Los 100 años de Jimmy Carter, un férreo defensor de los Derechos Humanos

Su mandato fue turbulento en lo interno, pero muy importante en política exterior. Su papel en Argentina y Nicaragua. Luces y sombras del mandato del expresidente de EE UU

Los argentinos podemos dar testimonio de la doctrina de Jimmy Carter sobre Derechos humanos. Al frente de esa subsecretaría en EE UU, el mandatario estadounidense designó a la diplomática Patricia Derian. Gracias a las misiones de esta funcionaria a nuestro país en los oscuros años de la dictadura militar, las desapariciones forzadas de personas bajaron.

Carter, que hoy cumple 100 años, es un demócrata, no porque fuera candidato del partido con ese nombre en EE UU, sino por sus convicciones. El hecho concreto de que fuera a Washington pero volviera a Plains, su ciudad natal en el sureño estado de Georgia, lo describe claramente. Siempre lo atrajo más la vida sencilla pero robusta de un pequeño pueblo de Estados Unidos, que la pompa y el poder.

Este cultivador de maní y teniente de la Marina antes de ingresar a la política, es el expresidente más longevo en la historia de su país. Solo duró cuatro años en el Gobierno, de 1977 a 1981, en un turbulento mandato asediado por altas tasas de interés e inflacionarias, largas filas en las estaciones de servicio por escasez de combustible y la crisis de los rehenes de 1979 en Irán. Y no le fue bien cuando quiso ser reelecto.

No obstante, en su gestión se registran hitos, como el acuerdo de paz entre Egipto e Israel, firmado en Camp David, o la ratificación de los tratados en los que Estados Unidos cedía el control del Canal de Panamá.

Pero tuvo una enorme y fructífera carrera cuando dejó la Casa Blanca, dedicado a trabajar como enviado internacional en favor de la democracia y los derechos humanos. Y recibió el Premio Nobel de la Paz en 2002.

MISIONES EN ARGENTINA

Durante su presidencia (1977-1981), Patricia Derian fue designada como subsecretaria de DD HH de EE UU. En ese rol, Derian viajó tres veces a Argentina para investigar las violaciones a los Derechos Humanos por parte del régimen militar que gobernó desde 1976 a 1983. Durante su estadía en Argentina recibió más de 5.000 denuncias del horror desatado por la dictadura y luego dio a conocer lo que sucedía en nuestro país ante la comunidad internacional. Ello impulsó la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA en 1979.

En 1985, Derian regresó a Argentina y prestó declaración como testigo en el juicio contra las Juntas, ocasión en la que los defensores militares abandonaron la sala repudiando su presencia.

Tras dejar el poder al no conseguir un segundo mandato, Carter decidió organizar el Centro que lleva su nombre en Atlanta en 1982. Esta actividad lo llevó a viajar, negociar, estar al frente de equipos de observación electoral y dando su opinión, en muchos casos para incomodidad de Washington. Mientras muchos lo consideraban un “presidente fallido”, se transformó en el exmandatario más dinámico y con mayor implicación internacional.

PETRÓLEO E INFLACIÓN

Su administración estuvo marcada por la llamada segunda crisis del petróleo de 1979 (para diferenciarla de la ocurrida en 1973), que se desató bajo los efectos conjugados de la revolución iraní que derrocó al Sha y de la guerra Irán-Irak. Como consecuencia de esta crisis, el precio del petróleo se multiplicó por 2,7 desde mediados de 1978 hasta 1981.

Y por si fuera poco, una inflación desbordada complicó aún más a su gestión. Cuando asumió el cargo en enero de 1977, la inflación anualizada superaba el 5% y la tasa de desempleo era aún mayor, del 7,5%. El mandatario respondió inicialmente al problema aprobando un ambicioso programa legislativo que exigía a la Reserva Federal (banco central) una mayor expansión de la oferta monetaria. Esto empeoró la inflación. En diciembre de 1979, este marcador había alcanzado el 13,3%, y en 1980, 14,8%.

