En pleno invierno siguen las penurias por la falta de agua para miles de vecinos
Edición Impresa | 30 de Julio de 2023 | 04:46

La crónica diaria de la Ciudad no deja de presentar casos de grandes o pequeñas pérdidas de agua por roturas u otros problemas propios de las cañerías, que permanecen durante días y días sin ser reparadas, mientras que, por contraste y en algunas ocasiones como derivación directa de ese problema, barrios enteros sufren de cortes de agua o de muy baja presión.
Cuando el suministro deficiente se presenta en las jornadas de verano, la empresa concesionaria suele aducir que, a raíz del calor, la sobredemanda no puede ser atendida debidamente por el sistema. Que se están realizando reparaciones estructurales en la planta de Punta Lara, que se reemplazan las viejas cañerías y varios etcéteras.
Cuando, cómo ahora, los problemas en la prestación se hacen sentir en el más riguroso invierno -aquí, para seguir un hilo lógico- se podría presumir que la menor demanda le permitiría al servicio atender a la totalidad de los usuarios. Y sin embargo, no es así. Hace frío y tampoco llega el agua.
Entonces aparecen explicaciones acerca de “cortes de energía eléctrica que afectan el normal funcionamiento” de algunos de los pozos bombeadores de la Ciudad, la baja de las napas y otras por el estilo. Pero está claro que el cliente de la empresa necesita agua, no conocer todo el tiempo un rico inventario de las causas técnicas que le impiden tener agua en sus tanques y canillas.
Se ha dicho ya en otras ocasiones y es preciso reiterarlo. Si este problema -que hoy sigue condicionando al casco céntrico, a barrios periféricos y a localidades platenses como Los Hornos, Abasto, Villa Elvira, Tolosa, Ringuelet, Hernández, Gonnet, City Bell y Villa Elisa, entre otras- se presentara en un territorio desértico, como el de buena parte de la Patagonia sobre la franja atlántica, por ejemplo, otro sería el cantar.
Pero La Plata se encuentra a poca distancia de una de las reservas de agua dulce más grandes y generosas del planeta, como lo es el inmenso estuario del Río de la Plata. Solo sería cuestión de surtirse de ese caudal, purificarlo y distribuirlo, a un muy bajo costo de producción, justamente por la cercanía de esa fuente.
Lo que ha corrido, entonces, no sólo son enormes caudales de agua que se desperdician en las veredas y se van por las redes de aguas pluviales, sino décadas de no realizar inversiones estructurales sobre el sistema. No se amplió la planta de captación, no se mejoraron las redes de abastecimiento domiciliario, no se atendió a la modernización de las estaciones auxiliares de bombeo, no se modernizaron las cañerías.
Debe hablarse de un proceso prolongado de desinversiones, durante cuyo transcurso muchos fueron señalando lo negativo de ese proceso y que, a la corta o a la larga, desembocaría en fallas estructurales de todo el sistema de captación, depuración y distribución del agua domiciliaria. Sin embargo, tales razones no justifican las penurias que deben enfrentar los usuarios y, en todo caso, habría que volcar recursos de una buena vez para revertir las deficiencias.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE