Trabajos viales necesarios en torno a los principales accesos a nuestra zona

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Pocas vías camineras de nuestra zona tienen un valor tan relevante como el llamado “camino Rivadavia” que une a nuestra ciudad con la de Ensenada y que hoy -en especial, las calles cercanas al enlace con la autopista La Plata Buenos Aires- se encuentran en mal estado, con serios riesgos para la circulación de vehículos, tal como lo reflejó una nota publicada ayer en este diario.

Lo cierto es que parte de ese camino y las transversales y paralelas en la zona de encuentro entre Ensenada y La Plata con la avenida 122 muestran la presencia de un diagrama callejero literalmente bombardeado, según el testimonio de vecinos y automovilistas que se desplazan por ellas.

Toda esa zona, que es de conexión del tránsito que fluye desde Ensenada hacia la Autopista -y también de vehículos que avanzan por la avenida 122 que proceden desde La Plata y Berisso- se encuentra con muchos de los pavimentos en pésimo estado, con baches y ondulaciones que vuelven muy dificultoso el paso de los automóviles y camiones.

Por lo pronto, desde el punto de vista de sus antecedentes, parece oportuno reseñar que el camino Rivadavia fue construido a instancias del presidente Bernardino Rivadavia como parte de los estudios de factibilidad para transformar al puerto natural de la Ensenada de Barragán en el principal puerto del Río de la Plata.

Se ordenó entonces la traza del pueblo de Ensenada, construyéndose también el antes llamado “camino Blanco” hasta donde hoy se encuentra nuestra ciudad, de modo de lograr una traza directa hacia la ciudad de Buenos Aires, eludiéndose la zona de los bañados de la ribera. Con posterioridad, ese nombre fue reemplazado por el de Rivadavia.

Ese diagrama caminero, ideado hace dos siglos por el ingeniero Santiago Bevans, cobró importancia y actualidad, ya que ahora resulta esencial para conectar la zona portuaria local y la del polo petroquímico con la Autopista La Plata-Buenos Aires. Esta autopista, además, será extendida hasta conectarla con la ruta 11.

Como se sabe, la Región tiene en miras, asimismo, obras camineras como el futuro enlace de la avenida 90 con la ruta 6, que uniría al Puerto local , al polo petroquímico y a toda la actividad productiva de nuestra zona con las principales regiones agrícolo-ganaderas e industriales del país.

Se ha hablado siempre de la necesidad de que la Región reforme de manera estructural el diagrama vial de la periferia, mejorando las distintas vías de acceso a las tres ciudades, sin dejar de atender a los grandes enlaces camineros con los centros productivos de la Argentina.

Los reclamos vecinales tienen, en este caso, la importancia de marcar la presencia de caminos, calles y anillos perimetrales que exhiben deficiencias y forman parte de diagramas vetustos, según lo vienen señalando los urbanistas.

Lo que estos especialistas proponen, en cambio, es que la Región avance con un programa vial integrado, moderno y suficiente para canalizar los cada vez más intensos flujos de vehículos que buscan circular por la periferia por vías camineras aptas.

Mientras tanto, las calles auxiliares a las grandes conexiones viales de la Región con el país, que están pendientes, debieran encontrarse en perfecto estado. Entre otros motivos, porque se convertirán en principales cuando se inicien las grandes obras anunciadas.

 

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