La “resistencia”

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La tendencia en contra es arrolladora, pero aún quedan personas que defienden a ultranza el uso de la plancha. “Yo tengo tres: la de mi casa, una de viaje y una de vapor”, señala Laura al respecto. Ella levanta la bandera de la lucha por este electrodoméstico y aclara que cada día, antes de ponerse una prenda, la plancha para eliminar la marca del doblado.

Así como ella, otras, personas aún lo consideran algo fundamental. Es el caso de Rita, la abuela de Ariana, quien piensa que es una locura “salir de casa con la ropa arrugada” y hasta “una falta de respeto para los demás”, comenta su nieta. Cuando ella le cuenta a Rita sus técnicas para lograr un “planchado natural, no lo puede entender, y hasta me reta, es de otra época en la que era impensado hacer algo así”, explicó la joven a la que su abuela le regaló una plancha en un nulo intento de persuasión.

Serán los menos, pero la plancha aún tiene sus seguidores y fundamentalista que intentan dejar su legado a las nuevas generaciones que -a regañadientes- cuando no tienen otra opción la enchufan y tal como le enseñaron en sus casas quitan las arrugas que no pueden disimular.

 

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