En un choque con polémicas, el Lobo volvió a estar errático
Edición Impresa | 29 de Octubre de 2024 | 03:42

A Gimnasia se le escapó un partido increíble, para alejarse de los puestos de Copa Sudamericana. Más allá que comenzó perdiendo y lo dio vuelta, se terminó quedando con las manos vacías por errores propios. Y para colmo, con jugadas polémicas.
Sin dudas, el Lobo mostró dos caras, ya que en ofensiva generó chances y convirtió dos tantos; pero en defensa, fue un caos y tampoco encontró seguridad en su arquero, Marcos Ledesma.
El Kily González dio el volantazo y cambió medio equipo, para dar vuelta la historia y llevarse tres puntos de oro ante el equipo de Méndez.
Más allá de lo futbolístico y de la remontada del Tatengue, el segundo y el tercer gol estuvieron bajo la lupa: en primer lugar, todo Gimnasia reclamó un offside de Corvalán en la jugada previa al tanto. Sin embargo y pese a ser revisado por el VAR, la terna arbitral encabezada por Fernando Espinoza determinó que cuando el defensor fue a buscar la pelota, había comenzado otra jugada por estar detrás de la línea de la pelota, en el pase de Gamba.
Y en el tercer gol, el Lobo reclamó offside Domina, luego del remate de Joaquín Mosqueira que se terminó desviando en el delantero. Sin embargo y luego de ser analizada la jugada por la tecnología, todo fue lícito.
Más allá de las protestas, el Lobo nuevamente mostró una imagen irregular, que terminó con la reprobación de los hinchas. Sigue sin encontrar la solidez de fechas atrás y se empieza a alejar del objetivo de clasificar a la Copa Sudamericana, ya que quedó a nueve puntos.
Para colmo y desde que llegó Marcelo Méndez al banco de suplentes del Lobo, fue la primera vez que dio vuelta un resultado. A Gimnasia es un factor que le costó mucho en el último tiempo y esta vez lo logró, al reponerse de la desventaja inicial y ponerse 2-1 en el comienzo del complemento. Sin embargo, no supo como cerrar el partido y terminó quedándose sin nada, en el final del encuentro. Se le viene otra final como Huracán al Lobo, en el Tomás Adolfo Ducó. Sin dudas, una prueba de fuego para un equipo que no levanta.
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