Cristina en la campaña: dosificar su presencia para apuntalar a Massa

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Mariano

Pérez de Eulate

mpeulate@eldia.com

Se ha terminado de develar un misterio inicial de la campaña de Sergio Massa: Cristina Kirchner participará de la misma pero será clave para el candidato presidencial la dosificación de sus apariciones. Por sus características personales cada vez que habla la vicepresidenta acapara la centralidad, lo que expone al ministro a resignarse a un segundo plano. Algo que en principio no es bueno pero en ciertas ocasiones puede ser negocio político para él.

Es que, de cara a las Primarias del 13 de agosto, Massa debe apuntar su estrategia electoral a la seducción del votante kirchnerista duro, al enamorado de Cristina que, en principio, lo siente como un elemento extraño. Por su pasado anti K -el archivo es implacable- y porque no se le conocen al ministro posturas públicas alineadas a la construcción discursiva histórica de la Vice.

Ejemplo: Massa nunca se subió a la “guerra santa” contra la Corte Suprema de Justicia, que se libra en la Cámara de Diputados. Otra: ¿Alguien escuchó al ministro de Economía hablar de “lawfare” alguna vez? Improbable.

Recién ayer, haciendo un rulo inverosímil, el candidato se refirió al Fondo Monetario Internacional, un actor central en la épica combativa del kirchnerismo contra los factores de poder, diciendo que “hay que pagarle para sacárselo de encima”. Una remembranza del primer Néstor Kirchner, el que tenía reservas de sobra en el Banco Central.

En rigor, lo que está negociando el ministro Massa con los burócratas de Washington no es eso, sino una reformulación del acuerdo vigente, incumplido por Argentina, que prolongará la presencia del organismo en el país pero que podría darle un oxígeno financiero coyuntural al Massa candidato presidencial.

Massa sabe que no logrará el amor de todos los hiper kirchneristas en agosto. Lo ve en las redes: una legión de artistas, dirigentes, intelectuales y demás hablan de apoyar a Juan Grabois en las Primarias de Unión por la Patria, aún sabiendo que el líder social corre desde atrás. Es una forma de mostrar enojo por la decisión “de consenso” de la superestructura peronista, donde obviamente hay que contar las cabezas del cristi-camporismo, de apoyar al ministro de Economía.

Grabois le sirve a Unión Por la Patria para que esos votos no se vayan a expresiones de izquierda, por afuera de la alianza oficialista.

Pero a Massa le es funcional en la medida en que no crezca demasiado. Ciertas encuestas lo dan en el Conurbano con unos 10 puntos de preferencias aunque de esas compulsas se duda cada vez más. Por eso las fotos de Cristina con el ministro/candidato adquieren una importancia simbólica fuerte: “Si estoy con él, es porque lo apoyo”, sería la traducción del mensaje visual.

Así, se vio a la Vice junto a Massa en un acto en Aeroparque cuando se repatrió un avión que se usó en los siniestros “vuelos de la muerte” durante la dictadura, en la inauguración del Gasoducto Néstor Kirchner y en la presentación de un simulador de vuelo de Aerolíneas Argentina en Ezeiza, donde ella habló de la necesidad de crear un “simulador de presidentes”. Como para saber si alguien es idóneo para ese cargo antes de candidatearse o asumir en el mismo. Cerca de Massa aseguran que fue una alusión a Alberto Fernández. Pensar otra cosa sería una desazón para el ministro.

Como sea, Grabois sólo puede ser precandidato contra Massa porque en su momento lo permitieron Cristina y Máximo Kirchner, dueños de la lapicera en el cierre de listas. A cambio, el ministro parece haber pedido que el dispositivo leal a la Vice lo levante a él y que no haya gestos de respaldo explícito hacia su rival interno. Entrevistado por Carlos Pagni en LN+, Grabois definió eso como falta de “fair-play”.

La cachetada que el peronismo recibió en Santa Fe el domingo pasado en las elecciones Primarias para cargos provinciales actuó como llamado de atención.

Para la gobernación hubo cuatro candidatos, que no llegaron al 30 por ciento de los votos. Es un probable aviso de que en agosto, y luego en octubre, el oficialismo nacional la tiene difícil en esa provincia a pesar de que el número dos de la fórmula presidencial, Agustín Rossi, es oriundo de esos pagos. Además, el Gobierno ya se anotició que probablemente no le vaya muy bien en Córdoba. Son el tercero y segundo distritos con más electores del país.

Así, vuelve a cobrar una importancia vital el desempeño que el PJ tenga en la inmensa Buenos Aires, donde se supone que Cristina es más fuerte en término de adhesiones. Por eso se la verá a la Vice con Massa sobre todo en ese territorio, siempre en actos acotados, controlables.

¿Y después de las PASO? Se le abre otro panorama a Massa. Porque ahí es cuando, se supone, debería salir a pescar afuera de la pecera de UP. Un voto de perfil moderado, centrista, al que probablemente no lo seduzca la figura de Cristina, sinónimo de radicalización.

El ministro debería verse obligado a despegar un poco de ella, rezando para que los votos que obtenga Grabois en las Primarias migren hacia su figura en octubre, sobre todo por disciplina partidaria.

Para lograr eso, en principio a Massa le conviene que no esté en la cancha Horacio Rodríguez Larreta el día de la elección presidencial.

Otro que está buscando el voto moderado pero, en su caso, desde el mismo día en que anunció que sería candidato.

A Massa le es funcional (Grabois) en la medida en que no crezca demasiado

 

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