Argentina ‘78; el grito de un país: ¡Campeones del Mundo!
Edición Impresa | 25 de Junio de 2023 | 03:12

Aquella fría tarde del 25 de junio de 1978, el Monumental repleto asistió al entierro definitivo de “Argentina campeón moral”. El 3 a 1 sobre Holanda significó la primera consagración mundial, la primera “fecha patria futbolera” a la que luego se agregarían en 29 de junio y el 18 de diciembre aún fresco en la memoria. El abrazo del alma de Fillol, Tarántula y Víctor Dell’Aquila, el hincha sin brazos, era el grito de desahogo de un país en su década más oscura.
Atrás habían quedado las dudas en la organización del torneo, que llevó a que en 1972 la revista El Gráfico pidiera que se renunciara a la candidatura porque no se había hecho nada. También en fútbol argentino había asistido a la refundación de su seleccionado desde ese 12 de octubre de 1974 cuando el ciclo Menotti se puso en marcha. Porque con César Luis Menotti, campeón con un gran equipo de Huracán en el Metropolitano del ‘73, hubo organización, calendario internacional y convocatoria de los futbolistas que jugaban en el exterior. Para los jugadores, ser parte de una citación dejó de ser vivido como un castigo y pasó a ser un sueño. Que tampoco estuvo exento de piedras en el camino.
Ese 25 de junio, habían quedado atrás las discusiones por el armado de la lista de 22 jugadores (sin Gatti, con la renuncia del capitán Carrascosa y la inclusión sobre la hora del Beto Alonso) que tuvo la histórica injusticia de que Diego Maradona quedase al margen cuando se produjo el último corte de la lista de 25. Tampoco en plena competencia las cosas habían sido sencillas.
En un equipo con 3 rivales europeos, algo impensado para un local en mundiales de 16 participantes, Argentina jugó su primer partido ante Hungría el 2 de junio en el Monumental. Karoli Csapo puso al país en silencio con su gol a los 10 minutos de juego, pero Leopoldo Luque puso enseguida el 1 a 1 y Daniel Bertoni a siete del final marcó el tanto de la victoria 2 a 1. El segundo partido, el 6 de junio, fue triunfo 2 a 1 sobre Francia. Daniel Passarella puso el 1-0 de penal, igualó Michel Platini y un bombazo impresionante del “Pulpo” Luque selló el marcador. Dos jugados, dos ganados, igual que el rival de la tercera fecha, Italia. El gol de Roberto Bettega provocó la derrota albiceleste y lo mandó a jugar a Rosario en un grupo compartido con Polonia, Perú y -nada menos- Brasil.
Rosario estuvo más cerca que nunca y fue la casa de la Selección, porque en el Gigante de Arroyito se jugaron los tres partidos del grupo, ya que el Mundial tenía otro formato y los ganadores de las dos zonas llegaban a la final. Polonia, tercero en el ‘74, fue el primer rival, con el penal que Fillol le atajó a Deyna y los goles de Kempes para el 2 a 0. Luego, hubo un tenso 0 a 0 contra Brasil, clásico de dientes apretados y pierna fuerte. Los resultados obligaban, tras el 3 a 1 del Scracht sobre Polonia, a ganarle a Perú por cuatro goles. Fue el histórico 6 a 0 del que aún se habla y que permitió que el Seleccionado estuviera en la gran cita del Monumental.
La historia de la final empezó con polémica, por el yeso de René van de Kerkoff que provocó la avivada de Passarella de exigirle al árbitro Sergio Gonella que jugase sin él y la protesta de Holanda, con el capitán Ruud Krol a la cabeza, amago de abandonar el campo de juego incluido.
Mario Kempes volvió renovado desde Rosario. Su potencia y talento lo convirtieron en la figura del Mundial. Hizo el primero, definiendo desde el suelo y -más allá de que el cabezazo del grandote Naaninga llevó la historia al tiempo suplementario- y cuando se terminaba el primer suplementarrio, el Matador mató: recibió el balón entrando al área, arrastró todo lo que tuvo enfrente y empujó con la suela el balón tras el rebote en el arquero Jongbloed cuando cerraban dos camisetas anaranjadas. Cuando la historia terminaba, Bertoni puso el 3 a 1 definitivo. Todo era alegría, cuando apenas media hora antes todos los corazones se paralizaron con el remate de Rensembrink que dio en el caño derecho del Pato Fillol cuando el tiempo estaba cumplido. Fue el tiempo del festejo de los 25 millones de argentinos, de los papelitos con los que Clemente le ganó la pulseada a José María Muñoz, del gran festejo en el Obelisco a pesar a pesar del frío, del invierno que vivía el país más allá de las estaciones del año. Hace 45 años, Argentina lograba su primera estrella y definitivamente se instalaba entre los grandes del fútbol mundial. Argentina se olvidaba así de los sinsabores contra los uruguayos en los Olímpicos del ‘28 y el primer Mundial, de lo que podría haber sido y no fue en tiempos de la Segunda Guerra y de esa Copa de las Naciones que asomaba como una tibia escarapela. Luego, Diego Maradona y Lionel Messi fueron las banderas de otras dos consagraciones para que la albiceleste esté con Brasil, Alemania e Italia, en el olimpo del fútbol mundial.
Daniel Passarella, el gran capitán, primer argentino que supo cuanto pesa
5 Ubaldo Matildo Fillol
3 Héctor Rodolfo Baley
13 Ricardo Lavolpe
15 Jorge Mario Olguín
7 Luis Adolfo Galván
19 Daniel Passarella
20 Alberto Tarantini
18 Rubén Pagnanini
11 Daniel Killer
17 Miguel Oviedo
2 Osvaldo Ardiles
6 Américo Rubén Gallego
12 Omar Larrosa
22 Ricardo Julio Villa
21 José Daniel Valencia
1 Norberto Osvaldo Alonso
8 Rubén Galván
4 Ricardo Daniel Bertoni
10 Mario Alberto Kempes
14 Leopoldo Luque
16 Oscar Alberto Ortíz
9 René Houseman
CUERPO TECNICO
Entrenador: César Luis Menotti
Preparador físico: Ricardo Pizzaroti
Técnico alterno: Roberto Saporiti
Médico: Rubén Oliva
Además colaboraron más de 15 personas con el cuerpo técnico.
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