Dos informes que marcan la fragilidad laboral vigente en nuestro país

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Datos oficiales de la Argentina acaban de informar que la informalidad laboral ya llega al 37,4 por ciento, en una radiografía sobre el empleo que, además, permite verificar que el aumento de la tasa “no se condice” con una mejora en los ingresos de los trabajadores y tampoco tiene relación con más puestos de trabajo formal.

La informalidad en el mercado de empleo se incrementó en forma ostensible, de acuerdo datos obtenidos del cuarto trimestre del año pasado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), reproducido en este diario en ediciones anteriores.

En paralelo, pudo saberse asimismo que tres de cada diez trabajadores asalariados son pobres, con ingresos promedio que no llegan a cubrir la canasta básica del total de una familia tipo, según determinó en las últimas horas el observatorio de la Universidad Católica Argentina (UCA).

“Hoy tener un trabajo formal no es sinónimo de clase media ni el pasaporte para acceder a ella y son cada vez más los trabajadores que se presentan como demandantes, en búsqueda de una segunda fuente de ingresos o con múltiples empleos”, señaló el trabajo de la UCA.

En cuanto al informe del Indec, las cifras de informalidad ascienden a 68,3 por ciento en el segmento más joven, representando más de 30 puntos porcentuales por encima del promedio, siendo los sectores de la construcción, el pequeño comercio, los servicios personales y servicio doméstico los principales rubros donde se presentan mayores niveles de informalidad.

Acerca de los dos trabajos -el del Indec y el de la UCA, realizados por cuerda separada- los especialistas coincidieron en señalar que a menor nivel educativo mayor es la posibilidad de tener un trabajo informal. “Teniendo en cuenta que, no se culminan los ciclos educativos del sistema formal, donde 1 de cada 2 jóvenes no logra terminar la escuela secundaria en tiempo y forma, el desmembramiento del tejido social arroja múltiples desigualdades con una brecha que cada vez se profundiza más”, apuntan.

Se advierte además una brecha de géneros, que deja en evidencia que el impacto es mayor en las mujeres que acceden a empleos de menor calidad. Los observadores están de acuerdo, además, en que lo más preocupante es que se advierte una precarización de las condiciones de vida de los trabajadores argentinos. Se estimó, además, que hay 875 mil personas en búsqueda de trabajo en los principales centros urbanos y 3, 5 millones de no asalariados.

A medida que avanza el siglo XXI, las demandas de un mundo globalizado y tecnológico resultan ser cada día más exigentes. Tampoco puede soslayarse el hecho de que no son pocos los jóvenes argentinos que hoy emigran, atraídos no sólo por mejores pagas sino por ofertas laborales que satisfacen los niveles de conocimientos alcanzados por ellos.

Por negativos que puedan resultar estos informes, tienen la importancia de marcar con objetividad en qué situación se encuentra el mercado laboral de nuestro país. Y permiten, por consiguiente, extraer conclusiones para definir políticas económicas y educativas que permitan superar la crisis actual y abrir las puertas hacia el progreso general de la población.

 

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