Peligra la siembra de trigo en la zona núcleo por las altas temperaturas y la sequía
Edición Impresa | 9 de Julio de 2023 | 03:17

La siembra de trigo en la región núcleo se enfrenta a un desafío preocupante debido a la falta de agua y las perspectivas de un invierno cálido.
Según un informe de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) alrededor del 10% del área destinada a la siembra de trigo podría quedar fuera debido a la escasez de precipitaciones.
El mapa de agua en el suelo revela un problema significativo en el oeste de la región, donde aproximadamente 100.000 hectáreas difícilmente puedan ser sembradas sin nuevas lluvias.
La falta de humedad también afectó a áreas como Sancti Spiritu, al sur de Santa Fe, donde apenas se registraron 37 milímetros de lluvia en mayo y ninguna en junio. En el noroeste de Buenos Aires, la siembra está estancada en un 50% debido a la falta de humedad que dificulta la incorporación de nuevos lotes.
Sin embargo, no todas las noticias son negativas. En algunas zonas, como el centro-sur y sureste de Santa Fe, se han agregado algunos lotes a la siembra de trigo, y en el noreste bonaerense, el 95% del trigo ya ha sido implantado. A pesar de esto, en el sudeste de Córdoba se ha experimentado una reducción significativa del área sembrada en comparación con el año anterior.
Se estima que la superficie de trigo para la campaña 2023/24 en la región núcleo podría disminuir entre un 15% y un 23% en comparación con la temporada anterior. El mes de junio ha sido particularmente desafiante, con una disminución del 80% en las precipitaciones y temperaturas por encima de lo normal. Los pronósticos indican una baja probabilidad de lluvias en los próximos días, lo que complica aún más la situación.
Los técnicos expresaron su preocupación por la escasa reserva hídrica y las altas temperaturas, que podrían afectar el rendimiento potencial del trigo si no se producen lluvias adecuadas a finales de agosto y principios de septiembre. La falta de frío también representa un riesgo para la formación de macollos y limita el potencial del cultivo.
Ante esta situación, los productores están tomando medidas preventivas y resignando áreas de siembra en la franja oeste de la región pampeana. La esperanza reside en la llegada de mejores condiciones climáticas que permitan retomar la siembra y aumentar el área destinada al trigo. Sin embargo, la incertidumbre persiste y el sector agrícola se mantiene a la espera de un cambio en el panorama climático.
OTRO EFECTO DE LA SEQUÍA
El impacto de la mala cosecha de soja, que terminó en 21 millones de toneladas y fue la peor de este siglo, también se refleja en el bajo ingreso de camiones a los puertos, que en el primer semestre de este año fue el menor desde el 2001.
Los datos fueron informados por la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina y el Centro de Exportadores de Cereales (CIARA-CEC), en base a datos de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), la Secretaría de Agricultura y la plataforma SIO-Granos.
Según detallaron los empresarios del sector, el ingreso de camiones en la primera mitad del año fue de 430.878 unidades. Esta cifra representa una merma del 62,65% respecto a 2020, cuando se alcanzó el pico del último lustro en el ingreso de estos vehículos a los puertos.
El análisis de CIARA-CEC también detalla que, durante junio, hubo una fuerte caída de las exportaciones y del ingreso de divisas, que acumuló U$S1.581 millones, el menor nivel para ese mes desde el 2007.
A su vez, en junio, el embarque de granos y subproductos sumó 5,17 millones de toneladas, lo que significó el volumen más deprimido de los últimos 13 años para ese mes. También resultó el segundo semestre más bajo de la década en exportaciones.
Junio ha sido desafiante, con una disminución del 80% en las precipitaciones
En ese sentido, el informe detalló que 5 de los 6 meses de la primera mitad del 2023 fueron los más bajos en la comercialización de los últimos 5 años.
“En el periodo de enero a junio, el ingreso de divisas acumulado fue de U$S11.032 millones, una baja real de U$S8.113 millones con respecto a igual periodo del 2022 cuando se llegó al ingreso récord de U$S19.145 millones”, describió el reporte.
En ese sentido, CIARA-CEC alertó que la industria aceitera se encuentra “en su peor momento”, con una fuerte caída en la molienda de soja entre enero y mayo.
Durante junio, hubo una fuerte caída de las exportaciones y el ingreso de divisas
“La molienda de soja acumulada fue de 11,922 millones toneladas, versus 16,168 millones en el 2022 y 18 millones en 2021. Una caída de 4,246 y 6,068 millones respectivamente”, puntualizó el reporte sobre lo ocurrido en los primeros 5 meses del año.
En contrapartida, la molienda de girasol, cultivo que tuvo un mejor desempeño dada su mayor aptitud para resistir a la sequía, llego al récord de 1,710 millones de toneladas en el acumulado entre enero y mayo.
No obstante, en mayo, cuando se aplicó el dólar diferencial de $300, las exportaciones de todo el complejo sojero (poroto, aceite y harina) tuvieron una mejora.
“En mayo, las exportaciones de harina llegaron a 2,1 millones de toneladas, las de poroto de soja tuvieron un fuerte aumento con 556.000 toneladas, contra apenas 4.500 del mes anterior y las exportaciones de aceite fueron de 443.000 toneladas”, describió el estudio.
Pero en junio, una vez terminado el dólar especial para la oleaginosa, hubo una fuerte caída del 62% en el ingreso de divisas del agro respecto a mayo, y del 59% en comparación con igual mes del 2022.
“Comparado los primeros 6 meses con el año pasado, el sector cerealero-oleaginoso perdió valores de ventas al exterior por un 42%”, indicó el informe.
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