Las complejas matemáticas que Massa, Kicillof, Larreta y Bullrich ensayan en la Provincia

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José Picón

jpicon@eldia.com

El cierre de listas despejó buena parte de las incógnitas, pero no todas. La política bonaerense transita las cuatro semanas previas a las Primarias de agosto con un rosario de incertidumbres a cuestas, acaso agigantas por especulaciones que mucho se asemejan a expresiones de deseos.

En Juntos por el Cambio esas preguntas sin respuesta cruzan el escenario bonaerense. Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta libran en el principal distrito del país una pulseada que parece exceder sus propias figuras. Existen, más allá de las encuestas que ubican arriba a uno u otro dirigente, análisis circunstanciados respecto de los armados territoriales que lograron construir. Y quizás el aspecto clave de ese debate: la influencia que esos desarrollos pudieran tener tanto en la puja nacional como la bonaerense que libran el larretista Diego Santilli y el bullrichista Néstor Grindetti.

Es un cuadro en el que se verifican situaciones complejas de descifrar. En no pocos distritos hay intendente o líderes territoriales alineados al jefe de Gobierno porteño que doblan en intención de voto a los postulantes de Bullrich. Pero al mismo tiempo, y como una suerte de contrapeso inquietante, la líder del ala halcón del PRO le saca ventajas a Rodríguez Larreta.

Ese escenario se repite en varios distritos de la Provincia, incluso, en algunos de muy fuerte peso territorial. El enigma se agiganta porque de uno y otro lado del mostrador empiezan a asomar las dudas. En esos casos, ¿Bullrich empujará como un tren el resto de sus listas o la tracción será inversa y el armado larretista en los territorios oficiará de impulso de “abajo hacia arriba” en favor del jefe de Gobierno porteño?

Ese análisis comenzó a ponerse sobre la mesa en las últimas horas en ambos campamentos. No es el único. La lupa empezó a posarse sobre el tramo de la boleta que encabezan Santilli y el radical Gustavo Posse. Es otro de los intríngulis que rodea a la coalición opositora. El precandidato a gobernador de Rodríguez Larreta asoma como mejor posicionado que Grindetti. ¿Contribuirá a trasladar parte de su intención de voto al jefe de Gobierno? ¿Se verán más beneficiados los candidatos a intendente que van en esa sábana o habrá efecto neutro por un eventual arrastre nacional en favor de Bullrich?

Todos esos interrogantes son aún más difíciles de responder si, como se prevé, habrá dirigentes que jugarán la suya y se cortarán solos. Y que, desprendidos de pertenencias y alineamientos nacionales, apelarán al “delivery de boletas”, es decir, repartir casa por casa candidatos nacionales y bonaerenses a gusto de lo que creen está demandando el electorado con el tramo de la sábana que tiene impreso su propio nombre.

Esas alquimias también sobrevuelan, aunque en menor grado, al oficialista Unión por la Patria. En el peronismo también se especula, y mucho, respecto de la incidencia que podrán tener los intendentes en el resultado final de las Primarias en la Provincia.

Acaso habría que rastrear ese interés en una reciente decisión de la junta electoral de la coalición oficial. En La Matanza, se acaba de habilitar una tercera lista para competir en la interna. Allí ya estaba anotados el intendente Fernando Espinoza, que irá por la reelección, y su desafiante Patricia Cubría, del Movimiento Evita. Ahora pusieron en carrera a María Laura Ramírez en lo que parece un movimiento dual: evitar que Cubría acapare todo el voto opositor a Espinoza y, acaso el dato más jugoso, juntar más adhesiones para las candidaturas de Axel Kicillof y Sergio Massa.

Una decisión similar alumbró en Ituzaingó, donde a la lista apadrinada por el histórico Alberto Descalzo, que impulsa a su hijo como candidato, tendrá como desafiante a Natalia Peluso, del Movimiento Evita.

Esa idea de sumar se asocia a las necesidades de Kicillof, pero también, a las de Massa. Cerca del precandidato presidencial se admite que está arriba en la Provincia, pero que la diferencia con la sumatoria de las dos listas de Juntos por el Cambio es de entre 2 y 3 puntos. Esa distancia escueta explica la decisión oficial de abrir la competencia en más distritos que los esperados.

Hay otro asunto inquietante que rodea a Massa y su necesidad de que la foto del domingo 13 de agosto por la noche lo muestre como el candidato más votado. Ese anhelo responde a quedar bien posicionado para las generales de octubre. Pero también, a que ese eventual respaldo oficie de elemento disuasivo para que se produzcan turbulencias cambiarias.

Massa, que tiene previsto compartir un acto por semana con Kicillof de acá al final de la campaña, conoce que el resultado final en la Provincia, donde se concentra el 37 por ciento del padrón nacional, es clave para ese objetivo.

Existe un tercer enigma que sobrevuela la candidatura presidencial de Javier Milei. En el oficialismo creen que, pese a la inocultable erosión que sufrió el líder libertario en las últimas semanas, no ha registrado una caída significativa en las encuestas. No se trata de un dato menor: el peronismo tiene medido que de cada 10 votos que pierde Milei, 7 migran hacia Bullrich.

Kicillof tiene otra inquietud adicional con tono de pregunta. Cuántos de los votos del libertario retendrá Carolina Píparo, su candidata en la Provincia. En unas elecciones que asoman peleadas, todo suma.

 

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