Anunciado fin de ciclo con una semana de atraso y jugando mal
Edición Impresa | 3 de Septiembre de 2023 | 03:49

Por MARTIN MENDINUETA
El resultado fue malo, el peor, pero la tan pálida actuación fue la que le bajó el martillo al ciclo que condujo Sebastián Romero como técnico de Gimnasia.
Después de la caída en Santa Fe sólo lo mantuvo en el cargo una decisión personal, y muy comentada, del presidente Mariano Cowen; ahora, con otra producción colectiva a contramano de lo que esperaban los hinchas, ya nadie lo defendió.
Esta caída, sin figuras para destacar en el boletín albiazul, estableció un cuadro de situación inapelable. Luego de once partidos sin ganar, las conclusiones se imponen en el ánimo general por su peso.
Anclado en un escalón de rendimiento muy bajo, Gimnasia necesita un shock que lo haga reaccionar. Así como está jugando no hace otra cosa que agigantar el temor de sus fieles.
Tres frustraciones consecutivas y la sensación de estar a la deriva lo ubican en una situación donde cierta desesperación ya ocupa un lugar protagónico.
EL GOL DEL CHILENO ISLA DESNUDÓ EL NERVIOSISMO Y LA INSEGURIDAD
Sin una línea de juego definida que acompañara su voluntariosa presión, los elegidos por Chirola quedaron claramente en deuda durante el capítulo inicial.
Apostando a la habilidad de Benjamín Domínguez (solitario, individualista y varias veces sin entender lo que pedía la jugada) casi como único recurso para el desequilibrio, Gimnasia se fue hundiendo.
La primera conclusión que arrojó el partido fue que el dueño de casa no mejoró con las titularidades de Pablo De Blasis, del uruguayo Saravia y del zaguero Yonathan Cabral. Quedó bastante lejos de mostrarse más seguro en defensa, con mayor creatividad en el mediocampo y luciendo una impronta creciente en su manera de atacar.
Terminado un capítulo de pobre contenido y siendo superado por el Diablo, el equipo escuchó silbidos en su caminata hacia el vestuario. Los hinchas no encontraban donde sustentar sus deseos de sentir optimismo para afrontar el resto de la pulseada. La gran pregunta volvió a ser si el técnico haría o no cambios durante el entretiempo... Los ingresos de Luciano Gómez y del Pata Castro fue la respuesta decidida por el entrenador.
Que el equipo hay terminado el partido sin Tarragona y sin Benjamín Domínguez en el campo habla también del nivel de dos jugadores que están catalogados entre los mejores de su plantel. Ayer no jugaron bien, especialmente Tarragona, pero sus salidas sólo generaron un mayor malestar en las tribunas.
Tiene que barajar y dar de nuevo. Luego de un mercado de pases que no está entregando indicios satisfactorios (todo lo contrario) y de un desgaste tremendo en la figura de quien es y seguirá siendo una figura muy querida por todos los triperos, Gimnasia debe tomar, ahora sí, buenas decisiones.
Contratar a un buen técnico que reinstale la confianza, con alto nivel de aceptación popular y firme personalidad como para transitar eficazmente tan compleja coyuntura, será la próxima medida, tan pesada como trascendental, para una Directiva muy golpeada.
Hoy nadie habla de dinero ni de cuentas más prolijas, todos exigen lo mismo: Un cambio de timón contundente que saque al equipo de este pozo profundo.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE