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EL PODER NO SE COMPARTE

Humberto Charo Amerise expresa: “Está comprobado desde épocas remotas. El Poder no se comparte, es en realidad como piensan la mayoría de los políticos y actúan de esa manera incluso con sus propios seres queridos. El funcionario que ejerce en el momento no quiere retirarse, los nuevos en busca de incorporarse y los que estuvieron quieren volver aún a sabiendas de sus fracasos (por algo muchos no serán reelectos). El poder es una enfermedad incurable y por eso no se comparte. Es una burla a la democracia. Somos todos los ciudadanos comunes los que recuperamos la democratización, es a la gente a la que se le puede atribuir ese logro, casi cuarenta años que si medimos los resultados fueron tristemente desperdiciados. A meses de las elecciones, muchísimos políticos no importan su color, están desesperados por imponer sus deseos a cargos importantes, y no hemos podido todavía evaluar sus propuestas, para ilusionarnos de cambio alguno. Promesas incumplidas que, con todo el dolor de los argentinos de bien, probablemente se repetirán, el hartazgo es de tal magnitud que se generalizó y hemos perdido las esperanzas. El poder es superfluo así se demostró a lo largo de la historia del mundo. El poder sin límites, en su frenesí que arruina a su propia autoridad. ‘No hay más oscuridad que la ignorancia’ (William Shakespeare)”.

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