Tampoco ayudó su intervención en la primera guerra de Afganistán (1979-1989). En ese tiempo, la República Democrática de Afganistán, ayudada económica y militarmente por la Unión Soviética, se enfrentó a los insurgentes muyahidines (guerreros islámicos fundamentalistas de Afganistán y otras nacionalidades). Los muyahidines recibieron ayuda de numerosos países extranjeros, entre ellos Estados Unidos, que les proveyó colosales cantidades de armas y dinero. Los talibanes que hoy gobiernan Afganistán bajo un estricto régimen religioso, provienen de varios muyahidines que combatieron con fuerza a los soviéticos, pero no puede culparse a Carter por eso.

LA CRISIS DE LOS REHENES

La crisis de los rehenes significó un tremendo revés para su gobierno. El 4 de noviembre de 1979, manifestantes iraníes invadieron la embajada estadounidense en Teherán, impulsados por el ayatola Ruhollah Jomeini a tomar represalias debido a que el Sha exiliado había sido aceptado en Estados Unidos para recibir tratamiento médico; 52 estadounidense estuvieron más de un año como rehenes.

Carter trató de negociar y cuando eso no prosperó, ordenó un operativo de rescate ejecutado por las fuerzas armadas que fracasó estrepitosamente en abril de 1980. Ocho norteamericanos murieron en ese intento. Fue el momento más sombrío del mandatario. Lo opacó y lo llevó a perder de modo rotundo frente a Reagan en las elecciones presidenciales de noviembre de ese mismo año.

Tras dejar la Casa Blanca, el líder demócrata siguió mostrando su influencia en la vida política del país desde un enfoque progresista, pese a que los más conservadores han seguido criticando su gestión.

NICARAGUA

Desde el Centro Carter impulsó desde 1982 avances en materia de observación de elecciones, derechos humanos y desarrolló una gran labor como mediador en situaciones conflictivas.

Así ocurrió en Nicaragua cuando se llevó a cabo la primera elección después de la caída del dictador Somoza. Se había originado un enfrentamiento más que conflictivo entre la candidata Violeta Chamorro y Daniel Ortega que después se convirtió en un dictador de ese país.

En las semanas anteriores al comicio de 1990, parecía que todo terminaría en un enfrentamiento armado, es decir en una guerra civil. Carter actuó cono diplomático entre las dos fracciones y convencido como la mayoría de los observadores de que Ortega se alzaría con la victoria, mantuvo largas reuniones con Violeta Chamorro para que ella aceptara rápidamente la eventual derrota y tranquilizara a sus partidarios. Logró que la candidata se comprometiera a que en el caso del triunfo de su adversario iría a su casa a saludarlo. Ocurrió un imprevisto, y con el antecedente de haber convencido a la otra candidata logró que Ortega fuera a la casa de Violeta a saludarla reconociendo la derrota. Recién después de años le reconocieron en su país el papel de hombre de reserva para defender la democracia en el mundo y enarbolar la bandera del respeto de los DD HH. Doctrina que el Departamento de Estado ha tenido que adoptar.

Su salud ha suscitado una gran atención en los últimos años, sobre todo desde que en febrero del año pasado decidió rechazar más tratamientos hospitalarios por diversos problemas de salud, e ingresó en cuidados paliativos. Se pensó entonces que estaban transcurriendo sus últimos días. Pero en ese período, el exgobernador de Georgia durante una legislatura desafió todos los pronósticos, celebró su cumpleaños 99 y lloró la muerte de la que fue su esposa durante 77 años, Rosalynn, y con la que tuvo tres hijos y una hija.

SU COSTADO MUSICAL

Defensor de causas benéficas, Carter llega al siglo de vida con amigos como Bob Dylan, Willy Nelson, Bono o Paul Simon.

