estos productos que generan ese tipo de adicción”, señaló la nutricionista.
Además de despertar esta dependencia de los consumidores, impacta de lleno en la salud “principalmente con problemas dentarios, pero pueden llegar a generarse hasta problemas relacionados a alguna patología o a alguna enfermedad crónica, como puede una diabetes, sobrepeso u obesidad”, dijo la licenciada. Pero la realidad es que no existe una relación directa de que si consumís ciertas cosas inevitablemente tendrás determinadas enfermedades, pero el problema radica en que “para mí no son alimentos, son productos y que cada vez están más lejos de lo natural y de lo saludable”, sentenció la especialista.
“Al margen de la cuestión adictiva, también tenemos que entender o ver que que quizás estos productos no aportan los nutrientes que nuestro cuerpo necesita”
Catherine González
Nutricionista
LAS DIETAS Y LA CULPA
Esto viene aparejado a otra problemática ligada más a lo emocional, es que muchas personas pueden llegar a despertar un sentimiento de angustia al ver que no pueden controlar lo que comen. Ahí llegan las prohibiciones “no abro un paquete de galletitas porque sino me las como todas”, es una afirmación que suele escucharse a menudo -galletitas, golosina o papitas, no importa de que producto se trate.
En esos casos las culpas recaen sobre la persona que no puede ejercer el autocontrol de lo que come pero en verdad el foco debería estar puesto del otro lado, de lo que el mercado le ofrece. “Claramente es fácil caer en la tentación, pero se debe a la formulación, están hechas a base de sustancias que uno de los objetivos que tienen es ese, es generar ese tipo de adicción de que uno empieza a comer un paquete de papas fritas y quiera terminar cuando ya no haya más”, explicó.
“Las adicciones se sostienen en base a un objeto de consumo, funcional a la vida”
Por último, González consideró que “al margen de la cuestión adictiva, también tenemos que entender o ver que que quizás estos productos no aportan los nutrientes que nuestro cuerpo necesita para poder tener una vida saludable, sana y sostenible en el tiempo. Por eso yo hago mucho hincapié en no llamarlos alimentos”.
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