Justificadas quejas en la Región por el gusto del agua y la escasa cantidad

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Miles de vecinos de La Plata vienen sufriendo toda clase de penurias por el mal olor del agua domiciliaria y, en otros casos, por la escasa o ninguna cantidad del suministro que reciben, tal como lo vinieron denunciando en los últimos días. En la edición de ayer fueron reflejadas las protestas de pobladores por la calidad del servicio que viene prestando Absa en zonas céntricas, en barrios y en la periferia de la Ciudad, aun cuando las mayores quejas le apuntaron al sabor del agua que la convierte en virtualmente en “intomable”, según afirmaron.

Ya sea en zonas céntricas como las de las plazas Belgrano y Olazábal, en Ringuelet, en las zonas de 26 y 60, en el barrio de San Carlos y en muchas otras zonas se coincidió en que se registra una variación notable en el sabor y el olor del agua que sale de las canillas domiciliarias y definieron el gusto como metálico. Los vecinos que pueden recurren al expediente de comprar bidones de agua potabilizada.

Un vecino de San Carlos detalló que en ese barrio llevan varios meses con el problema que les plantea un agua arenosa que llega por las redes, a tal punto que en su casa se rompió el lavarropas y sufrieron problemas de salud que asocian al consumo de agua en “malas condiciones”.

Los residentes en esa zona formularon reclamos a la Autoridad del Agua y realizaron una movilización a la Casa de Gobierno para exponer el problema de la mala calidad y poca cantidad del suministro que se les ofrece.

El problema no es nuevo, viene de lejos. Como se recordará, en 2015 los vecinos de Gonnet y Villa Castells presentaron denuncias porque el agua presentaba un exceso de sodio que la hacía no apta para el consumo humano. El problema llegó a la Justicia y se dictaminó que, hasta que se normalizara la provisión, la empresa entregaría bidones con agua potable.

En 2020 pobladores de Los Hornos concretaban denuncias y presentaciones por los numerosos cuadros de descomposturas –con diarreas, vómitos y fiebre- en las que apuntaban contra la calidad del agua domiciliaria que recibían y que se tradujeron en diversos pedidos de informes ante el Concejo Deliberante platense. Situaciones similares se vieron replicadas en esa misma época en zonas de Tolosa, City Bell, San Carlos y algunos sectores del casco urbano en los que, además, la baja presión del servicio se integraba a esa lista de reclamos.

Ya se dijo en muchas oportunidades en esta columna que no pueden existir, en modo alguno, dudas sobre la calidad del agua que se distribuye por las redes y que la población consume. La empresa a cargo del servicio y la Autoridad del Agua son los responsables de garantizar una provisión suficiente de agua potable a las viviendas de nuestra ciudad, cuyos propietarios pagan por una prestación que sea confiable. No que se le ofrezca un suministro en cuentagotas y de mala calidad.

Los antecedentes en la materia, por supuesto, han profundizado la incertidumbre y la inquietud. Y, como se dijo, vienen a justificar los temores que, en este caso, expresan vecinos de distintas zonas de la Región. Por ello se reitera la necesidad imperiosa de una intervención rápida y eficaz de la empresa responsable y de los organismos públicos a cargo del control del servicio, para devolverle la tranquilidad a la gente y despejar la desconfianza sobre la calidad y cantidad de un servicio esencial.

 

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