Dylan y Carter forjaron un vínculo perdurable después de que el cantautor visitara la Casa de Gobierno en Georgia en 1974. En la película “Jimmy Carter, presidente del Rock and Roll” (2020), Dylan recuerda: “Cuando conocí a Jimmy, lo primero que hizo fue citar las letras de mis canciones. Fue la primera vez que me di cuenta de que mis canciones habían llegado a la mayoría. Me inquietó un poco. Pero él me tranquilizó y me demostró que su aprecio era sincero, que éramos almas gemelas”.

Silencio comunista y la denuncia de Patricia Derian

Ya el solo anuncio de que Patricia Derian vendría a la Argentina para hacer una investigación sobre la represión ilegal conmocionó al gobierno militar que inició una campaña publicitaria basada en el slogan 'los argentinos somos derechos y humanos'. Es que la funcionaria norteamericana tenía el antecedente de haber investigado en Chile la represión del gobierno de Pinochet y escribió un informe demoledor.

La junta militar argentina había logrado que Rusia y los partidos comunistas europeos hicieran constantes denuncias sobre la dictadura de Pinochet, pero evitaban condenar al gobierno de Videla que, por ejemplo, había asistido a Moscú con la venta de trigo cuando las cosechas en ese país y en Ucrania habían fracasado. Además, por todos los medios instaba a las industrias argentinas a comprar maquinas en los países comunistas. 

Los disciplinados partidos comunistas incluyendo el de Argentina acataron las instrucciones recibidas aun cuando algunos de sus más importantes dirigentes habían "desaparecido", como ocurriera en La Plata el 3 de diciembre de 1976 con Baldomero Valera. La funcionaria norteamericana de la administración del demócrata Jimmy Carter ya había promovido que los asesinatos y desapariciones llevadas a cabo por las fuerzas de seguridad o bandas parapoliciales en nuestro país eran crimen de "lesa humanidad".

Patricia Derian declaró en 1985 como testigo en el Juicio a las Juntas en las que resultaron condenados varios de los dictadores en 1985. En esa oportunidad contó, entre otras cosas:

“El día 10 de agosto de 1977, a las 11 horas, me reuní con el almirante Massera en la Escuela de Mecánica de la Armada; yo comencé la reunión repitiendo lo que era de alguna manera mi introducción, que era explicar cuál era el interés de mi país en la Argentina, cuáles eran nuestros objetivos y las dificultades que planteaban los derechos humanos para las buenas relaciones de nuestros países. Ha pasado mucho tiempo y no recuerdo totalmente la conversación, pero hay, sí, algunos tramos que han quedado grabados en mi memoria; estaba hablando sobre las torturas. El almirante Massera dijo entonces que la Armada no torturaba a nadie, que eran el Ejército y la Fuerza Aérea los que lo hacían; yo le dije que nosotros teníamos cientos de informes de personas torturadas por oficiales navales y que inclusive algunos de esos datos provenían de gente dentro de la Armada y en otros casos de gente del Ejército y la Fuerza Aérea. El negó que tuviera participación en torturas y me habló de los esfuerzos que había hecho en favor de líderes sindicales que estaban detenidos a bordo de un barco anclado frente a la costa. Los esfuerzos que había realizado por mejorar su suerte; se había puesto en contacto con sus familiares y otras gestiones. Yo entonces volví a llevar la discusión al tema de las torturas y le dije que yo había visto un esquema rudimentario del piso que estaba justamente debajo de aquel donde nos encontrábamos y le dije: ´es posible que mientras nosotros estamos hablando, en el piso de abajo se esté torturando a alguien´; entonces sucedió lo que realmente fue asombroso: él me sonrió con una enorme sonrisa, hizo el gesto de lavarse las manos y me contestó: ´Usted recuerda lo que pasó con Poncio Pilatos´”.

En 2006 Derian fue condecorada por el gobierno democrático de la Argentina con la Orden del Libertador General San Martín en grado de Oficial, la máxima condecoración que otorga la Argentina a funcionarios de gobiernos extranjeros, en reconocimiento a su desempeño en favor de los derechos humanos durante la dictadura.

 

Jimmy Carter
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