Truman Capote y el recuerdo de “A sangre fría”

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Tras cumplirse cien años del nacimiento de Truman Capote a fines de septiembre, su legado literario sigue brillando con “A sangre fría”, la obra que cambió para siempre el periodismo narrativo. Publicada en 1966, este innovador trabajo sobre el brutal asesinato de una familia en Kansas marcó la cúspide de su carrera, pero también el comienzo de su caída personal. La obsesión por la investigación y la relación con los asesinos impactaron profundamente al autor, quien, tras el éxito y la fama, comenzó a ser devorado por los excesos de drogas, alcohol y el ostracismo social que acabaría con su vida en 1984.

Nacido en Nueva Orleans en 1924, Capote creció entre el abandono parental y una infancia traumática que dejó cicatrices profundas, pero que también alimentaron su talento. Con obras como “Desayuno en Tiffany’s” y “Otras voces, otros ámbitos”, se consolidó como una figura clave de la literatura estadounidense. Sin embargo, el éxito no le trajo paz, y la publicación en Esquire de fragmentos de su novela inacabada “Plegarias atendidas”, donde revelaba secretos de sus amigas de la alta sociedad, lo llevó al aislamiento definitivo.

En este centenario, la vida de Capote sigue siendo una paradoja: su genio literario lo llevó a la cima, pero la traición y los excesos lo arrastraron hacia el abismo. “A sangre fría” no solo redefinió el concepto de novela de no ficción, sino que también reveló las sombras de un hombre cuyo talento y tormento fueron inseparables.

 

A sangre fría
Truman Capote

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