Héctor Collivadino: periodismo en estado puro y cientos de coberturas que marcaron una época de oro

Sus artículos describieron la génesis del Estudiantes campeón del mundo con Zubeldía, fue testigo fiel de los grandes triunfos de Carlos Monzón y colecciona vivencias con Bilardo y Griguol

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Por MARTIN MENDINUETA

@firmamendinueta

Ante cada pregunta sonríe, se toma un par de segundos para elaborar el dato preciso y se larga a contar lo vivido sin tocar el pedal del freno. Héctor Aurelio Collivadino, periodista de raza que en algún momento soñó con ser abogado, acaba de cumplir 80 años y cuando volvió a caminar por la redacción de EL DIA no pudo disimular la emoción.

El mundo del revés. Ahora le toca ser entrevistado y colabora tratando de acercar hasta el mínimo detalle de cada historia...

“Egresé del Colegio Nacional a los 17 años, estudié abogacía y entré en un estudio jurídico. Yendo seguido a tribunales me di cuenta de que ese mundo escondía cosas que no me gustaban.

Héctor Collivadino flanqueado por estrellas. en un lujoso hotel de Francia compartió estadía con Susana Giménez y Carlos Monzón

La muerte de mi tío, Pablo Tello, que fuera secretario de redacción en EL DIA, me marcó. Falleció en un accidente automovilístico yendo a cubrir una nota. El siempre me insistía para que leyera mucho. En 1964 entré en el diario Gaceta y empecé un largo camino”.

“Colli”, así lo conocen, se convirtió en 1971 en secretario de redacción de La Gaceta y recuerda a compañeros muy valorados como Osvaldo Tomatti, “Mercurio” y Alejandro Castañeda.

“MONZÓN ERA SALVAJE Y SUSANA GIMÉNEZ ME TRATÓ MIL PUNTOS”

Entre tantas coberturas internacionales le tocó acompañar a Carlos Monzón a Francia primero y luego a Montecarlo. “Tenía que elegir bien el momento de pedirle una nota. Era hosco; muy bravo. Me ayudó mucho Tito Lectoure para acercarme y encontrar en Monzón buena onda. La mañana del día del combate por la unificación de las coronas fui al hotel donde se alojaba y me senté a esperarlo mientras charlaba con Susana Giménez, que siempre me trató mil puntos, y su entrenador Amílcar Brusa. En eso bajó Carlos con un short y Susana lo esperaba con una pollera bien corta. Discutieron por algo y ella le pegó una patadita en la pierna, pero nada violento. Monzón le respondió apoyando bien fuerte su mano derecha en las piernas de Susana. Me quedé helado y miré para otro lado. No quería perder el reportaje”.

Mano a mano con Juan Ramón Verón. Collivadino entabló una gran relación con los jugadores pinchas en los años sesenta

El relato de “Colli” siguió: “Subí a su habitación acompañado por el Dr. Palladino, su médico personal. Hicimos la nota. La pregunta final fue si le parecía bien haber concentrado para la gran pelea conviviendo con su pareja... Tardó en responder y sólo me dijo que lo había hablado con Brusa y que no habia ningún problema. Cuando bajamos al lobby Palladino me dijo que estaba loco, que sintió miedo cuando le pregunté por la presencia de Susana Giménez. Me dijo que él pensó que iba a reaccionar mal. Un rato más tarde estaba en la puerta del hotel charlando con el colega Horacio García Blanco y nos tiró naranjazos desde el balcón de su cuarto. Como te dije, era un salvaje”.

 

Todo lo que cuenta lleva el sello de su carácter apasionado. Se nota que disfrutó a pleno su carrera

 

Meses más tarde Collivadino tuvo que ir a Buenos Aires para preguntarle a Susana Giménez si era verdad que estaba separada de Monzón. “Me recibió de buena manera en la concesionaria de autos de Cacho Steimberg y al menos me confesó que atravesaban una crisis”.

Collivadino también conoció a Carlos Bilardo cuando recién llegó para jugar en Estudiantes. “Por eso, cuando salió campeón del mundo en México me filtré en la conferencia de prensa y le pregunté al oído si iba a asistir a una cena homenaje para los campeones que iba a organizar el diario EL DIA. Me dijo que sí y no falló. La fiesta fue una locura de gente. Bilardo tiene brillo propio, como tenían Osvaldo Zubeldía y Timoteo Griguol. Conversé mucho con ellos y cada charla fue un placer. En el ‘78 seguí a la Selección de Menotti en todos los partidos y, más allá de cualquier mirada política, fue un título importante para nuestro país”.

Cerca de un muy joven Guillermo Vilas. También siguió al Lole Reutemann y cubrió el inolvidable Mundial de México en 1986

Días atrás Héctor cumplió 80 años rodeado del afecto familiar. Mira bastante fútbol y boxeo por TV, pero recalca el mejor consejo para cualquier periodista.”No dejé de leer. Esa es la mejor formación para un periodista. Los que más te enseñan son los libros”.

Propietario de una memoria privilegiada el prestigioso comunicador mira hacia atrás y sólo recibe imágenes que lo hacen sentir orgulloso del camino recorrido. Héctor Collivadino, periodismo en estado puro.

Héctor Collivadino

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