Una deuda que crece y duele: seis de cada diez pibes, con ayuda alimentaria
Edición Impresa | 21 de Mayo de 2023 | 02:45

Francisco L. Lagomarsino
flagomarsino@eldia.com
“Salgo a recorrer comercios y buscar las posibles colaboraciones; la mercadería que están entregando, cuando llega, no alcanza” advierte Silvia Barrientos, del comedor y merendero “Panza Llena, Corazón Contento”. Situado en 54 entre 148 y 149, barrio La Vía de Los Hornos, recibe cada día dos o tres familias “nuevas”, que se acercan a averiguar cómo sumarse a los beneficiarios, y de paso se llevan alguna ración. “Es impresionante; gente que pensábamos que no necesitaba, nos pide comida, ropa, calzado” destaca Silvia: “estamos a puro guiso con menudos y alitas, fideos y arroz hervido con alguna verdura. A veces elijo las alitas con más carne y las hacemos marineras para variar un poco... Los nenes más chicos nos dicen ‘¿otra vez guiso?’... y nos parte el alma”.
En la Región, se cuentan por centenares las familias con carencias que recurren a un circuito solidario de varias estaciones para agenciarse la alimentación de toda la semana, recorrido que los chicos escolarizados complementan con la eventual ayuda que llega desde las aulas públicas en forma de mercadería, o de una plaza en los comedores.
En el caso de los locales barriales, la paleta nutritiva es cada vez más limitada, y así lo hacen saber sus responsables, esos mismos que hacen milagros para conseguir el aporte de proteínas y vitaminas que saben -o intuyen- debe tener una dieta que permita a los nenes desarrollarse en plenitud (ver aparte).
Ampliar el menú
“Esta todo muy difícil” sintetiza Pablo “Colo” Pérez, que desde la ONG tolosana La Plata Solidaria asiste a numerosos espacios barriales de la Región. “La dieta que predomina ampliamente es a base de farináceos, fideos, pan, arroz; es paliar la urgencia hoy, pero hace falta más. ¿Carne de vaca o cerdo? Prácticamente una utopía. Sobre todo se consigue pollo. Y las verduras que no sean estrictamente de estación siguen el camino de la carne, por las violentas fluctuaciones en sus precios. La gente de los comedores se rompe el alma, porque ver a un pibe con hambre da impotencia, desespera. Pero hace falta más”.
En la última década, el porcentaje de niños y adolescentes -de 0 a 17 años- que reciben alguna clase de asistencia alimentaria gratuita creció del 21,4 por ciento al 59,3 por ciento. El de aquellos que padecen inseguridad alimentaria -restricciones en la dieta- pasó de 19.9% a 31,4%. El de quienes sufren inseguridad alimentaria extrema -hambre-, fue de 10,2% a 12,3%. Así lo revela un documento recientemente presentado por el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica.
El estudio recoge que el 61,5% de los chicos (unos 8,2 millones) es pobre, y el 13,1% (unos 1,6 millones) es indigente. Los primeros no tienen cubierta la Canasta Básica; a los segundos no les alcanza ni siquiera para comer todos los días. Esto, a pesar de que los subsidios y planes sociales no han parado de incorporar beneficiarios, y alcanzan ya al 49,8% de la infancia y adolescencia.
Entre las conclusiones del trabajo, se destaca que “si bien se ha registrado un impacto positivo de la Asignación Universal por Hijo y la tarjeta AlimentAR en indicadores de inseguridad alimentaria severa, existe evidencia acerca de su insuficiencia para garantizar un consumo adecuado de nutrientes esenciales en la infancia (lácteos, carnes, frutas, verduras)”.
“Ésta vino brava para todos; se nota en el barrio entre familias que la venían piloteando y ahora se acercan al comedor” valora Patricia Pedroza, de “Carita Feliz”. Situado en 89 entre 18 y 19, asiste a 135 familias. Patricia arrancó en el métier 17 años atrás. Hoy le hace falta lo que a todos: carne, hortalizas, frutas.
Trabajadores esenciales
La UCA pone de relieve, asimismo, “el rol fundamental que cumplieron durante la pandemia, y continúan teniendo, las ayudas alimentarias directas en las escuelas (entrega de bolsones de alimentos, viandas, copa de leche) y las organizaciones sociales en los barrios a través de los comedores comunitarios”.
“Los Duendes del Parque” está en 166 entre 42 y 43, entre El Centinela y Olmos. Entre quintas, loteos y barrios humildes. Tres veces por semana, allí cocinan para casi 300 personas, una cifra que no para de aumentar. “Se acerca gente que estaba bien económicamente para pasar a buscar la vianda, mandan mensajes por privado con algo de vergüenza” explica Carolina Segovia: “incluso vienen una vez por semana desde Berisso. Como hay nenes al borde de la desnutrición, y familias que dependen de nosotros, tratamos de coordinar con otros comedores para que tengan algo los días en que no cocinamos”.
