Una polémica que sigue poniendo al criterio en el foco

Penel marcó penal, pero desde el VAR lo llamaron a revisar. Tras varios minutos, el colegiado se arrepintió de su decisión primaria

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Si bien en un principio se creía que la llegada del VAR llegaría para aportarle claridad al fútbol argentino, a medida que pasa el tiempo y los partidos, la situación parece ser la opuesta. Cada vez hay más dudas dentro de un sistema que expone el nivel de un arbitraje nacional que cambia de criterio cada 90 minutos.

En la jornada de ayer le tocó vivir dicha cuestión a los hinchas de Estudiantes, quienes debieron sufrir las constantes dudas de Ariel Penel, de floja tarea ante Vélez.

Iban 23 minutos de la primera etapa cuando Leonardo Godoy escaló por la derecha en una de las pocas veces que pudo hacerlo en el primer tiempo, y tras su centro, la pelota quedó dando vueltas en el área del Fortín. Allí, entre muchos cuerpos, Benjamín Rollheiser ganó la posición y Damián Fernández, sin verlo, impactó su pierna desde abajo hacia arriba.

Sin dudar, Ariel Penel marcó el punto penal desatando la alegría del hincha albirrojo, la cual duró algunos minutos porque el colegiado fue llamado desde el VAR por Leandro Rey Hilfer para corroborar su fallo.

Frente al monitor, el juez principal se tomó varios minutos más para repasar la acción una y otra vez hasta llegar a la conclusión definitiva: “no hay penal”.

Lo llamativo del caso es que minutos antes, lejos del Jorge Luis Hirschi, más precisamente en Antonio Vespucio Liberti y nada más ni nada menos que en un River-Boca, una jugada muy similar fue sancionada como penal. Y ni siquiera requirió de la asistencia del VAR.

Todo esto vuelve a poner el foco en dos cuestiones de un fútbol argentino que, lejos de la transparencia, desnuda cada vez más groseros errores arbitrales, criterios muy disímiles y las suspicacias de cada fin de semana.

Por un lado la eficacia de un sistema que está manejado por las mismas personas que en el verde césped suelen equivocarse más de lo que aciertan, incluso borrando con el codo decisiones tomadas días atrás con acciones similares.

Y la segunda, y no menor, el tiempo que se toman cada vez que entienden que deben acercarse a una pantalla que congela completamente el ritmo de los partidos, cuestión totalmente alejada al espíritu del juego.

Ayer fue Estudiantes el protagonista de la polémica. Durante la semana fue Gimnasia por Copa Sudamericana. Y la semana que viene será otro.

 

Estudiantes

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