En Cuba, por la falta de gas y nafta más gente cocina con carbón y hace “dedo”

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MARIEL, CUBA

Rosa López encendió una estufa a carbón para hervir boniatos y preparar huevos revueltos con tomate para sus nietos. Desde hace un mes y medio las garrafas (que en la isla llaman tanques de gas) no llegan a la localidad cubana de Mariel.

Bajo un sol inclemente en la ruta a Pinar del Río, Ramón Victores lleva una semana esperando en la cola de una estación de servicio para cargar diésel. Y 150 km al este, en las inmediaciones de Güines, María de la Caridad Cordero estuvo dos horas agitando dinero tratando de tentar a los esporádicos conductores que pasaban para que la llevaran hasta la vecina Jagüey Grande.

La grave escasez de combustible que atraviesa Cuba va más allá de los días y noches de espera en las estaciones de servicio. En el interior del país, la falta de combustible ha acentuado el desabastecimiento de alimentos y medicamentos causado por la actual crisis económica.

En numerosos pueblos en las provincias de Artemisa y Mayabeque, por caso, los residentes se las ingenian para comer, trasladarse y evitar perder jornadas de trabajo.

“Estoy cocinando con carbón o con leña”, contó López, un ama de casa de 59 años vecina de la localidad de Mariel -70 km al oeste de La Habana-. “A la bodega (los comercios estatales adonde se compran alimentos subsidiados) no ha llegado el aceite. Mañana si Dios quiere nos lo van a vender”.

Un rato antes con su hija había ido a un mercado cercano a comprar porotos, galletas saladas, piña, tomates y calabaza por los que pagaron 900 pesos cubanos (unos cinco dólares al cambio de la calle, que es el que realmente se usa), un monto nada despreciable para el sueldo del esposo de López de unos 3.000 pesos cubanos (12 dólares). Ambas recorrieron el camino de regreso a su casa comentando los precios con una vecina. “Todo se va en nada”, se lamentó López. Cuando se suspendió la venta de garrafas para cocinar, los usuarios recibieron una boleta para organizar la distribución. López tiene el número 900 y no saben cuándo le tocará.

 

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