Segovia agradece que “una pollajería nos da todas las semanas un cajón de pollo, que alcanza para dar un toque, para saborizar lo que en la mayor parte son guisos” y aclara que “para la verdura, que está imposible, hacemos una vaquita entre las veinte personas que trabajamos y colaboramos en el proyecto”. También suelen armar ferias de ropa, en las que cada quien “se lleva lo que necesita”.
Y se necesita de todo. Bancos, mesas, sillas, manteles, una cocina resistente, garrafas. Todo hace falta, todo suma en un contexto en el que no faltan actos de vandalismo y robos.
“Con algo de pudor, se nos acerca a consultar gente que estaba bien económicamente”
“Hace poco se llevaron la garrafa con la que cocinamos y rompieron los vidrios” recuerda Inés Cardozo con enojo y tristeza. Inés está al frente del espacio “Mano Solidaria”, en 72 entre 152 y 153 del barrio La Mecánica, desde hace 15 años. Y desde hace poco, de “Vecinos Solidarios” en 78 entre 150 y 151, a la altura de uno de los extremos de la desaparecida pista de aterrizaje del aeródromo Elizalde, hoy plena “megatoma”. Aunque Inés prefiere hablar de “barrio, porque ya es un barrio”.
Los merenderos ofrecen copa de leche, comida y apoyo escolar. El menú es conocido: guisos, polenta, la verdura que puedan comprar del bolsillo propio; al menos, una fundación del rubro, con nombre de fantasía “floral”, les provee abundante pollo. Cardozo repasa que “la necesidad subió mucho durante la pandemia, y después bajó un poco, pero desde hace algunos meses crece con mucha fuerza de nuevo; y las condiciones que enfrentan algunas familias son extremas. Vemos muchos chiquitos descalzos, por ejemplo. Y el otro día se acercó una adolescente de 14 años que no sabía leer ni escribir... Queremos que nos ayuden a ampliar el apoyo escolar, no se dan una idea de lo fundamental que es...”
más recursos, mismo resultado
De acuerdo con la UCA, las transferencias del Estado a las franjas con menores ingresos subieron casi nueve puntos entre 2019 y 2022, hasta alcanzar al 49,8% de la población de niños y adolescentes. “Dicha cobertura, si bien crece en los estratos sociales más vulnerables también registra incrementos significativos en estratos sociales medios y no pobres” advierte el informe, “así como en el Conurbano Bonaerense y en áreas metropolitanas del interior urbano”.
“Hasta hace un año repartíamos viandas en diferentes puntos de entrega, pero detectamos que aparecía cada vez más gente que no lo necesitaba, mientras notábamos una creciente necesidad en las infancias. Y decidimos trabajar específicamente orientados a la niñez”. Sandra Katsinis es parte del grupo Hacer, y junto a un grupo de voluntarios recorre plazas, predios, clubes y campitos brindando alimento, ropa y recreación.
En los comedores hacen malabares para meter en las ollas las proteínas indispensables
“Está un poco desatendido lo recreativo, así que decidimos comprar un inflable; por ejemplo, en la megatoma, muchos chiquitos nunca habían subido a uno” describe Sandra, quien destaca la labor de Leo Zaracho en la movida, “y de Natalia Rubino, que falleció hace poco y fue un puntal”.
“La convocatoria va creciendo cada vez que volvemos, hay gente sin trabajo y otra que recibe unos pesos en alguna cooperativa, o con planes, pero no alcanza; en los comedores nos dicen que durante dos o tres semanas por ahí no les bajan nada de mercadería y no saben cómo seguir” señala Katsinis: “así que asistimos comedores. Estamos en Los Hornos, en el Palihue... El 25 de mayo vamos a compartir un locro en 10 y 90”.
La vecina cree que “la sociedad platense, por suerte, está entre las más solidarias. Pero ante tamaña pobreza a veces no alcanza, y ahora viene el frío, la peor época. Hay que redoblar esfuerzos”.
Contactos para donar: * Carita Feliz (Patricia): 15-627-1465 / * Panza Llena, Corazón Contento (Silvia): 15-542-5975 / * Los Duendes del Parque (Carolina): 15-570-8198 / * Mano Solidaria (Inés): 15-419-2102 / * Grupo Hacer La Plata IG (Sandra): @grupohacerlaplata / * La Plata Solidaria IG (Pablo): @laplatasolidariaok
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