Madelón empezó a gestionar semejante alivio cuando decidió el ingreso de Abaldo
Edición Impresa | 14 de Septiembre de 2023 | 04:04

Por MARTIN MENDINUETA
Merecido. Sufrido. Esencial. El primer triunfo del campeonato representó para todo Gimnasia una montaña de alivio. Y el valor más grande radicó en haber tenido el firme carácter y la convicción necesaria como para gestar un repunte que su gente valoró hasta quedarse sin voz.
El entretiempo actuó como una bisagra mágica. Gimnasia dejó tirados en el piso del vestuario los defectos que lo habían hecho jugar un mal primer tiempo, vacío de contenido para atacar, y salió renovado. Un cambio le cambió la noche. Alexis Steimbach no podía seguir en el campo; eso estaba claro, aunque nadie sospechaba que el botija campeón del mundo con la Celeste se iba a transformar en el héroe adorado del Bosque.
Sin dudas, la presentación en sociedad de Matías Abaldo, a quien muy pocos habían visto jugar con la camiseta de la Selección Sub 20 de Uruguay, resultó un impacto fortísimo. La sangre charrúa fue vital para gestar la revolución que cambió fastidio por aplausos y, sobre todo, honda preocupación por un optimismo fundamental para afrontar todo lo que falta.
EL NUEVO MAQUILLAJE TÁCTICO DEJÓ AL LOBO MUY DÉBIL EN EL ATAQUE
Detrás del lógico entusiasmo por el inicio de un nuevo ciclo de trabajo, asomó la floja versión inicial de un Gimnasia sin generación lúcida en el mediocampo, y prácticamente desnudo de peligro en su propuesta ofensiva.
De entrada, se vio a un Lobo retrasado en el campo, pero de ningún modo eficaz en la línea defensiva
El flamante cuatro, cuatro, dos probado por Madelón tuvo los problemas que muchos pensaban que iba a tener: Siguió siendo permeable en la última línea, lució incapaz de generar alguna sociedad en la mitad del campo, y prácticamente no inquietó al arquero rival.
Evidentemente, la conformación de la línea media (la presencia de algunos y la ausencia de otros) dejó un primer diagnóstico nada seductor. La titularidad de Steimbach había generado sorpresa en los días previos, pero no así su flojo rendimiento.
La sensación que invadió a los que estaban en el estadio cuando el árbitro Mastrángelo pitó el final del primer capítulo, fue horrible y desató la gran pregunta: ¿Cómo haría Gimnasia para dar vuelta la historia?
Lo hizo con la sensatez de su entrenador, quien tuvo reflejos como para cambiar la manera de atacar a partir de un ingreso vital y con la valorable actitud de los mismos que habían sufrido la mitad más fea.
LLEGÓ COMO REFUERZO SIN MUCHO APOYO Y SUPO GANAR UNA OVACIÓN
Hasta ayer a la tarde las preguntas eran incómodas: ¿Para qué trajeron al chico Abaldo si no lo van a poner? ¿Qué mensaje fue el de dejarlo afuera del banco de suplentes en la derrota ante Independiente? ¿Cómo van a incorporar a un jugador que el técnico no quería bajo ningún punto de vista? Los interrogantes eran antipáticos, pero brotaban con lógica naturalidad.
Gimnasia, que cometió equivocaciones una vez terminado el torneo pasado, y que transitó el mercado de pases con marchas y contramarchas nada aconsejables, anoche durmió en paz.
Algo muy importante hay que dejar claro: Ayer el fútbol fue justo. Gimnasia terminó ganando con mayores méritos. Empezó equivocándose, el técnico y los jugadores, pero corrigió a tiempo y la salida del estadio recuperó las sonrisas mezcladas con los abrazos que tanto se extrañaban.
La titularidad de Steimbach causó sorpresa, pero no así su rendimiento y el DT lo cambió
Leonardo Carol Madelón, el Señor que jamás pierde el optimismo, volvió a un escenario que conoce a la perfección y pudo cortar la malasangre de una hinchada que lo observa con simpatía. El día que empezó a trabajar dijo “seamos positivos, tengamos confianza que es gratis, no te la cobran”. Así es el entrenador que volvió a contratar Gimnasia para que lo saque de este incómodo laberinto.
El próximo martes, cuando enfrente a Huracán en el Palacio Ducó, repetirá la arenga, pero retocará el equipo. El uruguayo no puede estar afuera.
Será otro partido bravísimo, repleto de presión, exigente por donde se lo analice e importante para sumar. Si a priori el empate ayer lo dejaba conforme, no habrá que preguntarle cómo tomaría regresar de Parque Patricios con un punto en el bolso.
Al estreno de la nueva era no le faltaron condimentos de ninguna índole. Lo que empezó mal, terminó fenómeno y. por eso, la gente mens sana hoy observó la tabla general abrigado por la hermosa calidez de la esperanza. ¿Quién dijo que es poco? Es un montón y también es gratis.
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