Hito en trasplantes platenses: Doralina, la trasplantada renal número mil
Edición Impresa | 18 de Enero de 2024 | 01:35

“Ahora soy como un pajarito enjaulado al que le abrieron la jaula”, resume Doralina Tavarez al explicar lo que significa para ella haber podido acceder a un trasplante renal. Después de vivir cuatro años conectada a una máquina de diálisis tres veces por semana dice sentirse finalmente libre. Pero sobre todo siente gratitud con el donante y el equipo del Hospital San Martín que, al trasplantarla semanas atrás alcanzó el hito de haber realizado un millar de intervenciones de este tipo en la Ciudad.
Devota de la Virgen, Doralina, que tiene 63 años y es madre de seis hijos, asegura que ella siempre tuvo fe. El llamado que esperó durante tanto tiempo llegó finalmente el 8 de diciembre pasado, Día de la Inmaculada Concepción. Recuerda que atendió el teléfono y una persona del CUCAIBA (el Centro de Ablación e Implante del ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires), le dijo que había un operativo en marcha y que era su turno en la lista de espera para recibir un riñón. Si ella estaba de acuerdo, ese mismo día la trasplantaban. Y así fue.
A poco más de un mes de la intervención se siente cada vez mejor ¿Cómo estás Doralina? “Estoy 20 puntos”, responde ¿Y cómo estabas antes del trasplante? “¡Menos cinco!”, dice risueña esta mujer oriunda de Misiones y radicada en Balcarce, quien padecía poliquistosis, una enfermedad renal hereditaria que hace que los riñones dejen de funcionar. En los casos como el suyo la diálisis constituye la primera opción para sobrevivir, aunque no la ideal.
Por estar obligadas a dializarse regularmente, “muchas personas con enfermedad renal ven limitada su vida cotidiana y tienen que dejar de estudiar, trabajar o viajar. De ahí que una vez trasplantados vuelven a poder hacer todo, incluso, muchas mujeres en edad fértil pueden quedar embarazadas”, cuenta Hugo Petrone, el director de Redes de Unidades Públicas de Trasplante de la Provincia de Buenos Aires, quien señala que el beneficio no es sólo para el paciente sino también para el sistema de salud.
Para el sistema, “resulta es mucho menos oneroso realizar un trasplante que sostener por años un tratamiento de diálisis”, señala el funcionario provincial.
EN ESPERA
En Argentina hay 5.458 personas en lista de espera para trasplante renal. De ese total, 2.092 son bonaerenses y 351 están inscriptos para ser trasplantados en el Centro Regional de Ablación e Implante (CRAI) Sur del Hospital San Martín.
Este centro es pionero en la realización de ablaciones (extracción) de riñón por vía laparoscópica en donantes vivos, una técnica mucho menos invasiva que las cirugías tradicionales. Pero además está habilitado para realizar trasplantes renopancreáticos, de médula ósea y, a fines del 2023, abrió la Unidad de Trasplante de Córneas.
“El trasplante en nuestro país es una práctica cotidiana y transparente, y en un operativo intervienen más de 100 personas”, explica Petrone, quien agrega que los más frecuentes son por lejos los trasplantes de riñón. En Argentina se realizan alrededor de 1.600 por año, el 40 por ciento de los cuales beneficia a personas que viven en territorio bonaerense.
De ese total de trasplantes renales, unos 1.200 se realizan a partir de donantes cadavéricos; el resto parten de un donante vivo, por lo general, un familiar compatible. “Si el o la donante no es una persona de la familia lo tiene que autorizar un juez y, en el caso de que la o el donante sea pareja del receptor es necesario probar tres años de convivencia o dos si se tienen hijos en común”, explica Petrone.
EL CAMINO DE DORALINA
“Yo lo único que sentía era cansancio, sueño y dolor en la parte de adelante de las piernas”, recuerda Doralina, quien estuvo “un año y pico” sintiéndose así antes de consultar. Transcurría el 2019, acababa de enviudar, dos de sus seis hijos todavía eran chicos y llegó a la consulta agotada y con su salud muy deteriorada.
“Creía que me sentía mal por todo lo que nos venía pasando y cuando me decidí ir al médico y me hicieron análisis el doctor no podía creer que yo estuviera parada. Me dijo: ‘Tenés que arrancar diálisis ya’”.
“Uno de mis hijos se ofreció a ser el donante, pero yo no podía aceptar porque lo que tengo es heredado, así que él podría tenerlo después”
Doralina Tavarez, Trasplantada renal
En un primer momento, uno de sus hijos le ofreció ser su donante. “Pero yo no podía aceptarlo porque lo que tengo es heredado, así que él también podía tenerlo más adelante”, cuenta Doralina, quien estuvo cuatro años de diálisis hasta que le llegó la oportunidad de recibir finalmente un riñón.
“El 8 de diciembre a las 10 de la mañana me llamaron para decirme que había un operativo del Cucaiba en curso y que ese día me podían operar. Llegué al hospital a las 4 y 10 de la tarde, me bañé como me dijeron, me hicieron estudios y a las 6 empezó la operación. A las 11 de la noche ya estaba internada en una sala”.
Doralina insiste en destacar el buen trato que recibió: “Del primero al último, te juro, el calor humano que yo sentí todo el tiempo que estuve en el hospital y en el Hogar de Tránsito del Cucaiba fue increíble, me atendieron como a una reina”. Pasó la Navidad con su hija en ese Hogar con sede en Ensenada, creado por el ministerio de Salud bonaerense para las personas que viven lejos de los hospitales platenses donde son trasplantadas.
Ahora que está de regreso en Balcarce se siente feliz de poder caminar varias cuadras sin cansancio ni dolor. Doralina tiene pendiente visitar a sus compañeros y compañeras de diálisis: “Voy a ir a la clínica donde me dializaba para contarles todo, estoy convencida de que va a ser de gran ayuda -dice-. Yo siempre tuve fe y quiero transmitírselas a ellos también”.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE