Dmitri Myachin: “La música me ayuda a expresar lo que no puedo decir con palabras”
Edición Impresa | 15 de Octubre de 2024 | 02:28

El Ciclo de Pianistas organizado por la Fundación Teatro Argentino continuará hoy en la Sala Astor Piazzolla con la presentación, con entrada gratuita, del pianista y compositor ruso Dmitry Myachin, que, cuenta, está enamorado de Argentina.
“Estuve en más de 30 países: Argentina es el número uno. Venir de visita es lo mejor que me ha pasado en mi camino”, dice, en diálogo con EL DIA, Myachin, egresado del mítico Conservatorio de San Petersburgo, y ganador de importantes certámenes de piano como el Concurso Chopin de San Petersburgo y el Concurso Glinka de Moscú.
Myachin visita por segunda vez el país: “Para nosotros Argentina queda lejísimo, así que tenía una gran intriga”, afirma de su primera visita. La intriga se transformó rápido en admiración: futbolero (“sé mucho más que Messi y Maradona, que Boca y River, del fútbol argentino”, tira quien también fue futbolista profesional de joven), se enamoró “del clima y de la gente. No tiene fin la felicidad que siento en Argentina, tienen una energía muy positiva”.
Myachin aprovechará el viaje para brindar una clase magistral en el Conservatorio Gilardo Gilardi, el 22 de octubre, pero visita al país invitado por la Fundación para este concierto donde interpretará en la primera parte variaciones sobre “Ah!, vous dirai-je, Maman”, de Mozart, los Preludios Op. 32 N° 5, Op. 32 N° 1, Op. 23 N° 4 y Op. 3 N° 2 de Rachmaninoff; el Nocturno, Op. 19 N° 4, de Tchaikovsky y el Estudio Op. 8 N° 12 (“Estudio Patético”) de Alexander Scriabin; en la segunda parte, en tanto, ofrecerá composiciones propias donde “hay historias de la naturaleza, de problemas del corazón y también cuestiones del universo”. En el escenario del Argentino, promete contar las historias detrás de cada composición, ayudado por la intérprete que lo acompaña en su visita a La Plata, Leticia Corral.
Entre esas composiciones de su autoría se encuentra un tango que compuso en su primera visita. Myachin relata la historia: “Cuando llegué a Buenos Aires la primera vez, el hotel estaba muy cerquita del Congreso, y pasé por la Plaza del Congreso. Estaba sentado, cuando vi una pareja bailando tango en ese momento, los dos vestidos muy simples, con ropa de trabajo. De a poquito la gente se fue acercando. Entonces, un señor mayor que estaba mirando invitó a bailar a la chica: empezaron a bailar juntos, hasta que el señor se cansó. Agradeció y se fue. No se conocían ellos: es la primera vez que veo algo así”.
“Esa situación me inspiró a escribir un tango”, cuenta: lo compuso y lo interpretó durante esa misma visita, cuando tocó en la Casa Rusa de Buenos Aires.
Así, para él, funciona la música, que emana de las cosas de la vida: “La vida tiene muchas cosas hermosas”, afirma. Amante de las personas, la naturaleza, la fotografía y el fútbol, “no estoy encerrado en un mosaico: me gusta la vida, toda, no solo la música. La música es una respuesta a lo que veo en la vida. Es lo mejor que hago, como profesional, pero lo primero es la vida: la música me ayuda a expresar lo que no puedo decir con palabras. Si me encerraran en una habitación, con un piano, sin contacto con el exterior, no podría tocar más el piano. No hay vida, no hay música”.
“Rusia es una nación joven, nuestro corazón está abierto a escuchar otro tipo de escuelas: la música rusa es un compendio de esas músicas, así nació la escuela rusa”
Myachin invita a los platenses a escuchar esta noche la escuela rusa. Consultado sobre esa gran tradición musical rusa, sobre las razones de su grandeza en la historia del arte y las particularidades de la escuela, el pianista busca los motivos y señala: “Uno de los motivos es que los rusos estudiamos todo: mucha música nuestra viene de Europa, de Asia, también de Latinoamérica. Rusia es una nación joven, nuestro corazón está abierto a escuchar otro tipo de escuelas: la música rusa es un compendio de esas músicas, así nació la escuela rusa”.
Entonces, dice, “primero escuchamos, luego elaboramos y le ponemos nuestra propia impronta: Rachmaninov hizo música impresionista que venía de Francia, Bortniansky hizo música similar a Mozart, Glinka reinterpreta a la música italiana…” Esa reinterpretación, a la vez, refleja la extensión y diversidad rusa: “Rusia es muy grande, el corazón se puede expandir de muchas maneras: eso nos hace crear frases musicales más extensas, con grandes acordes, grandes armonías, en cambio las frases en Europa son más pequeñas”.
Y, agrega para cerrar, “creo que todos los países tienen momentos mejores y peores, y los compositores rusos reaccionaban a lo que sucedía en el país. Rusia tiene una historia difícil, con guerras, revoluciones, y los compositores escribieron sobre eso. Por eso, mucha música rusa está compuesta en la tonalidad menor”.
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