El voto de jóvenes, adultos y mayores: todas las generaciones se encontraron en las urnas

Jóvenes que sufragaron por primera vez, jubilados que recordaron años en los que no pudieron hacerlo y muchas historias más se cruzaron a lo largo del domingo en las escuelas de la Ciudad, en una nueva jornada electoral

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Camila Moreno

cmoreno@eldia.com

La Ciudad vibró al ritmo de las PASO, que como en cada elección reunió a miles de vecinos con distintas historias pero con un fin común: celebrar una nueva jornada democrática.

En las largas filas que se formaron fuera de las escuelas convivieron todo tipo de emociones y situaciones. Desde enojos por la demora y la mala organización hasta las alegrías de los reencuentros entre vecinos que hacía tiempo que no se veían y que aprovecharon el momento para ponerse al día.

Una breve recorrida por los establecimientos bastaba para conocer las pequeñas historias de cada uno de los platenses que día a día nutren de color a la Ciudad. Desde jóvenes que votaban por primera vez, hasta personas mayores de 90 años que impulsados por los recuerdos de otras épocas no quisieron dejar pasar su oportunidad de sufragar.

“Tengo 17 años quise venir porque es re importante”, señaló una adolescente ni bien salió del cuarto oscuro de la Escuela Nº 21 de Los Hornos. “Ya se que es optativo y que podía no hacerlo, pero a esta altura si queremos que algo cambie lo único que tenemos es el voto, es lo único que vale”, dijo la joven hincha de Estudiantes segura de su decisión mientras esperaba a una amiga.

Pero además aprovechó el momento para enviarle un mensaje a “quienes tienen la duda entre venir o no” a ellos “les digo que vengan, que es muy importante hacerlo. Eso es algo que siempre me inculcaron en mi casa, lo importante que es hacer valer el derecho de votar”, señaló.

Al igual que ella, la mayoría de los jóvenes que votaban por primera vez coincidían que lo hacían por compromiso, porque creían que era el momento en el que debían tomar la decisión “sino después no podemos quejarnos”, sostuvo Tomás, que esperaba en la vereda de la escuela de 7 y 75 junto a su mamá Adriana.

Los nervios de enfrentarse a una experiencia desconocida se notaba en sus rostros. “Nunca había entrado a un cuarto oscuro” reveló Martina al salir e hizo hincapié sorprendida la cantidad de boletas que había de los cuales “a muchos ni los conocía”.

En el extremo opuesto, la cara de la experiencia. El otro segmento de la población que tampoco contaba con la obligación de votar pero que de todos modos salieron de sus casas el domingo convencidos de que lo correcto era ejercer su deber.

Así llegaron Ángel y su esposa a la escuela ubicada en 8 y 67. Al verlos, el gran conglomerado de personas que esperaba desde hacía una hora su turno, no dudaron en cederles el lugar. Es que ambos miembros del matrimonio tenían más de 90 años y llegaron caminando al establecimiento para poder votar.

“Siempre voté y voy a seguir votando” dijo serio Ángel ante la atenta mirada de los presentes que sacaron sus celulares para registrar el momento exacto en el que depositaba su sobre en la urna. Una vez que cumplió con su deber, se quedó a un costado sin aceptar una silla y sin la necesidad de valerse de un bastón para aguardar a su esposa.

En el Albert Thomas, Elisa si esperaba sentada su turno de entrar al cuarto oscuro. Fue allí, en su silla ubicada junto al presidente de mesa que contó “tengo 78 años y a mi no me importa que sea optativo voy a seguir viniendo igual” y antes de volver a colocarse su barbijo expresó: “En Argentina estuvimos muchos años sin poder votar, por eso vengo. Hay que tener conciencia”.

La conversación en las filas

Entre los aplausos que celebraban tanto a los chicos de 16 como a las personas de 90, también hubo lugar para la queja. “Hace más de una hora que estamos acá afuera”, exclamó un hombre en la vereda de la Escuela Nº 65, a donde la fila daba vuelta la esquina. Esta muchedumbre asustaba a quienes llegaban al lugar que con solo un vistazo el tiempo que iban a demorarse.

Pero a diferencia de lo que ocurrió en otras elecciones, estos grandes grupos de personas fuera de los establecimientos educativos no significaban necesariamente que estaban llenos sino todo lo contrario, adentro no había nadie. Es que los oficiales encargados de la organización optaron por hacer aguardar a las personas en la calle y hacerlos pasar de a pequeños grupos, algo que no fue bien recibido por todos. “Hace frío acá afuera, estamos a la sombra mientras adentro no hay nadie, no entiendo por qué hacen eso”, se quejó Andrea que con su marido llevaban más de media hora aguardando entrar.

Además del descontento por la demora, también hubo lugar para otra de las quejas que se repiten año a año: la falta de boletas. Pero en esta ocasión llegó acompañada por un plus la gran cantidad de ofertas. “Son tantas que no podía encontrar la que quería”, espetó un hombre mientras firmaba la constancia de voto.

Así, sin mayores problemas a las 18 horas las escuelas comenzaron a vaciarse dándole fin a una nueva jornada electoral.

“Tengo 17 años y vine porque es importante. Si queremos que algo cambie lo único que tenemos es el voto”

Nombre apellido, info

“En Argentina estuvimos muchos años sin poder votar, por eso vengo. Hay que tener conciencia”

Elisa, 78 años

“Siempre voté y voy a seguir votando. No importa la edad con mi mujer vamos a seguir viniendo”

Ángel, 78 años

“Elegí participar de esta elección porque si no después no podemos quejarnos. Hay que ser responsables”

Tomás, 16 años

 

 

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