El Centenario de Quilmes es un escenario que le cae bien al hincha de Estudiantes

Los hinchas de Estudiantes volvieron a darle apoyo al equipo, ahora en el modo Copa Argentina, que propone la presencia de dos parcialidades en un estadio, algo normal en todos los países y tradicional en Argentina hasta hace una década. Lo mejor de la tarde, sin dudas, los gritos de los dos costados con aliento diferente.

Del lado albirrojo fue impresionante el marco: casi 10 mil personas coparon la cabecera local, la bandeja baja y la alta y el sector principal de la platea techada, que fue dividida 70%-30% para los platenses.

El aliento fue constante pese a que el equipo no ofreció demasiadas garantías adentro de la cancha. El festejo fue corto y mesurado, entendiendo que no había sido una gran actuación. Aplausos y los brazos en alto de los jugadores por espacio corto.

Entre las banderas desplegadas alrededor de la cabecera local se pudieron ver “Hernández”, “Los Salvioli”, “City Bell”, “Mondongo”, “Villa Elvira”, “La Loma”, “23 y 68”, “Los Hornos”, “Plaza Güemes”, “Leones del Sur”, “Berazategui”, “Ringuelet”, “Sigo por vos”, “Zona Sur!, !Los Leales”, “17 y 38”, “La única banda de la Ciudad”, “Agrupación Claudio Gugnali”, “La Bilardo”, “Ensenada”, “16 de octubre”, “Merlo”, “Agrupación Chino Benítez”, “Los Hornos es Pincha”.

En el entretiempo se avisó por los parlantes que la parcialidad de Estudiantes iba a ser la primera en dejar el estadio. Pareció lógico teniendo en cuenta que era amplia mayoría en el Sur bonaerense. El millar de hinchas de All Boys debió aguardar en sus lugares unos 20 minutos antes de poder llegar hasta sus colectivos o autos particulares.

El regreso fue lento porque los autos hicieron colapsar las calles de esa zona de Quilmes desde el estadio hasta la Autopista, que en horario pico hizo que el tránsito sea un verdadero caos.

UNA ORGANIZACIÓN CON DUDAS

Como suele ocurrir en cada partido de Copa Argentina, la organización fue muy mala, desde el trato a los hinchas y periodistas. Por ejemplo no se vendieron entradas en el estadio el día del partido, obligando a centenares de simpatizantes de otras localidades a viajar hasta La Plata y Floresta para comparar su ticket. Además se realizaron tantos cacheos y controles con poco personal que los hinchas de una tribuna y otra recién ingresaron cuando el partido llevaba casi 20 minutos de juego. Un papelón.

Del mismo modo generó malestar y complicaciones a los hinchas el hecho de tener que adquirir una localidad con efectivo. Con tantos medios de pagos que existen hoy en día, para comprar un ticket hubo que viajar, hacer cola y pagar con billetes.